La antigua discoteca Angel’s, ubicada en el paseo Joan Carles I de Vila, es el techo bajo el que se refugian al menos dos okupas que, sin luz ni agua, viven desde hace meses en este local abandonado de la conocida como ‘milla de oro ibicenca’.

Los okupas entran y salen discretamente con el objetivo de pasar desapercibidos. Sin embargo, su presencia ha alertado a los responsables de la vecina Marina Ibiza porque, desde hace un par de meses, entran a sus instalaciones, en horarios en que el puerto deportivo está poco transitado, con varias garrafas de agua que llenan de las mangueras que usan normalmente los propietarios de los barcos aquí amarrados. Daniel Marí, gerente de Marina Ibiza, asegura que los okupas no les causan de momento problemas de seguridad pero sí que dan «una mala imagen» al puerto deportivo.

Desde Marina Ibiza confían en que el Ayuntamiento de Eivissa «mueva ficha» y resuelva la situación trasladando a estas personas a los servicios sociales. «Me sabe mal por esta gente porque cogen el agua porque la necesitan pero las instituciones se deberían hacer cargo de ellos», explicó Marí.

Noticias relacionadas

Al parecer, los okupas entran en las instalaciones de Marina Ibiza al mediodía, entre las dos y las tres de la tarde, cuando se produce el cambio de turno de los trabajadores. «Son muy listos y vienen cuando no estamos. Llevan meses llevándose cuatro garrafas de agua. Antes se duchaban aquí pero ya no lo hacen porque los controlamos con las cámaras», explican unos empleados.

La valla que cercaba este puerto deportivo fue retirada el pasado mes de abril tras un acuerdo entre el Ayuntamiento y Autoritat Portuària de Balears (APB), por lo que ahora todo el mundo puede acceder a Marina Ibiza simplemente saltando el pequeño seto que separa sus instalaciones de la calle. De hecho, este pasado verano se produjeron problemas por varios robos en algunos barcos. Antes, en cambio, era necesaria una tarjeta electrónica para poder entrar al recinto. «Sin la valla es complicado controlar porque hay que tener en cuenta que son cuatro kilómetros de muelle», explican los trabajadores.

Desde el Ayuntamiento de Eivissa aseguraron ayer no haber recibido ninguna queja sobre este tema y explicaron que, «al tratarse de una propiedad privada, totalmente cerrada con una verja, los servicios sociales no pueden acceder a su interior». Vila asegura que, a pesar de ello, pasan por la zona para dejar sus contactos telefónicos y las direcciones de las diferentes Unidades de Trabajo Social para que cualquier persona que necesite los servicios que presta el Ayuntamiento lo pueda hacer.