El hospital Can Misses cuenta con muchos profesionales de fuera de las islas.

Menos de un 1 por ciento de las reclamaciones de los usuarios de la sanidad pública están relacionadas con el uso de la lengua. Según los datos facilitados por el Sindicato Médico, «de las 7.000 reclamaciones de Balears, sólo siete hacen referencia al problema del idioma, dos por castellano y cinco por el catalán», aseguró el portavoz del Sindicato Médico de Ibiza, Carlos Rodríguez, asegurando que se trata de datos oficiales.

Este verano en el hospital de Formentera se registró la queja de un usuario por no dirigirse en catalán. Desde el Área de Salud aseguran que tienen constancia de alguna reclamación de familiares de gente mayor ibicenca que han tenido algún problema de comprensión con el facultativo que les atendía por no entender el catalán.

Sin embargo, no es lo habitual. Carlos Rodríguez, de madre ibicenca, es catalanoparlante. «Soy ibicenco de Sant Antoni. Mi madre me habló toda la vida en ibicenco», recuerda. Asegura que la lengua no ha sido un obstáculo en el desarrollo de su trabajo como médico. «No he tenido ningún problema, si hace falta hablo inglés o talago, porque hay una comunidad filipina muy grande en Ibiza, e incluso sé algunas palabras en árabe».

Afirma que se dirige en ibicenco a la gente mayor de la isla pero advierte de que «si le das un informe en catalán no lo entienden; muchos son incapaces de leer en catalán. Habría que dárselo en catalán y en castellano. Todo es un contrasentido».

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Defensores de que el catalán se considere como un mérito o un requisito, todos los profesionales sanitarios consultados aseguran que nunca han tenido ningún problema en comunicarse en una lengua u otra. «Si me dicen que les hable en castellano, cambiamos el registro y listo; no hay problemas», apunta Carmen Escandell. Tampoco Isabel Roig. «Hay que ser respetuoso con todo el mundo. El idioma está para entenderlos todos».

EL APUNTE

«Me parece bien que lo pidan como requisito»

Carmen Escandell, administrativa del Hospital de Formentera, es una de las alumnas de los cursos de catalán que la administración sanitaria ofrece a los trabajadores. «Tengo el nivel C1 y estoy haciendo el C2 por motivos personales, porque quiero saber más». A Escandell le parece acertado que la administración pida el nivel B2 «pero lo han hecho un poco forzado por las contrataciones, pero me parece bien». Su compañera de clase de catalán para el nivel C2, Isabel Roig, también administrativa del Hospital de Formentera desde hace diez años, defiende que sea un requisito. «Creo que si estas en la administración pública hay que dominar nuestra lengua. Ha de ser un requisito para entender a toda la población».