El pasado sábado se realizó la limpieza del río y de las rocas situadas en los alrededores.

La hipótesis más probable que se baraja en estos momentos sobre el origen de la contaminación del río de Santa Eulària que obligó a acordonar la zona el pasado viernes apunta hacia el afloramiento de ‘cianobacterias’, unos organismos presentes de forma habitual en zonas de aguas estancadas y que comúnmente se conocen como microalgas.

La concejala de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Santa Eulària, Antonia Picó, señaló que este tipo de bacterias se multiplican cuando se produce una combinación de factores que hace que estos organismos, presentes naturalmente en muchas zonas de agua, se multipliquen muy rápidamente en situaciones de pocas corrientes, altas temperaturas y elevada humedad. La «tormenta perfecta» que se dio en este caso, tal y como lo definió la concejala, se produjo por la presencia de posidonia muerta, de material arrastrado por el río durante las últimas lluvias y de los restos de la comida que se lanza a los patos del río, que aportarían además los nutrientes necesarios para el crecimiento de estas microalgas.

Según señalaron desde el Ayuntamiento en un comunicado, se trata de una bacteria que solo resulta peligrosa si se consume de forma oral pero que no afecta a las personas a través del aire. En este sentido, Antonia Picó insistió en que el cierre de la rampa por la que se accede al río no se ha realizado por posibles riesgos para la salud de las personas que circulan en las proximidades a causa de los efluvios que podría emanar del río, sino como medida de precaución hacia los niños que dan de comer a los patos y que corrían el riesgo de al agua en caso de resbalarse.

La voz de alarma en el río de Santa Eulària saltó el pasado viernes cuando se detectó que la zona de la desembocadura presentaba un aspecto turbio y de una coloración anormal de tono blanquecino.

Aunque en un primer momento se planteó la posibilidad de que se tratara de un vertido fecal, pronto se descartó. De hecho, el Ayuntamiento ha encargado una revisión de todas las canalizaciones de aguas residuales que hay en las proximidades y no se ha encontrado ninguna fuga o rotura que pudiera haber llegado al río.

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El tiempo transcurrido y la presencia de patos y peces en la zona afectada también consideran poco probable que el origen de la contaminación del río se deba a un vertido de productos químicos, concretamente de fitosanitarios que podrían haber provenido de algún campo próximo al río.

El sábado, una empresa de limpieza con la ayuda de un camión absorbió la mancha contaminante del agua y procedió a limpiar las rocas de los alrededores del río.

LA NOTA

Los análisis descartan la hipótesis de vertidos fecales

Los análisis del agua del río encargados por el Ayuntamiento de Santa Eulària han permitido descartar que la contaminación del río se deba a algún tipo de vertido fecal. Los estudios realizados con las muestras recogidas el pasado viernes han mostrado que «no hay presencia de E.Coli ni materia orgánica por encima de los niveles normales», lo que hubiera indicado un posible vertido de aguas fecales, según señalaron desde el Consistorio en un comunicado.