Varios grupos integrados por al menos una docena de taxistas piratas continúan, un año más, captando clientes dentro de la terminal del aeropuerto de Ibiza con absoluta sensación de impunidad.

La mayoría de ellos, de Europa del Este, pertenecen a grupos coordinados que burlan la exigua presencia policial para abordar a los viajeros en la zona de llegadas y conducirlos por el parquin hasta sus vehículos. Allí negocian el precio por el trayecto, que en algunos casos alcanza los 100 euros, según algunos testigos, y una vez cerrado el acuerdo emprenden una conducción no exenta de riesgos para los ingenuos turistas.

Algunos utilizan coches particulares y otros, de alquiler, una práctica que pretende eliminar el Ayuntamiento de Sant Josep en colaboración con los ‘rent a car’ y la Guardia Civil. Desde el Consistorio ‘josepí’ también se ha solicitado ayuda tanto a la dirección del aeropuerto como a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para acabar con esta práctica ilegal, que no ha dejado de crecer en los últimos años gracias al turismo de masas y a la falta de contundencia a nivel disciplinario para poder ser erradicada.

Un equipo de Periódico de Ibiza ha comprobado estos días la permisividad existente en el aeropuerto respecto a este grupo de transportistas ilegales. Hasta las 12,30 del medio día, una patrulla de la Policía Local mantenía despejada de piratas la zona exterior de llegadas del aeródromo de es Codolar. Sin embargo, y para nuestra sorpresa, la presencia policial desapareció durante al menos la hora y media siguiente, que coincidía precisamente con la llegada de hasta cinco vuelos ‘calientes’, aquellos procedentes del Reino Unido y el norte de Europa. Una golosina para esta banda de conductores pirata, que responde a diversas nacionalidades, destacando la rumana.

El grupo organizado parece conocer los turnos de los agentes municipales, con quienes juegan al gato y al ratón. Y es que un minuto después de la marcha de éstos emergieron como setas los piratas, tomando posiciones en el interior de la terminal con excesiva tolerancia y descaro. Unos se sitúan en la misma puerta de llegadas, como si de familiares o turoperadores se trataran, mientras otros aguardan a unos metros de la salida principal de la terminal.

Hablan entre ellos mientras esperan fundamentalmente la llegada de grupos de jóvenes británicos. Con solo pronunciar la palabra ‘taxi’, con cierto disimulo, ofrecen sus servicios. Inexplicablemente muchos turistas pican, sin esperar si quiera a abandonar la estación, donde aguardan decenas de taxis legales. Y eso que AENA ha colocado carteles en la zona de recogida de maletas alertando de la presencia de taxis ilegales. También por la megafonía, y como novedad, se advierte a los visitantes de que no acepten el servicio ilegal de taxis, pero al menos durante el desarrollo del reportaje dicho anuncio tan solo se pronunció en idioma castellano.

En es Codolar, la mayoría de trabajadores de la terminal conoce el modus operandi del grupo de ‘la Rumana’, pero ni siquiera la presencia de agentes de la Guardia Civil de aduanas logra disuadirlos. Al ser preguntado –tras observar a escasos metros la presencia de esta banda organizada–, la respuesta de un agente del instituto armado fue que pertenecía al departamento de «fiscal» y que no tenían competencias contra el intrusismo en el transporte dentro de la propia terminal.

Descarados e insolventes

«Entre ellos se comunican, yo creo que tienen un grupo de Whatsapp. Son entre 10 o 12 y normalmente aprovechan cuando viene mucha gente y hay descontrol para captar clientes», explica el conductores de un servicio reglado de transporte de viajeros, que sostiene que los piratas «meten auténticos sablazos» a los turistas. Nunca menos de 30 euros.

En solo unos minutos, el equipo de Periódico de Ibiza observó cómo cinco piratas conseguían captar distintos grupos de turistas en la misma zona de llegadas; los conducían a los cajeros automáticos del aparcamiento para validar el ticket y, de ahí, a sus vehículos, en la parte más alejada del parquin del aeropuerto. Cinco capturas en apenas un cuarto de hora. A la luz de todo el mundo y con las pruebas necesarias para poder ser interceptados. Sin embargo, en una de las franjas horarias con mayor movimiento en la terminal no había presencia policial.

«Yo creo que este año hay más [piratas] que el anterior. Porque al ser gente de fuera, igual les ponen la multa y ni les llega. Se declaran insolventes y no sirve de nada; tampoco pueden embargarles nada», lamentaba uno de los trabajadores de una flota de autocares vacacionales. Otro compañero aseguró que recientemente una chica grabó en su teléfono móvil la actuación de un taxista pirata dentro de la terminal. «Antes de subirlo a Facebook le dijo a la Policía que si ellos no podían hacer nada, y le respondieron que son trámites judiciales muy largos y que no merece la pena denunciarlos», argumentó.

Las autoridades competentes lamentan la falta de herramientas para acabar con esta práctica ilegal, puesto que se considera una infracción administrativa que conduce a la inmovilización del vehículo y a sanciones económicas que van desde los 6.000 a los 12.000 euros. Debió resultarle rentable a este grupo organizado de piratas, pues mantienen muy activa su presencia en los principales puntos ‘calientes’ de la isla.

LA NOTA

Solo 9 ilegales cazados en 2016 con el plan de choque

Desde el año pasado, el Govern balear colabora con el Consell d’Eivissa en un plan de choque contra el intrusismo en el sector. En 2016 la operación se saldó con la inspección de 650 vehículos, la inmovilización de 32 y la apertura de 61 expedientes, con la imposición de sanciones por un valor de 250.000 euros.

De los 61 expedientes, 26 se correspondieron con casos de alquiler de vehículos con conductor sin el título correspondiente para ello, mientras que sólo se cazaron nueve taxis pirata, para decepción de las asociaciones de taxistas de Ibiza.