Imagen del lavadero y del edificio donde vive Giménez.

«Mi ventana está a solo tres metros del lavadero y no puedo tenerla abierta en pleno verano porque nos entra agua y los ruidos son constantes». Es el testimonio de Rafael Giménez, un vecino que vive en un edificio del barrio de Ca n’Escandell de Vila y que padece durante 10-12 horas diarias en temporada turística las molestias que conlleva la actividad de un lavadero que se dedica a limpiar coches de alquiler de un ‘rent a car’ y que, según señala el vecino, «no tiene licencia para desarrollar esta actividad».

Giménez explica que la Policía Local de Vila suspendió hace unas semanas la licencia de actividad aunque, días después, los dueños del lavadero incumplieron la orden y volvieron a abrir el negocio. El Ayuntamiento de Eivissa confirmó ayer que se ha abierto el expediente de clausura pero que, hasta que el departamento de actividad no finalice el expediente, «no se puede hacer nada», como señala resignado el vecino del edificio a pesar de que, según señalan sus abogados, «esta actividad se tiene que hacer en un polígono industrial y está prohibido hacerla en una zona residencial». Otra vecina del edificio confirmó también que hace dos días acudió al lugar una inspección de trabajo pero no pudieron abrir ningún expediente porque, al parecer, no había nadie en el lavadero.

En el caso de Giménez, los enfrentamientos con los responsables del lavadero, de nacionalidad italiana, han aumentado desde que abrieron el negocio en el año 2015 y, como constatan los partes médicos que muestra, le han ocasionado un cuadro de ansiedad. Además, el pasado mes de abril denunció a los dueños del lavadero ante la Policía Local por presuntas amenazas y el juicio se celebrará el próximo 28 de junio. «Nos dicen de forma muy agresiva que vamos a tener muchos problemas», afirma Giménez, quien añade que este año la situación se ha agravado todavía más porque su mujer está embarazada de siete meses.

Según cuenta, muchas veces traen al solar vehículos de gran cilindrada como Ferraris que hacen todavía más ruido que los vehículos normales. «Empiezan a acelerar y tiemblan todas las ventanas», relata.

Este vecino explica además que los responsables del lavadero utilizan mangueras a presión y aspiradores en un lugar «que no está habilitado para ello» y donde incluso «pasan cables de luz en medio de charcos de agua».