Juan Tur Viñas (1950) viene de una estirpe de farmacéuticos de Ibiza. «Llevo 40 años y anteriormente estuvo mi padre y mi abuelo. Esta farmacia lleva más de cien años», relata. El negocio centenario cuenta con el laboratorio en el que elabora fórmulas magistrales y la metadona que también suministra a otras farmacias. «Soy un simple boticario», confiesa del trabajo que ama y ha inculcado a su hija Amanda, su sucesora. Desde hace años, además, está embarcado en un proyecto de un centro hospitalario privado en Jesús del que explica cómo se encuentra.

—¿Cómo se encuentra el proyecto del hospital privado?

—Ahora está en fase de exposición pública. Ha pasado todos los filtros que tenía que pasar por parte del Govern, la Conselleria de Medi Ambient, el Consell y el ayuntamiento de Santa Eulària. Posteriormente si lo cree conveniente el Ayuntamiento se le concederá la licencia de actividad.

—¿Para empezar a construir?

—Sí.

—Pero ha habido una alegación.

—Sí, igualmente ha habido una sola alegación en los diferentes fases de la tramitación del proyecto hasta ahora. Siempre hemos tenido una alegación.

—¿Cree que hay mercado en Ibiza para un segundo hospital privado?

—Sí, por supuesto hay mercado de sobra.

—Imagino que este proyecto le ha supuesto quebraderos de cabeza.

—No muchos, pero lo llevo bien. Sabía que no era fácil pero se podía llegar.

—¿Mantiene la idea inicial de 45 camas de hospital y 97 de residencia?

—Hay aproximadamente unas 70 camas de hospital, 94 de residencia y seis de Cuidados Intensivos, lo que suma unas 170 camas. De esas 170 camas, si eliminas el espacio de residencia y de aparcamiento, nos quedan unos 25.000 metros de construcción. Si el estándar por cama llega a ser entre 100 y 120 metros cuadrados, nos vamos a que se necesitarían 19.000 metros y sobrarían 6.000 que los tenemos en reserva. Además, si salen algunos de los proyectos sanitarios que llevamos en marcha quedarían sensiblemente reducidos. Creemos que es un hospital adecuado y está integrado en la fisonomía del terreno, en el paisaje. Desde mi casa, que está en la zona de arriba, veo una sola planta. Este proyecto no existiría si no fuera porque la sociedad ibicenca lo demanda y no hubiéramos llegado hasta aquí si no fuera por ellos. Ha sido la sociedad ibicenca la que ha hecho posible este proyecto., He sido un mero instrumento para poder llegar. Es un proyecto abierto a toda la sociedad ibicenca, no de Juan Tur Viñas, sino que podrá entrar cualquier persona que resida en Ibiza y se anime a ello. Es un proyecto que ha sido apoyado por todas las instituciones, independientemente del color político, porque todos ven la necesidad de más residencias y probablemente, un hospital nuevo. El hospital va a tener una vertiente social importante y estamos estudiando las forma de desarrollarla.

—¿En qué consiste esa vertiente social?

—Para que determinados servicios, de residencia u hospital, puedan ser asumidos por el grupo si hay gente que no pueda pagarlos.

—¿Cómo plantea este hospital?

—Queremos que el paciente sea el centro de la actividad, al que se puede realizar un diagnóstico en el menor tiempo y con las menores pruebas posibles. Estará enfocado a todo tipo de pacientes.

—¿A cuánta gente se puede atender?

—La competencia dijo que atendía a mil pacientes diarios. No aspiramos a estas cantidades, somos más sensatos y creemos que la asistencia por parte de pacientes será menor.

—Es la cara visible del grupo pero detrás hay un grupo de inversores, como Marc Rahola Matutes.

—Marc Rahola está junto a un grupo de inversores que ha invertido una cantidad pequeña. Gracias a Marc Rahola, sobrino de Abel Matutes, hemos podido resolver muchos problemas. Tiene una gran capacidad de trabajo y de resolución. Le estoy muy agradecido. Existen grupos importantes muy interesados en el proyecto. Diría que las conversaciones están muy avanzadas y serían los que realizarían la inversión más importante.

—¿A cuánto asciende la inversión de este proyecto?

—Aproximadamente unos 30 millones de euros a los que hay que sumar la parte de equipamientos. Estamos hablando de 37 y 39 millones de euros.

—Eso es mucho dinero ¿Sale de su bolsillo?

—No, no, de mi bolsillo ha salido mucho dinero pero sale de inversores ibicencos y de grandes empresas sanitarias. He tenido reacciones muy positivas a este proyecto.

—¿Qué papel tiene Iniciativas Médicas?

—Es una sociedad que se creó para pilotar este proyecto y que actualmente, además de la propiedad de los terrenos, tiene una serie de sociedades, como una clínica en la calle Aragón en la que trabajan una treintena de médicos y también tenemos otras sociedades de prevención y de vigilancia a la salud. Todo esto era de mi propiedad pero lo pasé en su día a Iniciativas Médicas de Ibiza y Formentera. El hospital va a ser un proyecto de la sociedad ibicenca y quiero integrar en él a 500 o a 1.000 personas, las que lo quieran.

—¿Cómo se va a integrar?

—Quiero integrarla con la compra de participaciones, como lo han hecho algunos, y quedarían integrados en la sociedad sanitaria, como en cualquier otra sociedad. Podría realizar el proyecto sin estos socios locales, pero creo que es importante el apoyo de la sociedad ibicenca.

—¿Ha influido el boom turístico para llevar a cabo este proyecto?

—Quizás ahora será mejor, pero no ha sido un factor determinante.

—¿Cuál fue el factor determinante?

—Ví que existía un hueco en la sanidad privada ibicenca y si lo queríamos ocupar teníamos que dar un paso y ese paso lo dimos hace muchos años pasando todos los trámites administrativos y aquí estamos.

—¿No teme que el proyecto despierte los recelos de su futura competencia privada?

—Puede ser que sí, pero no me importa. Creo que todos los monopolios tienen los pies de barro.

—En 2010 dijo que se esperaba que este proyecto estuviera para 2013. ¿Por qué se ha ido retrasando?

—Hubo un contencioso y esperamos a que se resolviera, que fue favorablemente, y tardó cuatro o cinco años.

—¿Y ese Contencioso? ¿Están en contra del proyecto?

—Sí, hay una persona que estaba en contra del proyecto, pero prefiero pasarlo por alto porque no tiene la mayor importancia.

—Y ahora resurge.

—Nunca ha estado parado. No hemos hecho publicidad y nunca hemos hecho alarde de ello.

—En las previsiones iniciales figuraba radioterapia y helipuerto.

—La radioterapia la eliminamos al instalarse en Can Misses y lo del helipuerto se ha dejado de momento. Existirá la plataforma y luego se podrá solicitar en cualquier momento el permiso. He hecho reuniones con las asociación de vecinos de Jesús y ha tenido muy buena acogida el proyecto. Hubo una asamblea en la que expliqué el proyecto y me dijeron que estaban de acuerdo.

—¿Piensan mantener contactos con Can Misses?

—Estamos dispuestos a entablar relaciones y las habrá con toda seguridad con el Govern balear y la Conselleria de Salut.

—¿Qué cartera de servicios se contempla?

—Será muy amplia para que pueda dar un buen servicio a la ciudadanía.

—¿No quiere desvelarlos por la competencia?

—Vamos a dejarlos ahí.

—¿Para cuándo estaría previsto?

—Si los técnicos municipales nos dan el visto bueno calculo que dentro de tres años, como mucho.

—¿Es la sanidad un negocio lucrativo?

—No es un negocio excesivamente lucrativo pero sí lo suficiente como para querer invertir en ello. No creo que podamos comprarnos ni yates ni coches de lujo con los beneficios que se obtengan, pero sí dar un buen servicio y obtener unos intereses algo superiores a los que te puede dar un banco.

EL APUNTE

«Cuidamos mucho el impacto medio ambiental»

El proyecto ocupa 10.000 metros cuadrados, de los 50.000 que tiene la finca de Cas Doctor Martí, propiedad suya y de su hermana. Contará con un sótano, un semisótano en el que el 60% está soterrado. Cuenta con una planta baja y un primer piso.

«Hemos cuidado mucho el impacto medioambiental», dice. El proyecto básico fue realizado por el arquitecto Pere Nicolau de Palma, que ha hecho varias centros, uno de ellos la Clinica Palmaplanas. El proyecto se realizará en fases y se calcula que de trabajo a unas 200 personas.