«En el año 2000 éramos entre 40 y 45 trabajadores, siendo más pequeño el aeropuerto. Y en 2002 Cespa hizo fijas o fijas discontinuas a muchas de nosotras. Éramos como una familia y se trabajaba muy bien».

Antonia Jiménez, de 63 años, y su hija Mónica Moreno, de 40, recuerdan con anhelo los años en los que el aeropuerto de Ibiza cuidaba con mimo el servicio de limpieza de la terminal, una labor primordial para el buen funcionamiento y la imagen de las instalaciones de es Codolar que ha quedado patente durante los siete días de huelga por impagos protagonizada por las heroínas de la extinta subcontrata KLE.

Como ellas, la mayoría de los empleados fijos que quedan en plantilla acumulan más de 15 años de servicio, y las trabajadoras consultadas coinciden en señalar que las condiciones laborales han ido empeorando «contrata tras contrata». Antonia es la más veterana del grupo. Trabaja desde los 20 años en el aeropuerto y se conoce al dedillo cada rincón de la terminal. Es posiblemente la voz más autorizada para hablar de los recursos humanos y materiales que precisa el aeródromo ibicenco. «Teníamos que ser 45 para que esto funcionara como toca», sostiene.

Actualmente son 18 empleados estabilizados, que serán subrogados en los próximos días por la nueva subcontrata de Aena, la empresa Ingesan. «Decían que éramos casi 30 porque se agarraban al cuadrante de meses anteriores. Todos los que no eran fijos se han ido, por lo menos ocho. Algunos no duraron ni dos días al ver el trabajo que era y que no cobrábamos», puntualiza Marilina Costa, la portavoz ibicenca de este colectivo de guerreras.

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A las trabajadoras les han asegurado que el gestor aeroportuario ha ampliado el presupuesto para que se contrate a más personal «porque con lo que hay ahora no damos abasto», replica la malagueña Antonia, quien recuerda que siguen pendientes de percibir las cuatro nóminas que adeuda KLE. Las dos primeras deberían cobrarlas en cuestión de días, según se acordó.

Su compañera Carmen Rodríguez, que lleva desde el año 2000 en el servicio, afirma que «nunca» habían tenido problemas de impagos. «Yo creo que subcontratar servicios va en perjuicio de los trabajadores. Siempre tiran a la baja y siempre hemos tenido muchos problemas de personal; con cada empresa que entraba, menos personal», explica.

Las trabajadoras quisieron puntualizar que sus reivindicaciones eran «legítimas» y que no se referían a un aumento salarial –perciben unos 850 euros mensuales de media–. «Cuando yo entré, en el año 2000, éramos muchas más y eso que el aeropuerto era más pequeño. A lo mejor en la zona de embarque éramos cuatro y ahora con suerte somos dos. Hoy estaba yo sola», comenta Carmen, quien de pronto cae en la cuenta de que entre las demandas de la huelga también podían «haber metido la patita de la falta de personal».

«Simplemente queremos lo nuestro, lo que hemos sudado», añade Antonia, que a sus 63 años no pierde la sonrisa tras una larga y tediosa jornada laboral. «Hoy he entrado a las 6,30 de la mañana y mira a qué hora me estoy yendo [las tres de la tarde] cuando tenía que haber salido a las 14,20 horas», explica, antes de pronunciar la frase que resume la vida laboral de las ‘heroínas’ del aeropuerto: «He echado media hora más de regalo para tener limpio esto porque no nos gusta verlo así. Ya viste ayer la paliza que nos dimos –en referencia al día que desconvocaron la huelga–. Está más limpio que la patena».