El psicólogo Pablo Balado y la educadora social Yasmina Delgado en Sa Residència.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el envejecimiento activo como «el proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen». Y añade lo siguiente: «Se aplica tanto a los individuos como a los grupos de población. Permite a las personas realizar su potencial de bienestar físico, social y mental a lo largo de todo su ciclo vital y participar en la sociedad de acuerdo con sus necesidades, deseos y capacidades, mientras que les proporciona protección, seguridad y cuidados adecuados cuando necesitan asistencia».

Mantener un envejecimiento activo a lo largo de todas las etapas de nuestra vida es la forma más adecuada para aquellas personas que deseen vivir ‘despiertos’. Llevar una vida activa se relaciona directamente con la consciencia, tanto de nuestros actos, como de nuestros pensamientos y emociones.

El envejecimiento activo no consiste en dar paseos por la playa, ni practicar tu deporte favorito, ni en hacer cosas por pasar el rato. El envejecimiento activo consiste en intentar lograr que cada uno de nosotros nos convirtamos en agentes y protagonistas de nuestro propio desarrollo. Dependiendo de las motivaciones y aspiraciones de cada cual debemos determinar nuestros objetivos, siendo tratados como sujetos conscientes de lo que hacemos y no como autómatas que realizan las tareas para las que fueron programados. Debemos, también, primar los medios, elegir los métodos, técnicas y herramientas pedagógicas más adecuadas para cada uno. Y por otro lado debemos de ser capaces de evaluar la situación al cabo de un tiempo para ver si nuestras expectativas se ajustan a la realidad, ya que en caso de no ser así habría que reajustar las consignas.

Envejecer es un trabajo para el que nadie nos prepara, pero debemos sufrir o disfrutar a lo largo de nuestro camino. Desde hace años existen estudios longitudinales en los que se llegan a conclusiones como que realizar ejercicio físico ligero o vigoroso a lo largo de la vida reduce el riesgo posterior de demencia al 60%; mientras que las personas sedentarias tenían un 40% más de riesgo de desarrollar demencia al ser comparadas con las que efectuaban ejercicio físico con más frecuencia...

Desde Sa Residéncia, el equipo de animación compuesto por la Educadora Social, Trabajadora Social, Terapeuta Ocupacional y Psicólogo, nos preocupamos de facilitar que los residentes puedan desarrollar un envejecimiento activo de forma personalizada. A través de la realización de distintas entrevistas, de observación de las dinámicas, realización de pruebas psicométricas... nos acercamos a los gustos y preferencias de cada residente para fomentar y colaborar en su desarrollo personal.

En la actualidad cubrimos las necesidades de crecimiento de cada residente con un amplio abanico de actividades entre las que pueden elegir participar. Existen tres grupos simultáneos en los que cada profesional trabaja las áreas que están programadas siguiendo tanto los planes y objetivos previstos para cada grupo, así como los Planes de Atención Individualizada.

Desarrollamos las actividades intentando cubrir el mayor número de necesidades. Así programamos actividades físicas (gerontogimnasia, natación, paseos...), cognitivas (memoria, gnosias, atención, cálculo...), de expresión y comunicación (teatro, grafomotricidad, orientación a la realidad...), de artes plásticas (taller de mandalas, manualidades, decoración...), socioculturales (excursiones sociocomunitarias, cine, visitas de diferentes centros y organizaciones del entorno, cyberviajes, videoconferencias con otros centros...), domésticas ( AVD´s, taller de belleza, huertoterapia...) y espirituales (servicios religiosos semanalmente, rito católico y protestante).