«En un estado democrático uno puede ser independentista, pero cumpliendo la ley»

—¿Por qué Europa sigue siendo necesaria si, por ejemplo, los ciudadanos del Reino Unido han dejado de creer en ella?
—La salida del Reino Unido es malo para ellos y para Europa, no fuimos capaces de parar la ofensiva y las mentiras por parte de los grupos más extremistas y que son antieuropeos. Todos los que creemos en los valores europeos –concordia, paz, solidaridad, libertad e igualdad– tenemos que construir cada día una Europa fuerte para solucionar los problemas de hoy, como el paro, la corrupción o el terrorismo.

—Mucha gente culpa al hecho de estar en la Unión Europea y de pertenecer a la zona euro de muchos de sus males. ¿Tan mal nos ha ido estar en Europa?
—No hay ningún continente en el mundo que tenga un estado del bienestar tan consolidado como Europa. Se tiene que perfeccionar, pero no hay ninguno mejor. El Estado protege a los ancianos, hay sanidad universal y gratuita para todos; los valores de la Unión Europea son un referente y si aplicamos el sentido común, Europa es la gran solución.

—¿Qué papel juegan nuestras islas en Europa?
—Ibiza, y también Balears, no se entendería sin Europa y viceversa. Ibiza tiene una clara vocación europeísta, es un micromundo cosmopolita, una isla abierta, en la que se respetan de manera extraordinaria los derechos humanos, hospitalaria y donde todo el mundo se siente a gusto. Así queremos que sea Europa. Y necesitamos las ayudas para la doble y triple insularidad para Ibiza y Formentera y no tener hándicaps.

—¿En qué nos beneficia tener una eurodiputada balear?
—No tenerla seguro que no te beneficia en nada y yo intento que beneficie en muchas cosas. Soy diputada por España pero mi prioridad son mis islas y mis 16 compañeros también son eurodiputados por Ibiza. Mi trabajo más vinculada con Ibiza es el turismo e intento que Europa siga siendo el primer destino turístico del mundo. Soy también la vicepresidenta del Comité de Peticiones, una comisión donde los europeos denuncian todo lo que no funciona, y el país que más peticiones hace es España. El jueves, por ejemplo, oímos las demandas de las camareras de piso, que piden una condiciones más dignas. Y también llevo todos los temas de discapacidad, que es por lo que más se me conoce después de ocho años.

También trabajamos en las amenazas que más preocupan a Europa, que son los nacionalismos y el populismo tanto de extrema izquierda como de extrema derecha, que lo que quieren es romper el sistema, por lo que cuanto peor, mejor para ellos, crecen en el caos. En momentos de crisis, los extremos afloran pero los partidos europeístas y con sentido común tenemos que trabajar para recuperar la confianza de la gente. Y un ejemplo de un hombre brutalmente serio, leal y noble –y no porque sea de mi partido– es José Vicente Marí Bosó. Él ha conseguido aquí la unidad y el respeto de todos porque él dice pocas palabras pero con mucho sentido común y muchos hechos.

—Me gustaría preguntarle por Biel Company, usted que también fue presidenta del PP.
—A Company lo conozco hace 20 años y, como amiga, digo que es sincero y un trabajador incansable, como persona que viene de la payesía. El cuarteto formado por él, José Vicente aquí, José Ramón Alcaraz en Formentera y Misericordia Sugrañes en Menorca es irrepetible. Son extraordinario porque te puedes fiar de ellos, todos tienen palabra.

—¿Echa de menos la política local, de proximidad?
—Estuve 15 años en el Ayuntamiento de Valldemossa pero no podría volver porque tiene que haber gente con ideas nuevas. Estuve diez años con tres presidentes distintos en el Govern balear, aprendí mucho pero ahora le toca a otros. En el Congreso estuve cuatro años, también fui presidenta del partido en una época difícil, la más difícil de mi vida, en la que pasamos de gobernar por todo a no hacerlo en ningún sitio y con muchos casos de corrupción. Estoy orgullosa de haber liderado el partido pero fue un momento complicado. Fue un aprendizaje porque a veces aprendes más de los malos momentos que de los buenos.

—Se le ha criticado a las instituciones europeas que en el conflicto de Cataluña dijera que sólo era un asunto de España.
—Un estado que transgrede las normas no cabe en Europa, porque hoy es Cataluña pero mañana es Baviera y el otro día es París; no tendría sentido. Europa le dice a España que tiene los mecanismos para restablecer el orden y que no aceptará a nadie que se salte las normas, no es que se haya desentendido. Europa es un continente que ha tumbado muros, ¿ahora resulta que los tenemos que volver a construir? En un estado democrático uno puede ser independentista pero siempre cumpliendo la ley.