Foto de archivo del West End, en Sant Antoni. | A.E.

El Ayuntamiento de Sant Antoni anunció en el último pleno una serie de medidas para luchar contra el ruido de una de las zonas más turísticas del municipio: el West End. Estas medidas se pondrán en marcha el año que viene como consecuencia de la declaración del West como Zona de Protección Acústica Especial (ZPAE). La más importante, la limitación de horarios para todos los bares, restaurantes, bares musicales, cafés concierto o discotecas de la zona que deberán bajar la persiana a las 3 de la madrugada, mientras que las terrazas tendrán que recogerse a las 23 horas.

En este sentido, los comerciantes de la zona se muestran contrarios a una medida que califican de «radical». Precisamente, el presidente de la Asociación de Comerciantes de Sant Antoni, Joan Ribas, explica que todos coinciden en la necesidad de cambiar Sant Antoni, pero considera que este cambio va a conseguir que paguen justos por pecadores. «Que la culpa de los empresarios que lo hacen mal la tengan que pagar los que lo hacen bien no es justo y va a afectar a familias y trabajadores», critica.

Así, dice que «el West lleva muchos años con mucha permisividad con leyes y ordenanzas que no se cumplen». Por ello, pide que en la normativa actual se tenga en cuenta esto para que las multas y sanciones sean más inmediatas. «Si tú sancionas a un local el 15 de julio, tiene 15 días para recurrir y la multa es económicamente ‘pequeña’ o le cierras el local una semana en octubre, lo pagan y se saltan la ley porque les conviene», señala.

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Ribas considera que esta medida afectará «de rebote» a los comercios colindantes que están apostando por reformar y mejorar sus locales. «No sé que pasará si los turistas se enteran con antelación de la hora de cierre de Sant Antoni, pero sí sé que el empresario también tiene que poner de su parte para cambiar la situación actual».

Comercios colindantes

Los locales de Sant Antoni, en temporada baja, sobreviven de milagro. «Esto va de mal en peor y cada vez hay menos gente», explica Maribel de Modas Jopamar. En esta línea cuenta que, aunque la medida va a mejorar el ambiente de la zona «por ruido, gente inadecuada que va a lo que va», va a afectar a los comerciantes no solo del West, si no también a los de alrededor. «Lo que no tenía que estar permitido es que llegue este tipo de turismo ni que las terrazas se puedan comparar al West que es un mundo y a parte; es un zoo de salvajes», critica.

Lo mismo piensan en el bar El Patio. «La limitación va a jugar en contra de muchas familias», dice uno de sus camareros. Por su parte, María Marí, de la tienda Excelsior, en los alrededores del West, piensa que no va a afectar a su local. «A la zona en general no lo sé, pero entiendo a la otra parte. Si son las cuatro de la madrugada entiendo que a la gente que está en casa no le haga gracia el ruido y parte de culpa es de la música, no solo de la gente que hay en la calle».