Samuel Pérez (Badajoz, 1989), futbolista que milita hoy en día de la UD Ibiza, líder de la Regional pitiusa, es un apasionado del mundo del deporte y de la actividad física. Por esa razón quiso dedicarse profesionalmente a ser socorrista, una actividad laboral que le mantiene en forma y en constante alerta, listo para prestar su ayuda inmediatamente a las personas que necesitan su auxilio.

No es de extrañar, por lo tanto, que, movido por su profundo respeto y por su solidaridad hacia el prójimo en situación de riesgo y desamparo, no se lo pensara dos veces hace poco más de un año para colgarse el petate, dejar aparcado el fútbol con el Terrasa, su equipo de entonces, y marcharse durante dos semanas rumbo a la isla de Lesbos como voluntario de la ONG Proactiva Open Arms con el objetivo de ayudar a los refugiados sirios que trataban de alcanzar las costas europeas huyendo de la guerra que asola el país.

«Como trabajaba en Ibiza como socorrista en las playas en las temporadas de verano, en enero del 2016 decidí que tenía que hacer algo para ayudar a las personas en ese terrible drama. Cuando salieron las imágenes del pequeño Aylan, el bebé sirio que falleció ahogado en una playa turca, supe que no podía quedarme en casa y que haría lo posible por ayudar a los refugiados que estaban tratando de cruzar a Europa», aseguró el futbolista de la UD Ibiza.

Al hablar de su experiencia como voluntario de la ONG ayudando en tierra y rescatando a personas en el mar, Samuel Pérez señaló que «lo que más impactó al llegar a Lesbos fue la situación tan crítica de los refugiados, personas como tú o como yo, de clase media y trabajadores que lo habían abandonado todo para salvar sus vidas. No me esperaba las condiciones tan horribles en las que llegaban, con los botes llenos, con niños empapados de agua, con hipotermia, sin comida y sin entender nada de lo que les estaba pasando. Sus muestras de gratitud hacia nosotros es algo muy difícil de olvidar».

Conmovido por todo lo vivido, Samuel Pérez asegura que su objetivo inmediato es acudir próximamente a Libia, el punto más caliente en la nueva ruta de los refugiados hasta Europa.

«En Libia las cosas están ahora mismo peor incluso de lo que estaban en Lesbos. Desde allí tratan de pasar aún más personas con barcos viejos que dan miedo, sobrecargados, sin combustible ni alimentos, a pesar de que deben cruzar cientos de millas en mitad del Mediterráneo», afirmó Samuel.