Antes o después todas las madres han leído el famoso libro ‘Duérmete niño’ o se ha acercado al Método Estivill para acatarlo o ni siquiera intentarlo. El célebre autor de éste y muchas otras obras con la problemática del sueño como protagonista, el Dr. Eduard Estivill, impartió ayer por la tarde en el Palau de Congressos la conferencia ‘Cómo enseñar a dormir a los niños’ en la que explicó al público presente las últimas novedades científicas sobre el trastorno del sueño en los niños que detalló a PERIÓDICO de IBIZA Y FORMENTERA.

—¿Cuáles son estas novedades?
—Cuando hablamos del sueño de los niños tenemos que especificar franja de edad porque no es lo mismo el sueño de un niño de 2 años que el de un niño de 15 años. El primer grupo es el de los niños que van desde los 6 meses hasta los 5 años. Vale la pena recordar que antes de los 6 meses no se considera que un niño tenga problemas de sueño porque duermen de a ‘trocitos’ y esto es normal ya que lo hacen como si estuvieran aún en la barriga de la mamá, esto un tema fisiológico y no patológico. Es a partir de los 6 meses cuando ya empezamos a encontrar distintos problemas de sueño. Sabemos que el 30% de los niños de este primer grupo tiene problemas de sueño. Entre un 10 y un 20% de este 30% no duerme bien por causas médicas que generalmente son los pediatras los que deben hacer un diagnóstico para curar esas enfermedades y así curar el síntoma que es el mal dormir. El otro 80% de este 30% se ha descubierto que duerme mal por malos hábitos, padecen insomnio infantil por hábitos incorrectos. El sueño es una necesidad del cuerpo pero dormir bien es una cosa que se aprende, es lo mismo que el hambre. El hambre es una necesidad del cuerpo pero a comer bien se aprende, y una cosa que se aprende se llama hábito. Un hábito es algo que hacemos de forma repetitiva hasta que lo hacemos bien, como lavar los dientes con un cepillo. En base a esto la Sociedad Americana del Sueño y la Academia Americana de Pediatría han elaborado unas guías para ayudar a estos niños que no han aprendido a dormir correctamente. Ha quedado demostrado entonces que la única técnica para enseñar a dormir a estos niños es que los papás, porque los niños no tienen ninguna culpa, aprendan a poner unos límites adecuados, que les enseñen a dormir, que repitan una serie de normas y unos horarios siempre iguales. Son los padres los responsables de enseñar a dormir a los niños, si un niño duerme mal la culpa no la tiene el pequeño sino los padres.

—¿Podría darme un ejemplo de esas normas?
—Mantener unos horarios estrictos siempre. Cenar sobre las 20,30 horas e ir a dormir alrededor de las 9 de la noche. Y enseñarle que se duerme solito. Un hábito siempre se hace con unos elementos externos. El hábito de lavarse los dientes se hace con un cepillo. En este caso el niño tiene que aprender a hacer su hábitos con unos chupetes, le pondremos 4 o 5 para que aprenda a encontrarlos cuando está durmiendo, solito en su habitación y en la oscuridad. Esto al principio le cuesta entenderlo un ‘poquitín’ pero se logra a base de repetición. Los papás lo dejan en la cama sin abandonarlo, si el niño llora, al cabo de un minuto vuelven otra vez a estar con él y así sucesivamente hasta que el niño aprende a dormir. Esto es lo que se llama ‘técnicas conductuales de extinción’ que la Academia Americana de Pediatría recomienda para enseñar a dormir a los niños.

—¿Qué tan importante es para los niños y los adultos dormir bien?
—Se ha descubierto que el sueño es la actividad más importante que realizamos a lo largo de la vida. El sueño es un taller de reparación y restauración. Todo lo que gastamos durante el día lo reponemos mientras dormimos y todo lo que aprendemos durante el día lo sintetizamos y memorizamos mientas dormimos. «Lección sabida, lección dormida», mientras dormimos crecemos desde el punto de vista físico, reparamos fuerzas y organizamos nuestro coeficiente intelectual desde el punto de vista psíquico. Por lo tanto, es básico que el niño duerma las horas adecuadas. La hormona del crecimiento se fabrica mientras dormimos, un niño que duerma mal puede ser un niño malhumorado, que se porte mal, con mal rendimiento escolar, que coma peor, incluso que no llegue a la talla que debería por su código genético.

—¿Cuántas horas debería dormir un niño de 1 o 2 años?
—El niño de 3 o 5 años como aprende mucho necesita que «el taller» funcione mucho rato, lo que significa que tendría que dormir como mínimo 11 horas. El adolescente necesita dormir 9 horas. En este grupo las alteraciones son de otra causa de tipo conductual que se han registrado incluso a partir de los 9 años. Los niños se van tarde a dormir porque los padres trabajan hasta tarde, por las series de T. V., por el uso de los móviles... El horario que tenemos resulta fatal para la estructura del cerebro porque vamos ‘cortos de sueño’. Estos niños que ya con 8 o 9 años empiezan a ir ‘cortos de sueño’ y comienzan con fracaso escolar y mal comportamiento. Además, la luz fría que desprenden los dispositivos móviles como tabletas y teléfonos bloquea la producción de melatonina -hormona que favorece la conciliación del sueño por la noche- y retrasa el momento en que nos viene el sueño. Por esto, tanto niños como adultos debemos dejar de utilizar estos productos al menos dos horas antes de acostarnos.

—Un poco complicado con mensajes llegando hasta las mil...
—Hay que fijarse como vivían nuestros abuelos o bisabuelos. Tenían mejores hábitos y dormían mejor que nosotros. Por ejemplo, después de cenar siempre había una tertulia, se hablaba, se jugaba, se comentaban cosas...

—¿Qué diferencias ve entre los padres de ‘antes’ y los de ‘ahora’?
—Creo que los padres de ahora son mejores en el sentido de que se preocupan más, quieren hacerlo mejor. Pero también es cierto que los padres de antes al tener 4 o 5 hijos tenían que aplicar rutinas de una forma casi automática, había un orden. El problemas de los padres de hoy en día es que trabajáis demasiado. La incorporación de la mujer en el mundo laboral os ha enredado. La sociedad os ha enredado porque trabajáis el doble. Aunque el hombre hoy en día intenta ayudar más todavía queda mucha responsabilidad que cae en la mujer, lo que hace que tenga mucho menos tiempo, lo que genera mucha tendencia a la sobreprotección. Por ejemplo, a una mamá con 5 hijos le es mucho más fácil hacer una sola cena porque sino se vuelve loca mientras que una mamá con un solo niño cuando llega a casa lo primero que le pregunta es «¿Qué quieres para cenar?». Entonces es el niño el que dicta las normas, y éste ha sido el gran cambio. Las mujeres se sienten muchos más presionadas y se sienten mucho más culpables, lo que hace que sea muy difícil poner límites.

—Y mucho más cansadas también.
—Vemos cantidad de mamás que tienen graves problemas de agotamiento. Cuando uno está agotado le es mucho más difícil poner límites. Muchas veces nos dicen: «¿Cómo quieres que le ponga límites si lo veo sólo 10 minutos al día y llego muerta?».

—¿Se podría solucionar con diferentes políticas de estado?
—Estamos a favor de todo lo que sería la regulación de horarios, de mantener la compatibilidad entre los horarios escolares y los horarios en casa, un poco como era antes. Es la única manera de poder ayudar a estas mamás.

—¿Cuando un niño no quiere comer o dormir que es lo que no se debe hacer?
—Cuando un niño no quiere comer o no quiere dormir siempre es un problema de actitud de los padres. Si un día no quiere comer tampoco pasa nada, al día siguiente haremos como si no hubiera pasado nada, la mamá no tiene que enfadarse. Lo que no podemos hacer es cambiar los hábitos y las rutinas porque sino el niño es el que manda y somos nosotros los que tenemos que guiar a los niños.

—¿Qué piensa del colecho?
—La Academia Americana de Pediatría ha llegado a la conclusión de que no es adecuado por dos razones. Uno, los padres se convierten en el objeto externo que asocia el niño a su sueño con lo cual después les es mucho más difícil ir a dormir a casa de sus amigos o de los abuelos porque no están los papás. La segunda razón y la más importante es que se ha visto que el síndrome de muerte súbita es más frecuente entre niños que hacen colecho.

—¿A partir de que edad un niño debería estar durmiendo sin interrupciones?
—A partir de los 7 meses un niño puede dormir dormir seguido como mínimo 10 u 11 horas. Esto no significa que no se despierte sino que si se despierta se vuelva a dormir solito.

—Popularmente la gente define su método como «dejar llorar al niño hasta que se duerme» y muchos lo tildan de «cruel» por esto...
—Esto es lo que se puede ver en internet, muchos son los que no se lo han leído ni estudiado. No entro en este tema porque esto sí que son opiniones de «sectas» que hay por internet. Estas opiniones en los congresos médicos no se defienden sino que te dicen que no son traumáticos para los niños, al contrario, es mucho peor el niño que se le deja hacer todo que no al que se le ponen algunas normas, son niños mejor educados, más preparados para el futuro. La vida no es tenerlo todo, la vida es frustración, es fracaso, Hemos de educar al niño en aprender a levantarse delante de cada una de las situaciones que le puedan causar esa sensación de que no se hace lo que él quiere. Es hacerlo mayor desde pequeñito.

—¿No será bastante cruel la vida ya con él como para serlo desde pequeño?
—Es mucho más cruel si no se lo enseñas. Ahora está muy de moda tener al niño en su casa hasta los 4 o 5 años, no van a la escuela hasta ese momento y de golpe lo tienen que escolarizar. Imagínate como será el primer día que llega a esta clase con otros 20 niños maravillosos que aunque no quieran “se meterán con él”... Los psicólogos están advirtiendo que es terrible la cantidad de pacientes como estos que no están educados en que las cosas no se pueden tener todas, niños sin límites. Los niños que no tienen límites después sufren mucho.

—¿Podríamos decir entonces que la falta de sueño puede desencadenar enfermedades o agravarlas?
—Absolutamente. Ya disponemos de mucha información científica para afirmarlo. De noche se restaura nuestro sistema inmunológico, se pone al día el endocrino... Sabemos ya que las personas que duermen mal pueden tener más tendencia a la obesidad, a la diabetes, a problemas cardiovasculares, a la depresión, a la ansiedad. El sueño es tan básico que se considera la función más importante del cerebro humano. Un buen sueño nos permite tener un buen estado de vigilia, más felicidad.

—¿Había estado en Ibiza alguna vez?
—La primera vez que estuve en Ibiza fue en el año 72, era un hippie (risas) que todavía estaba estudiando en la facultad. Hicimos un viaje en moto con 6 o 7 amigos y las parejas y descubrimos esta maravillosa isla. Al llegar en el barco descubrimos otro mundo. Vengo muy a menudo, tengo aquí muchísimos amigos. Mi hobby es cantar y tocar la guitarra y suelo hacerlo con Isidor Marí, fundador de UC.