Las ventajas de ser agradecidos

Esta semana me gustaría hablar de un tema que resulta muy necesario para tener una vida más plena.Me refiero a la gratitud, algo a lo que, quizás, no se le da la importancia que se merece, ni, tal vez, seamos conscientes de los grandes beneficios que puede traer a nuestra vida practicarla.

Lo cierto es que la gratitud es una de las actitudes más importantes que podemos adquirir y una de las que más puede cambiar nuestra vida a mejor.

Existe un ejercicio típico de psicología positiva que la investigación ha corroborado una y otra vez que aporta importantes cambios en la actitud y la mentalidad de las personas que lo practican.

Es el siguiente: Cada día, antes de irnos a dormir, demos las gracias por al menos tres cosas que nos hayan sucedido a lo largo de ese día.

No tienen que ser grandes cosas muy importantes, sino más bien cosas pequeñas, sencillas y cotidianas, como por ejemplo, que nos haya dado el sol en la cara, que nos hayan servido un café excelente en el desayuno, que haya sonado nuestra canción favorita, que alguien nos haya dedicado una sonrisa, haber podido compartir un abrazo con alguien querido, ver una puesta de sol impresionante, disfrutar del olor del mar, o del viento en la cara, o de un paisaje muy hermoso, haber podido saborear nuestra comida favorita, el olor de la tierra después de la lluvia, el placer de una ducha después de un día duro, el olor de las sábanas limpias al meternos en la cama…, etc.

Se ha demostrado que, tras unas cuentas semanas practicando este ejercicio, incluso las personas que sufren algún trastorno en su estado de ánimo, se sienten más positivas y más motivadas, y su ánimo mejora notablemente.

Eso es así, porque, aprendemos a ser conscientes de nuestro día a día y a focalizarnos en todo lo de positivo y bonito que tiene, en lugar de estar centrados mayoritariamente en lo negativo, en lo que va mal, o en lo que no nos gusta.

Aprendemos a ver el vaso medio lleno, en lugar de verlo medio vacío.

Aprendemos a valorar las cosas que, aparentemente, no tienen ninguna importancia, pero que, en realidad, son las que hacen que nuestra vida valga la pena, y las que nos aportan la verdadera felicidad.

Aprendemos a saborear cada instante, y a darnos cuenta de su auténtico valor y de todo el placer y bienestar que le aporta a nuestra vida.

Lo cierto es que, si aprendemos a focalizarnos en todo lo de positivo que hay en nuestra vida, que es muchísimo, y aprendemos a agradecerlo en su justa medida, nos sentiremos mucho más positivos, animados, ilusionados y contentos con la vida, porque, nos enfocaremos en lo que tenemos, que es muchísimo, y no en lo que nos falta.

Ser agradecidos también mejorará nuestras relaciones con los demás, sin ninguna duda. Si les agradecemos a los que están a nuestro alrededor todo lo que hacen por nosotros cada día, ellos se sentirán muy bien (¿a quién no le gusta que le agradezcan su trabajo, o lo que hace por otras personas?) y también se sentirán mejor a nuestro lado, más a gusto, más confiados, más tranquilos.

Porque pensémoslo con calma: ¿al lado de quién preferimos estar? ¿Al lado de una persona negativa, que se queja continuamente y que solo ve pegas en todo lo que le sucede? ¿O al lado de alguien positivo y agradecido que se siente bien y en paz con la vida?

Hay una ventaja más muy importante que nos trae la práctica de la gratitud, y es que, al practicarla, aprendemos a focalizarnos en el presente y somos más conscientes de nuestra realidad y de nuestro día a día cotidiano, y eso le suma bienestar y calma a nuestra vida.

Aprendemos a estar centrados y atentos a lo que nos sucede en cada momento, y no escapándonos continuamente a un pasado que ya no existe, o a un futuro que desconocemos.

También nos daremos cuenta de lo que es verdaderamente importante y de lo que no lo es tanto. Quizás, aprendamos que nuestras posesiones y las cosas materiales no son tan importantes, y que lo que de verdad nos aporta bienestar son las cosas pequeñas y sencillas que no se pueden comprar. Y, si miramos atentamente, veremos que esas pequeñas cosas, siempre están presentes en nuestra vida.

En los numerosos estudios que se realizan continuamente para saber cuáles son los países más felices del mundo, llama la atención que los países más ricos del planeta casi nunca aparecen en primer lugar. En cambio, suelen estar delante países cuyas economías no son, en absoluto, de las más desarrolladas. Y el motivo de por qué eso es así, es porque en esos países sus habitantes son agradecidos y sus expectativas no son ambiciosas en extremo.

Y tú, ¿qué tres cosas vas a agradecer hoy?