La presidenta de la Asociación de Constructores de la PIMEEF, Consuelo Antúnez, ha repasado la actividad que está viviendo el sector del ladrillo este año y ha pedido mayor agilidad a las administraciones a la hora de resolver los problemas actuales.

—¿Se puede decir que 2017 ha sido buen año para el sector del ladrillo?
—Este año ha sido bueno para la construcción y se puede decir que ha sido un año de bastante trabajo. El problema casi más grande que hemos tenido ha sido encontrar personal que, sobretodo durante la primera mitad de año, ha escaseado, pero ha sido un año de mucho trabajo. Hasta ahora estamos trabajando muy bien, lo que pasa que la previsión no es del todo buena.

—Un buen año, pero las previsiones que tienen para 2018 son menores. ¿A qué se debe?
—Este año ha habido un incremento en el número de reformas, pero de cara al año que viene parece que va a haber menos porque ha habido un descenso de proyectos visados. Se prevé menos construcción, porque si hay menos proyectos visados ahora eso es lo que nosotros construiremos de seis a nueve meses.

—A pesar del incremento, como dice, se espera un descenso en el número de proyectos de cara al nuevo año. ¿Puede deberse a que este año se ha hecho ya «casi todo»?
—Las expectativas según los proyectos visados sí que lo son. Y, por ejemplo, en turismo, que realmente este año con respecto al año pasado ha bajado mucho. También es cierto que se debe a que ya se habían hecho muchas cosas y todo el mundo ha renovado sus instalaciones y demás, pues a junio de este año había un 66% menos de proyectos visados en turismo que el año pasado. Y, de los que se han visado, hay 26 a la espera de licencia en el Ayuntamiento de Sant Antoni, por ejemplo, que no salen. Hay retraso en todos los municipios y los problemas son los de siempre y es que los técnicos no dan abasto, que si uno está de baja...

—Entonces, ¿se puede decir que el grueso del trabajo de este año se ha enfocado principalmente en la reforma de viviendas?
—Principalmente. Hemos tenido muchas reformas porque realmente el tema de construir viviendas nuevas está bastante limitado ya que en rústico es prácticamente imposible y en suelo urbano también lo es por cómo están los planeamientos urbanísticos. Hay muchas reformas de viviendas de vacaciones o segundas viviendas en la línea de reformar lo existente y hacer ampliaciones. La gente, sobretodo para temas de viviendas de vacaciones, tira más hacia ahí porque hacer un proyecto nuevo de principio a fin les puede llevar siete años siempre y cuando consigan hacerlo. Entonces es mucho más fácil hacer un pequeño proyecto de ampliación y reforma para viviendas de hace 20, 30 o 40 años y ampliación.

—Quién pide las reformas o ampliaciones, ¿gente de Ibiza o de fuera?
—Para el tema de reformar viviendas grandes suele ser gente de fuera porque suele tratarse de casas de vacaciones, pero la gente de aquí también está haciendo muchas cosas, pero de forma más limitada.

—Comentaba que el problema prioritario en el sector de la construcción se ha centrado, básicamente, en el déficit de personal a la hora de acometer obras. ¿Está relacionado con el problema de alquiler de viviendas?
—Me imagino que sí, porque gente que podría venir de fuera a trabajar pues ahora no le compensa. Eso sí, desde hace un mes, más o menos, está pasando todo lo contrario. Antes llamábamos a la gente y nos decían que ya estaban trabajando por lo que no encontrábamos la manera de tener personal y ahora, no mucho, pero sí que recibimos llamadas de gente que busca trabajo.

—En este sentido, ¿han podido responder a la demanda a pesar de la falta de trabajadores?
—Uno al final tiene que amoldarse a lo que realmente puede hacer. Atiendes lo que puedes con el personal que tienes.

—Hablando de los trabajadores, los datos son claros cuando dicen que las Islas siguen estando a la cabeza de todas las estadísticas nacionales en cuanto a siniestralidad laboral e Ibiza ocupa el primer puesto de Balears. ¿Hasta qué punto se está trabajando en este sentido?
—Se supone que hay un plan importante por parte del Govern de inspección y yo soy delegada de Ibiza y Formentera en el Consejo Territorial de la Fundación Laboral de la Construcción que está estudiando todo esto. Se habían pedido datos al Govern para comprobar si los siniestros tienen que ver con la formación, qué tipo de formación tenían esos trabajadores y ver un poco qué pasa, pero no nos los han facilitado. Como digo, sin esos datos que necesitamos no podemos saber qué medidas hay que tomar para saber si hay que incidir en algún tema de formación.

—¿Se incluyen aquí a todas las personas que trabajan de forma “ilegal” en este sector? Es decir, sabemos que hay intrusismo laboral en la construcción, así como en otros sectores, pero ¿también se contabilizan estos accidentes?
—Ese es el problema. Nosotros realmente lo que queremos saber es cuánta formación tiene la gente, qué formación ha recibido o en qué condiciones se ha llevado la política de prevención en su empresa. Y esto es necesario porque no sabemos si, a lo mejor, está relacionado. Sabemos que siempre puede haber un accidente aunque se contemplen todas las medidas de seguridad, pero aún así parece que es posible que también tenga que ver en cierto modo con el intrusismo y con gente que realmente no cumple con las normas de seguridad.

—Al hilo del intrusismo... ¿quita mucho trabajo a las empresas en Ibiza y Formentera?
—Mucho, mucho. No sabría decir cuánto, pero bastante. Hay datos que dicen que almacenes de materiales que, por ejemplo, al contado están vendiendo muchísimo más que años anteriores. Quiero decir que quien va a comprar al contado no es una empresa. Nosotros tenemos nuestra cuenta, nos dan la factura y demás. Entonces sí, se ve. Nosotros hemos hecho alguna actuación con denuncias sobre cosas que hemos visto, pero sentimos que la Administración no resuelve el problema, bien porque cada uno llega hasta donde llega, porque el Ayuntamiento tiene sus competencias, Hacienda tiene sus competencias, la Seguridad Social tiene sus competencias y al final nada. Siempre que hemos tenido alguna reunión y nos hemos quejado nos dicen que lo que tenemos que hacer es denunciar y nos damos cuenta de que cuando hemos denunciado no ha servido para nada. Las inspecciones que se llevan a cabo son de los que tienen el cartel en la puerta y sí, eso está bien porque hay que controlar a todo el mundo, pero los que tenemos el cartel puesto no somos el problema. El problema es otro, pero está claro que hace falta un trabajo importante. Me imagino que, como siempre, andarán con poco personal...

—En esta línea y a día de hoy, ¿podría decirse que hay menos empresas de construcción en la isla?
—Yo creo sí, porque hay muchas empresas, no sé si tanto las empresas que tienen su domicilio aquí, pero sí menos empresas que vienen de fuera. Parece que ahora volvemos un poco también a la normalidad porque hubo un tiempo en el que hubo un boom. También es verdad que cuando hay obras más grandes las hacen las empresas de fuera. Pero siguen llegando empresas y nosotros nos quejamos porque aunque sean legales, realmente sus trabajadores tendrían que cumplir con el convenio de aquí y no es así. Los trabajadores y todos los costes salariales que tiene la empresa son los de su comunidad de procedencia y aquí son mas caros, con lo cual somos menos competitivos. Son batallas que tenemos siempre.

—En alguna ocasión se encuentran con trabas a la hora de construir. ¿Hay quejas al respecto?
—La gente sobretodo de lo que se queja es de la inseguridad jurídica. Por ejemplo, que se tenga una parcela y que ahora mismo se pueda hacer algo y dentro de seis meses quizás no. La gente se queja y más los clientes extranjeros, básicamente porque no lo entienden. No entienden que pueda cambiar tan rápidamente. Gente que a lo mejor ha tenido un proyecto, que estaba el proyecto en el Ayuntamiento, el proyecto no lo ha visto nadie en seis meses y de repente empieza una moratoria y lo que podía hacer ya no puede y no tiene ninguna posibilidad de hacer nada, ni de reclamar, ni siquiera nadie le contempla que el proyecto lo tuviera hace seis meses en el Ayuntamiento. La gente se queja de esas cosas. También es verdad que hay modificaciones que se pueden hacer y otras que no. Si ahora, por ejemplo, no te dejan hacer nada porque la vivienda es ilegal -con toda la historia que surgió a partir de la legalización de viviendas que no se pueden legalizar- la gente obviamente va a seguir arreglando sus viviendas, no va a dejar que se caigan. Si no lo pueden hacer legalmente, lo harán ilegalmente. No pedirán licencia, lo harán con alguna empresa que sea más o menos pirata, pero al final nadie va a dejar que su casa se caiga porque le digan que no puede hacer obras.

—Respecto a los presupuestos de 2018, ¿echan de menos apoyo económico para, como dice, reforzar el personal?
—No los he visto aún. Me parece que la semana que viene la consellera viene a presentarlos, pero aún no sé muy bien si realmente pueden contratar a más personal o no, pero la falta es muy grande. No sé si el problema se podría solucionar con los presupuestos de un año solamente. La policía local se tiene que dedicar a muchísimas cosas y no da abasto para controlar, no hay nadie que pueda ir al campo a ver qué es lo que se está haciendo. Yo me paseo en bici y veo obras que dices: «Es ilegal seguro». Lo que están haciendo, los medios que utilizan, que estén trabajando en domingo, que no es ilegal, pero es extraño. Si sales a la calle, lo puedes ver, pero para eso hace falta tener gente.

—A modo resumen, ¿qué objetivos se plantean para 2018?
—Seguiremos trabajando como podamos. Esperemos que salgan adelante todas esas viviendas de protección oficial que dicen que nos van a hacer, que los bancos realmente den dinero a los promotores para poder hacer edificios de viviendas plurifamiliares que tanto se necesitan aquí, que los ayuntamientos empiecen a sacar su suelo urbano adelante.

—Y ¿qué piden a las administraciones?
—En el tema del intrusismo siempre se quejan de que no tienen personal, los problemas que tienen para contratar y demás... Pedimos agilidad, agilidad en general en todo. En todos los procesos en el desarrollo de planeamientos, en la concesión de licencias, en el control de las obras, en la competencia desleal. Tienen mucho que hacer (se ríe).