Imagen de orugas de la procesionaria, una plaga que ha obligado a realizar un tratamiento aéreo en Formentera.

Un helicóptero aplicó durante la jornada de ayer y la del lunes un tratamiento aéreo para minimizar los efectos de la plaga de la procesionaria del pino en las zonas boscosas cercanas al Cap de Barbaria de Formentera.

En total, se trató una superficie de 1.500 hectáreas a doble pasada pulverizando sobre los pinares el agente biológico Bacillus thuringiensis variedad kurstaki, una bacteria que se encuentra de manera natural en el suelo y las plantas. «Este producto es biológico y está formado por unas bacterias que al final lo que hacen es afectar al sistema digestivo de la oruga y consiguen que se deje de alimentar, con lo cual muere y conseguimos que las defoliaciones no se produzcan» confirmó ayer Germinal Belvis, el director de la esta campaña de fumigación.
«Se echan tres litros de caldo por hectárea, dos litros de producto y uno de agua. El helicóptero vuela lo más pegado posible a las copas de los árboles y el producto queda adherido a las hojas del pino, que es el principal alimento de la oruga», añadió.

El tratamiento tiene una permanencia de días sobre las hojas, degradándose por el efecto de los rayos ultravioleta. Además, es inocuo para humanos, abejas o pájaros. El director de la campaña puntualizó que había que tener cuidado solo en cauces, por lo que hay una franja de seguridad con la costa que no se ha tratado. Tampoco se trata a cien metros de cualquier asentamiento apícola o fincas ecológicas.

Con este tratamiento, explicó Belvis, «no se consigue erradicar la presencia de procesionaria, pero sí que se logra reducir muchísimo toda la población que ahora mismo va a nacer, ya que en esta época está eclosionando». No se consigue la eliminación total porque, según explicó, la procesionaria, en su ciclo biológico, se entierra. «Así que no toda está eclosionando, sino que hay una parte de población que no va a emerger. Aunque ahora mismo consiguieras un cien por cien de efectividad y mataras todas las orugas que hay, el año que viene tendrías porqué en el suelo aún quedan y a estas no les afecta el tratamiento», concluyó Belvis.