Pepita Guasch ha vivido desde que nació entre camisas y jerséis de lana. En 1950, dos años antes de que naciera, sus padres, Domingo y Pepita, abrieron esta histórica tienda de ropa del paseo de Vara de Rey que ahora, 67 años después, baja la persiana por la jubilación de su propietaria, a quien se le humedecen los ojos cada vez que explica los motivos del cierre.

A pesar de la pena por abandonar la que ha sido desde siempre su segunda casa, Pepita recuerda con su eterna sonrisa los orígenes de esta camisería que, en sus inicios, vendía también ropa de mujer y de niño. «En los años 50 mi padre compró una máquina en Barcelona para hacer jerséis de lana de todos los colores. Mientras una mujer tricotaba, la otra se dedicaba a montar las prendas porque en aquella época no había fábricas de confección», explica.

Fue en la década de los 60 cuando la tienda se especializó en la venta de ropa de hombre porque «había menos competencia». En estos años, Casa Domingo también se benefició del empuje del turismo, sobre todo de la llegada de la mano de obra de fuera para construir los primeros hoteles: «Cuando acababa la temporada muchos venían a la tienda para comprar ropa buena antes de volver a casa y demostrar así a sus familiares y conocidos en sus lugares de origen que les había ido bien en Ibiza».

Sin embargo, la ropa no ha sido el único género que se ha vendido en esta tienda. Su dueña recuerda que, antiguamente, se llegaron a vender carteras de piel de Ubrique, toallas de playa, bañadores e incluso abanicos aunque, como afirma entre risas Pepita, «eran un fracaso porque los turistas no sabían abrirlos bien y los rompían».

La dueña de Casa Domingo empezó trabajando los veranos en la tienda haciendo recados para pagar las letras de los bancos pero, tras terminar COU, su padre le convenció para que no estudiara Óptica en Barcelona como era su ilusión y se quedara trabajando en el negocio familiar.

Los padres de Pepita murieron con más de 90 años y estuvieron prácticamente hasta el último momento en la tienda: «Mi madre estaba siempre en la trastienda y mi padre que vivía arriba vigilaba desde el balcón si entraba gente. Luego bajaba a la tienda y me preguntaba siempre lo mismo, si habíamos cubierto el ‘cupo’ del día para poder pagar las facturas», cuenta.

Ahora, sin su hermano Manuel que llevaba con ella la tienda, Pepita se ve obligada a cerrar la tienda porque sus hijos tienen cada uno sus profesiones. A pesar de ello, siente lástima porque, con el cierre de Casa Domingo, deja también un vacío entre su clientela. «Cuando compro una camisa sé perfectamente cuál de mis clientes me la va a comprar. Conozco muy bien a mi clientela», explica Pepita, no sin antes recalcar que tiene también muchos compradores de Formentera a quienes en muchas ocasiones les ha llevado a la barca las camisas después de arreglarlas.

Pero por quien más lo siente es por su nieto de 6 años que vive en Barcelona, y a quien le encanta jugar en los altillos de la tienda cuando viene a Ibiza: «Cuando le dije que cerraba se puso a llorar y me dijo que no podía hacerlo porque la tienda está llena de secretos».

Casa Domingo cerrará sus puertas para siempre el próximo mes de febrero y, hasta entonces, pondrá todos sus artículos en rebajas para liquidar todo el género entre sus clientes que, sin duda, echarán de menos su ropa.

EL DETALLE

Aumenta la lista de comercios históricos de Vila que cierran la persiana

Los comercios históricos de Vila empiezan a estar en peligro de extinción. Con el cierre de esta tradicional camisería, la lista de negocios con varias décadas de antigüedad es cada vez más alargada.

«Me da pena que se esté cerrando todas las tiendas de antes como la pastelería Can Vadell», señala Zaira, la dependienta de Casa Domingo. Tanto ella como la dueña de la camisería coinciden en que «las franquicias de ropa han hecho mucho daño al pequeño comercio». Las pequeñas tiendas pueden competir con las grandes cadenas de ropa en calidad pero la batalla por los precios está perdida. «Todo es mucho más complicado que hace unos años», lamenta Pepita.

La propietaria de Casa Domingo desearía que su local de Vara de Rey siguiera siendo una tienda de ropa aunque, tras la reforma de Vara de Rey, los bares y restaurantes son los negocios con mejores perspectivas de éxito.