Aquellos que no vivimos en el lugar donde nacimos y crecimos sabemos perfectamente que el corazón y la mente siempre están dos sitios a la vez. Tu antiguo hogar, con los familiares y amigos de toda la vida, y el nuevo, con una nueva familia, la propia y la que forman un círculo selecto de amistades que el destino puso en el camino. El aeropuerto de Ibiza durante estos días acoge innumerables despedidas, anécdotas relacionadas con overbookings y retrasos, ansiedad, nervios, y recibimientos.

Durante la mañana de ayer la terminal de Es Codolar se encontraba bastante concurrida ya que en Ibiza se registraron aproximadamente 75 vuelos a lo largo de la pasada jornada, uno menos que el día 2 de enero, pero ayer pasaron por allí unos 10.826 pasajeros, ya que el de ayer fue uno de los días de más tráfico en los aeropuertos de Palma, Ibiza y Mahón de las fiestas navideñas, con 407 vuelos programados y 61.721 pasajeros.

Testimonios

Eran las 08.00 de la mañana aproximadamente cuando una pequeña perrita color canela, Maia, se encontraba ansiosamente esperando a alguien junto a sus ‘padres humanos’ Jaime y Beatriz. «Ella ya sabe que Leonor debe estar por aquí y se pone muy nerviosa porque tarda en salir», comenta Beatriz. Leonor, que estudia una ingeniería en la capital francesa, tardó casi un día en llegar desde la cercana París porque su vuelo llegó 10 minutos tarde a Barcelona y perdió la conexión que la traía a Ibiza, tuvo que hacer noche allí, pero esta mañana aunque su maleta tardó en salir lo que pareció una eternidad pudo abrazarse con sus padres. «Es la primera vez que se quedará hasta Reyes, estamos muy felices», agregó.

Por otro lado, Xumeu Planells, Eduard Mas y Adrián Baena coincidieron en el vuelo para llegar juntos expresamente. El primero y el último viven en Dublín y Eduard en Barcelona, quien sacó el billete en septiembre y los demás su sumaron al plan retorno navideño unos meses más tarde.

Pero si hay un aeropuerto con historias para todos los gustos ese es el de Ibiza. Giselle, Bolívar, Alejandra y Aida se abrazan a familiares al llegar, vienen de un largo viaje de 10 horas de vuelo desde Guayaquil en el que visitarán Ibiza hasta el día 26 cuando viajarán a Valencia para pasar Noche vieja.

Marga llegaba junto a sus hijos Víctor y Emma desde Barcelona. Todos ellos se fundieron en un abrazo interminable con el emocionado abuelo Miguel, que los estaba esperando puntualmente. «Siempre estamos entre Barcelona e Ibiza, mi familia es de aquí», comentó Marga.

Quizás una de las personas que más me conmovió fue Gloria, quien esperaba a que su hija llegara desde Madrid con sus nietas. «Hace una semana que no las veo pero cuando no están siento que me falta algo, uno siempre siente el corazón dividido», quizás más que dividido lo tengamos multiplicado.