Minutos después de las 5 de la madrugada, el pequeño Álex recibía el alta y abandonaba el hospital Can Misses. Ocho horas antes el menor de 12 años salía prácticamente ileso de una experiencia imposible de olvidar para él, su familia, y sus rescatadores. «Todavía no me creo lo que ocurrió. Daniel vino sin aliento para avisarnos de lo que había ocurrido y al llegar a la altura del pozo pasé momentos muy malos. Estaba muy nerviosa porque aunque hablábamos con Álex, lo veía lejos y con el agua cubriéndole. Pasamos unos minutos muy malos», relataba ayer al PERIODICO de IBIZA Y FORMENTERA Fina Riera, madre del niño de 12 años que la noche del viernes se cayó al interior de un pozo en Santa Eulària. «Es increíble. Fue una caída de unos 15 metros pero sólo tiene unas pocas magulladuras» causadas por los trozos de uralita que tapaban el pozo y que se rompió en trozos al paso del pequeño por el lugar. 24 horas después del accidente, Álex, el pequeño de tres hermanos, se recupera en su casa. Su madre quiso transmitir el agradecimiento de su hijo y de toda la familia a todos los que hicieron posible que este «enorme susto» tuviese un final feliz. Gracias a los bomberos, policías, médicos, vecinos y a Dani, el amigo de Álex que fue quien dio la voz de alerta. Minutos después del aviso llegaba una dotación de cinco bomberos que fueron los encargados de poner un broche feliz a la historia de esta accidentada tarde de paseo en Santa Eulària.

Noticias relacionadas

«Cuando llegamos y observamos la profundidad del pozo pensamos: este pequeño ha vuelto a nacer. Fue una caída limpia y abajo había el agua necesaria para amortiguar el impacto sin causarle daños», recordaba el cabo del Grupo de Rescate Vertical (GRV) de los bomberos, José Antonio López, el «particular» rescatador de Álex, quien se aferró a la vida cogiéndose a una grieta en la pared. La operación rescate llevó algo más de 15 minutos. La tensión inicial por los síntomas de hipotermia del menor dio paso a algo parecido a una clase o práctica de rápel. «Tienes que hacer como si caminases por la pared. Los pies para andar y las manos para separar» indicaba el cabo López al pequeño Álex, al tiempo que evolucionaba el izado con las indicaciones a sus compañeros: «Tracción, suave, stop. Tenemos aquí un alpinista en potencia. Por eso ha aguantado como un campeón», transmitía el rescatador al equipo de bomberos instantes antes de que Álex volviese a cruzar la boca del pozo y ver, ahora sí, las estrellas.