Los propietarios de los únicos diez puestos que este año han montado el mercadillo de Navidad de Vila están en pie de guerra con el Ayuntamiento por no permitirles ubicarse en el paseo de Vara de Rey como tradicionalmente han hecho en las tres últimas décadas y ofrecerles como mejor opción la calle Pere de Portugal, detrás del edificio de Hacienda.

Yolanda Juan, una de las artesanas más indignadas con el Consistorio, lamenta que el número de artesanos haya disminuido progresivamente en los últimos años, de los 36 participantes de sus inicios, a los solo diez que hay esta Navidad. «Si el Ayuntamiento no toma las riendas, asume los gastos y lo promociona, el mercadillo va a desaparecer», lamenta la artesana quien explica que este año han subido un 35 por ciento las tasas por montar sus puestos en un mercadillo que, según dice, al Consistorio le sale «a coste cero».

Los artesanos explican que mucha gente, especialmente la de fuera de Vila, no saben dónde están este año y que la mala ubicación ha sido el motivo por el que muchos artesanos han decidido no montar su puesto este año, especialmente tras la mala experiencia del año pasado en el bulevar Abel Matutes donde se instaló el mercadillo por las obras de peatonalización de Vara de Rey y hubo muy poca afluencia de público.

Alejandro Gorriarena acusa al alcalde de Vila, Rafa Ruiz, de «incumplir» su promesa de devolver a los artesanos a Vara de Rey. «En septiembre le pedimos por carta volver a nuestra ubicación original pero no nos contestó», asegura Gorriarena quien lleva más de 25 años montando su puesto en Vila durante estas fechas. «Antiguamente no se celebraba la Navidad y se nos ocurrió a nosotros la idea de hacer un mercadillo», señala. Un mercadillo que, en sus orígenes, se celebraba en la plaza del Parc y que después se trasladó definitivamente a Vara de Rey.

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Los artesanos han montado ahora sus puestos en unas desvencijadas casetas que compraron ellos mismos hace más de veinte años y que, como recuerda, les costaron un millón de las antiguas pesetas. Se quejan de que a los artesanos de la asociación ‘Es Juvert’ les han montado unas casetas de madera nuevas en la plaza del Parc mientras que las suyas tienen goteras y se ven obligados a instalar «plásticos tercermundistas» para que no se mojen las luces y el género.

Tampoco comprenden el motivo que ha esgrimido el Ayuntamiento para no dejarles montar en Vara de Rey: los anclajes de la antigua carpa destrozaban el pavimento del recientemente reformado paseo y el aceite de los churreros lo ensuciaban. Los artesanos responden que hay carpas que no necesitan anclajes y añaden que, tras su reforma, Vara de Rey «nunca ha tenido tanto espacio» y que ahora, especialmente por la noche, «está vacío».

Los artesanos también se quejan de que en la calle donde está el mercadillo no hayan puesto luces de Navidad. «Hay derroche de bombillas en unas partes de la ciudad y otras están a oscuras», critican.

El ibicenco Juanjo Planells, el veterano del grupo que monta su puesto desde que el mercadillo empezó, dice estar «arrepentido» de haber participado este año. «Las ventas van muy mal, pasa poquísima gente. En Vara de Rey podían pasar dos mil personas al día y aquí pasan 300 como mucho. Hace dos años vendimos un 50 por ciento más que ahora», señala.

Planells se muestra escéptico acerca de que las ventas puedan remontar teniendo en cuenta que la semana pasada, la del puente de la Constitución, siempre es una de las mejores y el nivel de ventas no fue bueno. Por este motivo, muchos se están planteando irse antes de Reyes, la fecha programada de finalización, porque no pueden asumir los grandes gastos que les ocasiona tener montados sus puestos, entre ellos los de un vigilante que cuida del mercadillo cuando ellos no están. «Antes valía la pena pero ahora ya no nos sale a cuenta pasar 36 días de frío y lluvia», afirman.