Foto de archivo del West End, en Sant Antoni.

Muchos empresarios de Sant Antoni se muestran contrarios a las medidas anunciadas por el Consistorio para reducir el ruido en la zona del West End. Ante esta situación, más de 20 empresarios se reunieron el miércoles con el objetivo de estudiar las diferentes vías de actuación ante una norma que pretende bajar la persiana de los locales a las tres de la madrugada y retirar las terrazas a las 11 de la noche.

«Lo primero que queremos hacer es reunirnos con el equipo de gobierno antes de que se lleve a pleno la ordenanza», explica el empresario Joan Pantaleoni. La reunión sería antes del 20 de diciembre y el objetivo de esta pasa por transmitir el malestar de todos los afectados y buscar soluciones factibles que permitan a los empresarios seguir al frente de sus negocios. «Queremos que entiendan que una medida tan drástica hay que hablarla y no se puede implementar de un verano a otro. Hay que tener en cuenta las variables que afectan, enormemente, a la economía no solo de empresarios, si no también de trabajadores», añade.

La medida afecta a alrededor de 70 establecimientos y 300 empleados y deja, según apuntan varios de ellos, sin «margen hábil» para obtener beneficio del negocio en plena temporada alta. «Esta normativa tiene muchos costes indirectos a parte de lo que dejas de ingresar por reducir el horario. Hay mucha gente que se encuentra en una situación complicada porque ha realizado inversiones importantes y con esta medida están abocados al cierre; por no hablar de otros efectos como la gestión de las plantillas», matiza Pantaleoni. Se refiere así a la reducción de horas de trabajo para muchos trabajadores que pasarían de tener una jornada completa a una media jornada y «habrá empresarios que tendrán que hacerse cargo de las indemnizaciones sin olvidar que el 90% de los establecimientos del West están gestionados por pequeños empresarios que tienen en su local su medio de vida».

«Yo tengo licencia de café concierto, siempre he podido tener abierto hasta las seis de la mañana y nos cambiaron la normativa a una hora menos. A partir de eso todo son trabas», critica Daniel Sánchez de Mar 5, un establecimiento situado en una de las calles colindantes al West End. Este empresario asegura que el equipo de gobierno está incitando a los locales a que cierren e insiste en que «las malas decisiones de algunos, las pagamos todos».

Los empresarios coinciden en la necesidad de hacer que el municipio funcione, «pero para eso necesitamos ayudarnos entre todos», dice Sánchez. El problema, para él, es que el Ayuntamiento sigue sumando impedimentos a los locales de ocio. «Hago una reforma con la idea de mejorar el local y cada vez me piden más y más. Es un pozo sin fondo en el que no te dejan respirar y supone un desgaste mental muy grande porque te encuentras constantemente con gastos imprevistos».

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Tanto él como el resto de afectados por la medida están de acuerdo en que hay que cumplir las normas, pero piden margen para poder hacerlo. «Tenemos que ceder porque no es normal en lo que se ha convertido el pueblo que sigue siendo un diamante en bruto. Que nos pregunten a nosotros que somos los que les hemos votado para que todo vaya a mejor». En este sentido explica que «el Ayuntamiento está obligado a tomar este tipo de decisiones por culpa de cuatro que siguen con las puertas abiertas a pesar de sus malas acciones. Si el Ayuntamiento ha puesto unas normas o las cumplimos o nos van a cerrar», sentencia.

Aún así, pide que no se use la misma vara de medir para todos los locales. «Lo que no es normal es que yo esté en una calle paralela al West, pague mi alquiler con una inversión enorme que hemos hecho y ahora me tenga que ver en esta situación», dice Sánchez sin olvidar que «mi local nunca ha tenido seguridad en la puerta porque el prototipo de público que manejo no genera peleas».

Sant Antoni

Para algunos, el problema del municipio no pasa por limitar el horario de los bares. «La realidad es que los parques están sucios, no hay control policial... y deberíamos empezar a limpiar eso. Cerrar mi bar a las tres de la mañana no va a arreglar la situación que vive San Antoni, no me lo creo», critica Sánchez. En este sentido dice que si la solución fuera esa, lo haría encantado porque él mismo quiere lo mejor para Sant Antoni, pero «nos ‘cierran’ el West y habrá bares en la costa que trasladarán el ruido. La gente no va a dejar de venir por esto».

Muchos coinciden en que, de hacerse efectiva la normativa, Sant Antoni pasará a ser una ciudad dormitorio a la que «vendrán a dormir porque los hoteles son más baratos».