20.30 de la tarde del viernes. La humedad por las nubes y los grados descienden a medida que pasan los minutos. Hace mucho frío, pero esta vez no vamos a casa a entrar en calor. Toca «dormir» en la calle como las más de 200 personas que no tienen techo en Ibiza.

Así, bajo el lema «ninguna persona sin techo» y con el objetivo de concienciar y sensibilizar a la población, el movimiento social de Cristóbal Ibiza, «La voz de los que nadie quiere escuchar», se plantó en el Parque de la Paz. La iniciativa, que seguirán repitiendo cada semana, consiste en que la gente que sí que tiene una vivienda pase una noche en la calle para saber cómo se vive. «Sin dinero, sin teléfono móvil, solo y con mucho frío», dice uno de los «sin techo» allí presentes.

Se trata de dar una lección de vida y de humildad. En realidad, nos puede pasar a cualquiera y son muchos los casos en los que una persona ha pasado de tenerlo todo a sumirse en la miseria. «La calle te enseña a mil por hora. Te levantas y no sabes lo que va a pasar ni dónde vas a ir. Le pido a este, mejor a aquel, en este trabajo no me quieren...», explica otro. Eso sí, compañerismo ante todo. De hecho, pudimos ver como un joven le regaló una chaqueta a otro cuando él mismo la necesitaba. El frío es real y las noches muy largas.

Otro, ya más mayor, no llegó puntual a la cita porque estaba ayudando a una persona que se encontraba en peores condiciones que él. «Me he gastado los últimos seis euros que tenía en comprarle comida, pero no me importa».

Cacahuetes, galletas, yogures y bocatas consiguieron que, por lo menos el viernes, pudieran dormir con el estómago lleno. «Me estoy inflando a galletas porque no sé si mañana voy a tener algo que llevarme a la boca», dijo un joven cuyo caso es diferente porque él sí que tiene trabajo en la Península, pero la vida de «tenerlo todo» le explotó en la cara. «Lo más bonito de vivir en la calle y a la vez lo más triste es sentirte capaz. Bonito porque puedes y triste porque no te queda otra», señala.

Duermen donde pueden o donde les dejan. Desde bancos y parques hasta en cuartos de basura y garajes abandonados llenos de ratas. «La calle es nuestra casa y de ella nadie puede echarnos», se ríen, pero lo hacen con los ojos vidriosos. No es fácil. Nadie quiere vivir en esta situación y menos aún cuando apenas se tienen oportunidades por «nuestras pintas».

«Lo más triste es la ignorancia de las personas. La gente te rechaza», dice uno de ellos después de dos años viviendo a la intemperie. Es como la pescadilla que se muerde la cola: para poder encontrar un trabajo, necesitas un techo en el cobijarte. «Empiezo mañana a trabajar, pero no saben que vivo en la calle. Si se enteran, me echan», cuenta otro.

Esta iniciativa surge como protesta a la actual falta de acceso a una vivienda digna que hay en la isla y que, a pesar de las promesas por parte de las Administraciones, parece no encontrar solución a corto plazo. En este sentido, el colectivo más vulnerable de Ibiza pide la creación de un centro de acogida para que nadie tenga que estar en la calle. «La población ha aumentado, es una realidad, y con ella se ha estancado el bienestar social», explica su impulsor.

Por ello, gritan bien alto que van a seguir haciendo «ruido» hasta que se les escuche y se visibilice un problema que cada vez afecta a más personas. «Hay gente que trabaja 12 horas al día por 50 euros y encima tienen que escuchar que no trabajan porque no quieren», dice.

Para Cristóbal, Ibiza necesita tomar conciencia y dormir en la calle para darse un baño de realidad y ver, de primera mano, lo que está pasando. «Va a más y esto algún día va a explotar». En esta línea, pide que se den las herramientas necesarias a toda la gente que vive en la calle para poder cambiar el rumbo de su vida. «Está bien darles ropa o de comer, pero necesitan un techo», critica. De hecho, alrededor de 60 familias de la isla están comiendo gracias al movimiento de Cristóbal, pero todos sabemos que, aunque muchos le tilden de Papa Noel, no puede satisfacer a todos.

EL APUNTE

Una lucha constante

«La voz de los que nadie quiere escuchar» lleva muchos años luchando por mejorar las condiciones de la gente «sin techo» de la isla. El año pasado organizaron un desayuno solidario en la calle para exigir la apertura del comedor social los fines de semana. «Estos dos días la gente también tiene que comer». Para Cristóbal, el tema social tiene que salir a la calle y no quedarse en los «despachos».