A las 10.00 horas comenzaba en la iglesia de Santo Domingo de Dalt Vila, presidida por el obispo de Ibiza Vicente Juan Segura, la tradicional bendición de palmas del Domingo de Ramos. Una cita en la que cada año se encuentran multitud de fieles que acuden portando palmas y ramitas de olivo para recordar así la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén cuando fue recibido por sus discípulos y la población con palmas y ramos de olivo. Un acto que, por tanto, inicia los actos conmemorativos de la Semana Santa.

Tras la bendición, tuvo lugar una procesión por las calles de Dalt Vila hasta la S.I. Catedral donde el obispo ofició la misa. «El de este año ha sido un encuentro muy bonito en la iglesia de Santo Domingo y al que han acudido muchos fieles con sus palmas», valoró Maique Caneiro en la iglesia a la vez que explicó el motivo por el que se organizaban de este modo los actos entre la iglesia de Santo Domingo y la Catedral. «Es porque ésta es la parroquia de Ibiza, es la de San Pedro, que es la parroquia de Ibiza, de aquí de Dalt Vila, e Iglesia de Santo Domingo».

Una bonita y sencilla procesión que protagonizaron los fieles que hasta allí acudieron y que discurrió con solemnidad por las calles de Dalt Vila. Una marcha que encabezó el obispo de Ibiza, Vicente Juan Segura, que fue el portador de la palma más bonita de todas, más elaborada y por todo ello más llamativa y que lucía especialmente bien con los colores de la indumentaria del prelado.

Y del mismo modo tuvieron que opinar los turistas que ayer se encontraban descubriendo Dalt Vila, que fueron muchísimos, pues decidieron inmortalizar y llevarse de recuerdo, además de a las murallas, a esta colorida estampa que dejaron los actos religiosos del Domingo de Ramos por las cuestas del lugar.

A Juan Segura y su secretario le siguió la Agrupación Musical Santo Cristo Yacente poniéndole la música a la marcha ya que la cofradía del Santo Cristo Yacente, junto con Nuestra Señora de los Dolores, fueron las encargadas de la organización de estos actos de ayer en Dalt Vila. Espacio después para los fieles en la procesión.