Imagen del vehículo que irrumpió en carretera al paso de la moto.

«Lo venimos reclamando desde hace años pero, desgraciadamente, los lamentos caen en saco roto. ¿Cuántas muertes debemos llorar para que alguien tome medidas al respecto? Creo que ya hay que decir basta». Así resumía Toni Juan el sentir de muchos vecinos de Sant Carles. Ayer por la mañana las marcas y las mediciones en el asfalto acotaban el punto del último accidente mortal en la EI-200.

Varios vecinos que se acercaron a las inmediaciones de la ferretería Sa Rota insistían en la necesidad de poner medidas en una carretera que pasa por ser uno de los puntos más conflictivos de la isla. «Cuando pasan tragedias como la del jueves pasas unos días muy malos y te piensas mucho pasar por la zona», señalaba otra vecina junto a Can Andreuet, punto donde a principios de año fallecía atropellada otra vecina de la zona.

El Ayuntamiento de Santa Eulària trasladó ayer al Consell d’Eivissa la necesidad de realizar de forma urgente un informe de la carretera y que se adopten las medidas necesarias para poner fin a esta sucesión de accidentes. Según informaron fuentes municipales, el alcalde Vicent Marí le trasladaría personalmente esta cuestión al president del Consell y también se podría formular la petición en el próximo pleno municipal.

Desde el Consistorio hicieron hincapié en que este punto especialmente conflictivo no es el único en la EI-200. Así, recuerdan que pasada la rotonda de ses Mines también se han registrado varios siniestros con resultados mortales.

Vía de 60km/h

Los vecinos y usuarios habituales de esta carretera enumeran una cascada de medidas que podrían ayudar a poner freno a esta sangría en una carretera donde ya hay establecido un límite de velocidad de 60 kilómetros por hora. No obstante, según denuncian los vecinos, «raro es el coche que respeta ese límite», lamentan.

Entre las medidas que reclaman impera la necesidad de instalar iluminación a lo largo de un tramo en el que los peligros se multiplican por la decena de accesos laterales, «salidas con escasa visibilidad porque los márgenes están llenos de maleza», denuncian.

Los vecinos también advierten la necesidad de que se amplíen los arcenes que en muchos tramos de la vía «son inexistentes».

«En verano es una carretera peligrosa por la gran cantidad de coches que circulan por aquí y en invierno no se reducen los riesgos porque se hace de noche más pronto y los coches siguen circulando a altas velocidades», lamenta Sandra.

Algunos vecinos no descartan otras medidas más contundentes como la instalación de un radar fijo en la carretera o en su defecto badenes de reducción de velocidad.

También apuntan la colocación de grandes paneles recordatorios de los límites de velocidad. En este sentido, apuntan que medidas como esta o la instalación de iluminación ya han tenido sus efectos positivos con una reducción de la siniestralidad en puntos de la carretera de Santa Eulària como el tramo de Can Marçà.

«Son ya muchas muertes. Este año ya contamos tres. Es hora de poner soluciones», apostilló Toni Juan Ferrer.

LA NOTA

Tercera víctima en ese tramo

Este tramo localizado en la carretera entre Santa Eulària y Sant Carles ya acumula tres muertes en lo que llevamos de año. La primera víctima registrada este año fue una vecina de Santa Eulària arrollada por un coche mientras caminaba por el arcén. E.T.M., de 68 años de edad, se dirigía a Can Andreuet cuando fue embestida por un turismo la mañana del 3 de febrero. Posteriormente, el 7 de mayo, un vecino de de 77 años fallecía en un choque frontolateral entre dos coches. M.F., viajaba en un turismo junto a dos mujeres que resultaron heridas. A estas víctimas se sumó el joven de 24 años fallecido el jueves.