Visto para sentencia el juicio contra una mujer y dos hombres que se enfrentan a penas de nueve meses de cárcel y multas que suman más de 81.000 euros por los delitos de estafa en grado de tentativa y simulación del delito.

La simulación del delito viene dada por el hecho de que los juzgados, según el relato de la hechos, simularon el robo de la embarcación propiedad de la mujer acusada. La estafa era el siguiente paso, ya que el plan era hundir el velero para cobrar una indemnización del seguro.

Los hechos se remontan a abril de 2009 y el juicio se celebró ayer en la sala de lo Penal número 1 de Ibiza.

La acusación y el Ministerio Fiscal redujo su petición inicial para uno de los acusados, E.S.C., quien según el relato de los hechos fue el hombre contratado para llevar a cabo el presunto robo y posterior hundimiento. Fiscalía y acusación mantienen para él la multa de 4.380 euros pero reducen la petición de cárcel a tan sólo un mes por la atenuante cualificada de confesión de los hechos.

Plan frustrado

Según el relato de los hechos, J.V.G., hombre de confianza y cuidador de las propiedades de W.J.K., dueña del barco Najade, encargó a E.S., «que se deshiciera o hiciese desaparecer el velero valorado en 300.000 euros». El 4 de abril, E.S., sacó el barco y navegó hasta La Vila Joiosa (Alicante), puerto donde realizó numerosos cambios a la embarcación.

Paralelamente, la dueña había denunciado su sustracción a la compañía aseguradora. Para hacerlo más verosímil, E.S., hundió la radio-baliza en aguas de Formentera, simulando el hundimiento.

Dos semanas después, el 20 de abril, un navegante alemán alertó de la presencia del barco en Cala de Fornells (Menorca) y el vecino de Ibiza, E.S., fue detenido por la Guardia Civil.

LA NOTA

El velero fue localizado por un buscador de barcos robados

La compañía aseguradora encargó la búsqueda a un localizador de barcos robados, un marino que meses después desapareció en una tempestad en alta mar.

Las investigaciones de la Guardia Civil apuntan que E.S., tenía que simular la sustracción y hundimiento de la embarcación, un trabajo por el que le habrían prometido 30.000 euros. En el momento del pago sólo recibió 20.000 euros y los planes iniciales sufrieron un giro radical y se quedó con el barco.