La presidenta de la Federación de Padres y madres de Alumnos de Ibiza (FAPA), Pepita Costa, ha puesto sobre la mesa un tema preocupante: el consumo de alcohol entre menores. La FAPA ha tomado la iniciativa aunque Costa reconoce que no es su función. «Las familias no somos las responsables de coordinar pero queremos ser los catalizadores de un cambio de estrategias porque lo que se hace no tiene ningún resultado. Somos los damnificados directos. Queremos afrontar el problema porque no queremos hipotecar el futuro de los jóvenes».

—¿Es tan preocupante el consumo de alcohol para convocar una mesa de trabajo?
—Es muy preocupante y es un problema que no va en disminución sino en aumento. De hecho, el Centro de Prevención de Conductas Adictivas (CEPCA) está haciendo encuestas en los institutos y seguramente tendremos los resultados en enero que nos dará unos datos fiables. La percepción de las familias es que no se trata solo del consumo, sino también la forma que ha cambiado drásticamente.

—¿Qué me dice del botellón? Le preocupa?
—Mucho. Siempre ha habido consumo de alcohol en menores. Lo malo es que detectamos que ha cambiado el consumo, ojo no es permisivo y tolerancia cero al alcohol, pero antes era más placentero y esporádico pero ahora es hasta la embriaguez. Es abusivo y puntual, a lo mejor una vez a la semana pero puede acabar en un coma etílico que puede suponer graves problemas para la salud de ese niño.

—¿Ha habido algún detonante para mostrar tanta preocupación por este tema?
—No ha habido un detonante. FAPA Ibiza, dentro de COAPA Balear, trabaja desde hace tiempo en este tema en la plataforma «Familias en red y activas». Hacemos charlas, cursos, talleres y formación a las familias. No es un tema que haya surgido de repente. Llevamos trabajando hace casi cinco años.

—¿Es en esa plataforma donde se ha detectado esa preocupación?
—No, donde hemos detectado que hay mucha preocupación es en el día a día, cuando nuestros hijos llegan al instituto. Cualquiera que tiene ojos lo puede ver y es que hay un consumo de alcohol y, vamos a ser claros, drogas también. El alcohol es el primer paso que muchas veces lleva a al consumo de marihuana y a las pastillitas que valen cuatro duros y, además, la alta accesibilidad que tienen a estos productos. Es un problema que viene de largo y no estamos revertiendo esos efectos aunque cada vez detectamos que hay más concienciación en algunos ayuntamientos. Estamos en vía de solucionar.

—¿Está satisfecha de los resultados de este primer encuentro?
—La verdad es que sí. En este primer encuentro queríamos juntar a las personas que están en contacto directo con esta problemática, como los técnicos de bienestar social, juventud o los policías tutores.

—¿Han surgido más iniciativas además de la encuesta del CEPCA?
—Todos los que estábamos en la mesa conocemos el tema y lo que expusimos es que aunque se llevan cada vez más iniciativas la situación no mejora. Los planes de prevención no tienen los resultados satisfactorios que se pretenden. Uno de los problemas es que son acciones aisladas y no es un plan coordinado entre todos los sectores: ayuntamientos, asociaciones de padres, centros educativos y la policía. Una coordinación de todos para empezar un trabajo de concienciar. Es importantísimo explicar a la sociedad por qué el consumo de alcohol y drogas blandas es grave para la salud de nuestros hijos hoy pero también en el futuro.

—¿Somos más permisivos en Ibiza con el consumo de alcohol y las drogas blandas que en otros lugares?
—No lo creo, pero a lo mejor se promociona en nuestro entorno. Es así, es lo que conlleva nuestra industria turística ¿Cuál es el mensaje? ¿Cómo nos divertimos? Hay grandes pantallas publicitarias de clubes en los que se promocionan bebidas alcohólica y así estamos empapelando nuestra ciudad.

—¿El sector del ocio estaba también en la mesa de diálogo ¿Cómo reaccionó a sus propuestas?
—Bien. Ellos también están comprometidos en trabajar con los demás sectores. El sector del ocio es una actividad económica. No vamos en su contra. Todos tenemos que trabajar de qué manera damos un ocio alternativo a nuestros hijos de calidad. El sector del ocio tiene sus prioridades y lo que tiene que hacer es cumplir normativa.

—¿Cumple la normativa?
—No soy yo quien para decir si lo hace. La ley dice que los menores de 18 años no pueden entrar en salas de fiestas ni discotecas y ellos dijeron que se comprometieron a prohibir la entrada. Tenemos su compromiso, pero no nos equivoquemos: estamos hablando de lo que ven los jóvenes, cómo asocian diversión a alcohol. Es un binomio que tenemos que deshacer y eso va mucho con nuestra cultura mediterránea. No se trata sólo de discotecas sino fiestas de pueblo en las que se promociona el consumo de alcohol. Luchamos contra una industria muy potente que gana mucho dinero: el alcohol y el tabaco. Luchar contra todo eso no es fácil y no se puede hacer de manera individual.

—¿No se tendría que trabajar más en los colegios sobre el riesgo del consumo?
—No puede disociarse un sector de otro. Para ser honestos, los colegios son los que hacen más trabajo de prevención e información hacen a los alumnos. Desde muy pequeños se les da una información clara y concisa de los riesgos del consumo y el alcohol, pero cuando salen del colegio hay una sociedad.

—Usted pidió en la mesa que se aumentara la presencia de policías tutores en verano.
—Exacto. Es que en algunos sitios los policías tutores dejan de ejercer esa función en verano porque necesitan de sus servicios en otros lugares. Dejan de hacerlo cuando los chicos tienen más tiempo libre y el control tiene que seguir siendo el mismo e incluso es más difícil porque hay más gente. El trabajo del policía tutor es muy efectivo. Debe de ser preventivo y claro que también es punitivo. En la mesa expusimos una serie de conceptos básicos. Es un problema de todos. Todos los adultos somos corresponsables y tenemos que ser conscientes de que el consumo de alcohol en menores tiene que tener una tolerancia cero, es grave para su salud ahora y la pone en peligro el futuro.

—¿Opina que la familia tiene una responsabilidad que no está asumiendo?
—Creemos que sí. Es falta realmente de educación de cómo afrontar el problema. Nos llegan a la federación problemas graves en la familia por el consumo. No tienen las herramientas para luchar solas por mucha información que le des. Los hijos salen a la calle, tienen amigos, hay influencias externas.

—¿Hasta qué punto puede afectar que un padre beba una cerveza o un gin tonic delante de su hijo?
— No hablamos de ir en contra del alcohol. Un adulto puede decidir tomar alcohol de manera responsable. Lo grave es que lo haga un menor. Son las costumbres. Si hacemos una fiesta en un colegio y ven que el adulto se divierte tomando una cerveza a lo mejor hay que cambiar el hábito. En los clubes de fútbol hay alcohol. Hasta hace poco se podía fumar en todos los sitios. Son pasos que tenemos que ir tomando. La conclusión más importante de la mesa de diálogo es que tenemos que formar una plataforma en Ibiza para buscar estrategias y luchar de forma efectiva contra ese consumo y para ello hay que cambiar muchos parámetros: en la familia, la sociedad, los ayuntamientos. Es un cambio radical.

—¿Cuál es el siguiente paso? ¿Montar la plataforma?
—Crear un grupo de trabajo con un representante de cada uno de los sectores que vinieron y de cualquier otro que desee participar. No tiene que ser excluyente para nada. En los últimos meses se ha hablado mucho del plan islandés contra el alcohol. Allí se dieron cuenta de que los planes de prevención no tenían resultado y lo abordaron desde otros ámbitos. Hay que poner en la agenda política de aquí que sea una prioridad. Una vez que nombren a su representante, el siguiente paso es empezar a trabajar y poner unas medidas concretas.

—¿Qué medidas deberían de adoptar de inmediato?
—La aplicación de leyes. Las discotecas son una parte, pero qué pasa con todas las bodegas, comercios, supermercados y gasolineras que venden alcohol. Hay una normativa clara. Hay infracciones de hasta 10.000 euros. Tenemos que bloquear la facilidad para acceder al alcohol.

—¿Ha sido permisiva la administración en este aspecto?
—Todos lo hemos sido. Si un chico llega borracho, pensamos que es normal, es joven, pero no es normal.

—¿Han fracasado los planes de prevención de las instituciones públicas?
—No son suficientes, dan un buen servicio pero son limitados.

—¿Debería el CEPCA hacer las encuestas con más frecuencia y no cada cinco años como ahora?
—Sí, tendrían que hacerse más a menudo, pero solo nos dan una radiografía de la situación . Hay que aplicar unas medidas. Hay que cambiar los hábitos y no sólo el plan de prevención sino formar a las familias.

—¿Comparte la opinión de quien piensa que Ibiza no es el lugar más indicado para educar a un hijo por la industria del ocio?
—No podemos negar que es un factor negativo, pero es una realidad. Vivimos del sector turístico y aquí esta muy ligado al sector del ocio. Eso no se puede cambiar, es muy complicado. Tenemos que contar con ello y, a partir de ahí, adaptar las medidas a las circunstancias, pero sí minimizar la publicidad añadida de alcohol y drogas como método de diversión. Hay que ofrecer alternativas de ocio de calidad a nuestros jóvenes. Desde las federaciones detectamos que en los municipios no hay centros suficientes para ese ocio alternativo. Hay clubes de fútbol o academias de baile que son muy buenas pero cuesta mucho dinero y no todos los padres tienen tanto dinero. Tendríamos que hacer que las personas que quieran jugar al fútbol puedan hacerlo si estar federado. El éxito del modelo islandés es que han sustituido todo lo que da el subidón del alcohol con iniciativas que les gusta a los chicos y así poco a poco vamos cambiando la dinámica de asociar la diversión con el alcohol.

—¿El modelo islandés es su referente?
—Es el que se ha demostrado que tiene éxito, pero no se puede aplicar aquí de la misma manera.

—¿Qué sector encontró más receptivo?
—A todos, con muchas ganas de trabajar y por eso es muy esperanzador. Estaba la Asociación de Comerciantes que para mí es uno de los puntos más importantes desde donde se accede al alcohol, además del minibar de las casas que hay que tener vigilado. Fuera del hogar es verdad que lo compran ellos en muchas ocasiones. Me decían algunos que parecen mayores pero es taxativo pedir el DNI. Estas prioridades que se expusieron en la mesa hay que ponerlas en la agenda política porque se necesitan recursos.

—¿Hay un compromiso de los políticos?
—No era una reunión política. Había algún concejal pero no basta hablar y hay que hacer las cosas realidad. De los cuatro municipios que por ley deberían de tener planes municipales de drogas, solo tienen dos. No hay un plan insular de drogas y debería haber desde hace tiempo. Tenemos mucho que hacer. Soy optimista porque no hemos quemado ni una mínima parte de los cartuchos y tenemos mucho por hacer.