Este enclave en la zona de Cala Salada nunca deja de sorprender con sus magníficas puestas de sol siendo uno de los paisajes más destacados de la costa ibicenca. Este paraje a 4 kilómetros de Sant Antoni, de unos 150 metros de longitud, donde predomina la roca lisa es un punto cada vez más frecuentado por turistas y residentes debido a la calma y la belleza del paisaje.