La junta de personal ofreció ayer sus explicaciones a través de una rueda de prensa.

Indefensos. Así se sienten los trabajadores de cocina del hospital de Can Misses por las «graves acusaciones vertidas en los medios de comunicación» después de que, durante una inspección, se encontraran productos caducados en el servicio, tal y como informó el Área de Salud de Ibiza y Formentera. Por este motivo, el Área de Salud ha abierto un expediente que, según confirman a este periódico desde IbSalut, aún está pendiente de resolver.
Desde la Junta de Personal denunciaron que se haya cuestionado su trabajo «llegando a ser víctimas de agresiones verbales por parte de personas ajenas al servicio y también por pacientes y familiares». Tampoco entienden por qué la gerencia del hospital no comprobó si los alimentos estaban en buenas condiciones antes de hacer pública la caducidad de éstos. En este sentido, los representantes de los trabajadores aseguraron ayer que centran su trabajo diario en velar por la calidad y la salubridad de los alimentos en cada uno de los procesos que se llevan a cabo en la cocina del hospital. «Nosotros mismos probamos los platos antes de que suban a planta. No nos prestaríamos jamás, de forma intencionada, a hacer algo que pudiese suponer un riesgo para los pacientes, primero por ética profesional y luego por humanidad», explicaron los trabajadores. «Se trata de un hecho puntual», matizaron acto seguido.
Reforma de la cocina
Y es que la cocina del hospital ha estado inmersa en una reforma que ha hecho que tengan que congelar algunos alimentos para «alargar su vida útil», tal y como explicaron los trabajadores. Esto significa que, una vez que el alimento ya está cocinado y pasteurizado, cinco días antes de su fecha de vencimiento, lo congelan por un máximo de tres meses. En esta línea apuntaron que, aún así, se tira mucha comida a la basura, «incluso comida de la mañana que ya no se sirve para la tarde». Ni siquiera saben de dónde han salido las informaciones que acusan al servicio de haber congelado yogures, algo que, para ellos, «no tiene ni pies ni cabeza». Además, confirmaron que el resultado de la analítica del alimento congelado que les ha llevado a la situación actual «está bien».
Los trabajadores se muestran satisfechos por el servicio que ofrecen a los pacientes pese a la reducción de plantilla que han sufrido con la nueva contrata que les exige trabajar con «mayor presión laboral». De los dos cocineros y cinco pinches que había antes en cada turno se ha pasado a un cocinero y tres pinches. Se trata de la tercera empresa que pasa por esta concesionaria y, aunque los alimentos no se cocinan al momento, defienden que el nivel de calidad «ha aumentado».