Pilar Boto Díaz.

Con 21 años, al acabar los estudios de Enfermería, se fue a trabajar a Lisboa cuando en España no había de lo suyo. Regresó a Gijón, donde estuvo cinco años y después otros siete en Oviedo hasta que se especializó en matrona.

¿Por qué estudió la especialidad de Matrona después de más diez años trabajando como enfermera?

—No es vocacional como todo el mundo puede decir. Estaba cansada de que al ser enfermera sirves para todo y te mueven como ficha de parchís. Estás en Medicina Interna y si necesitan alguien en Pediatría te mueven cuando nunca has estado con un niño y no sabes la dosis de medicación. O estás en la UCI y te mueven para Urgencias y después te sacan para Medicina Interna. Era un poco estresante y no me sentía valorada como profesional. Decidí especializarme y, en aquel momento, estaban las especialidades de salud mental y enfermera obstétrico ginecológica, de matrona. De las dos, me decidí por matrona y la verdad es que me encanta.

¿Cómo fue dejar Asturias y venir a Ibiza?

—Para entrar en la especialidad tienes que hacer un examen de toda la carrera de Enfermería. Había 400 plazas para toda España y nos apuntamos 20.000. Escoges dependiendo de la puntuación y tenía plaza en el País Vasco y Galicia pero me apetecía sol y cambiar de aires. Mi idea era Palma, pero no me llegó la nota y decidí Ibiza.

¿Le gusta Ibiza?

—Sí. Estoy muy a gusto. Al no tener familia, hacemos mucha piña los amigos pero el tema de la vivienda te imposibilita mucho. Comparto piso desde que he llegado y con 38 años no me apetece seguir así. Para comprar es imposible para una persona sola. Al final me he comprado un piso en Gijón y me iré porque no hay manera y me encanta la isla.

¿Y su trabajo en Paritorio?

—A mí el trabajo me motiva mucho. Si estoy aquí es por esto. Se trabaja muy bien en Paritorio, he sido supervisora y hemos podido conseguir muchas cosas. Ése es el motivo por el que he estado aquí pero tu vida personal es muy importante también. Para alquilar tú sola se va medio sueldo. ¿Cómo es posible que mi amiga que es matrona en Asturias viva en un piso muy bonito y pagando menos? La familia tira también. Aquí no he echado raíces y no tengo nada que me ate. Es el momento, es cíclico.

Pues es uno de los servicios con mejores críticas de Can Misses.

—Sí, es muy bonito el trabajo. En el norte se trabaja de manera diferente. Aquí se respeta mucho más el parto humanizado. En Asturias no es así, es más de intervenir. Es cultural y pienso que me costará al principio, pero cuando me conozcan y confíen en mí empezaré a hacer mis cositas.

¿Cómo fue tu primer día de trabajo en Can Misses?

—Fue muy emocionante. Fue un parto muy fácil de una mujer inglesa; era su tercer hijo. Tengo una foto con ella y no se me olvida su nombre. Las sensaciones son una pasada.

¿Y cuándo empezó a trabajar?

—Fue en un servicio de Urgencias en Lisboa. Estaba tan estresada y agobiada porque no conocía el idioma que no recuerdo lo que pasó ese día. El portugués es fácil pero hablaban tan deprisa que no los entendía. Al mes empiezas a entenderlos.

¿Cuál ha sido su peor experiencia?

—Todos lo pasamos muy mal cuando tenemos una cesárea urgente porque el bebé no está bien. Tenemos que correr. Eso es lo peor.

¿Se preparan para estas situaciones tan adversas?

—Hacemos simulacros y tenemos cursos para aprender a dar malas noticias. Creo que hay cursos de preparación del personal, pero yo no he hecho ninguno.

¿A qué se hubiera dedicado si no fuera matrona?

—Me encantaría trabajar en una tienda de regalos. Me gusta envolver regalos. Siempre lo digo porque pasamos situaciones tan estresantes y lo pasas tan mal que me pregunto por qué no estaría envolviendo regalos. No soy consciente de haber preferido otra profesión, pero en momentos de estrés me pregunto por qué nos empeñamos en hacer estas profesiones tan heroicas. Hasta qué punto te satisfacen personalmente. Trabajamos de cara a los demás y no nos damos cuenta de cómo nos repercute en nosotros.

¿Recuerda alguna anécdota en su trabajo?

—Me llama mucho la atención que en los partos las mujeres lo pasan mal y se preocupan más por su pareja que por ellas mismas. Hasta dónde llega el instinto de cuidar de las mujeres. Recuerdo un parto en el que la mujer acababa de parir y tenía el bebé encima, miró a su marido y le preguntó cómo estaba cuando ella acaba de tener un niño. Me llamó mucho la atención. Desde que trabajo aquí tengo una visión muy considerada a la mujer. Somos heroínas por todos los procesos que pasamos, desde la adolescencia hasta la menopausia. Les tengo un respeto y las defiendo a muerte.

¿Qué le ha aportado su trabajo?

—Mucho a nivel personal en el aspecto de valorar a las personas y ver cómo somos. Ves parejas muy compenetradas, otras que están fatal, madres solteras, otras que le ha costado mucho quedarse embarazadas y cómo una mujer se transforma a la hora de parir.

¿Qué le parece el parto en casa?

—No lo veo mal cuando está hecho con una matrona y con unos criterios que hay que tener en cuenta. En la isla hay muy pocas matronas que hacen el parto en casa. Hay doulas que se dedican al acompañamiento en el parto y algunas hacen partos. Nos hemos encontrado sustos grandes de mujeres que vienen solas. Estoy a favor del parto en casa pero con un profesional que sepa.