Hablar de hierbas ibicencas es hablar de la Familia Marí Mayans. Con más de 130 años y más de 30 libros de recetas a sus espaldas, la empresa ha ido pasando de generación en generación hasta llegar a las manos de los hermanos Bartolo (1981) y Carlos (1983) Marí Mayans. Los inicios se remontan a 1880 en Formentera donde su tatarabuelo, Juan Marí Mayans, después de varios años de pruebas, puso en marcha una destilería que hoy en día es una referencia. «Supongo que ahora alucinaría», reconoce Bartolo, que recuerda que empezaron elaborando ocho litros y ahora hacen medio millón.

¿Cómo eran las primeras hierbas ibicencas que salieron de la familia Marí Mayans?
—Las primeras salieron básicamente del conjunto de plantas que tenían alrededor de la casa payesa donde vivían. Como todas las familias, seleccionaban las plantas que tenían cerca, las ponían a macerar en un anís y este era su licor de hierbas de casa. Eran hierbas caseras. Ahora está todo muy legislado, tiene una regulación europea que te marca las plantas que puedes usar y los métodos a seguir.

-¿Las de ahora mantienen el mismo sabor?
—Han cambiado. Tenemos todas las recetas manuscritas. La familia empezó a trabajar el tema de los licores y las hierbas en 1860 por lo que tenemos un montón de recetas con ingredientes o plantas que hoy en día son inimaginables de meterlas en un licor. De las primeras a las actuales hay una gran diferencia, pero a la que se consiguió la receta son muy similares.

¿Qué plantas se metían antes que ahora son impensable?
—Por ejemplo, se metían espinacas. Son ideas que uno tiene, te despiertas iluminado y dices «voy a meter espinacas a ver cómo quedan...».

¿Cuántas recetas tienen guardadas?
—Una barbaridad y también de productos o licores que no tendrían salida en el mercado actual. Tenemos como 30 o 40 libros de recetas.

¿Cuándo se consiguió la receta con la que seguís trabajando ahora?
—Alrededor de 1880 que es cuando se fundó la primera destilería en es Caló, en Formentera. Entonces ya empezaron a atinar lo que son las hierbas actuales.

¿Cuáles fueron los primeros pasos de la empresa?
—Juan Marí Mayans, que era un estudioso de los beneficios de las plantas a nivel medicinal, hacia remedios con las plantas. Era el druida de Formentera. Hoy en día no puedes decir que el alcohol tiene propiedades medicinales porque hay que separar una cosa de la otra, pero él se dio cuenta que estos remedios con un poco de alegría entraban mejor. Era un obsesionado de las plantas y fue a Barcelona a una destilería a aprender el oficio y fundó la primera en 1880.

¿Cuántos litros producían en los inicios y cuántos hacen ahora?
—Juan Marí Mayans tenía como meta hacer unos ocho litros y cuando los vendía hacía ocho litros más. Su objetivo era vender esos ocho litros durante el día. En la actualidad estamos cerca del medio millón de litros y si Dios quiere seguiremos creciendo.

¿Cree que Juan Marí Mayans se hubiera imaginado esta expansión del negocio?
—Imagino que en la época en la que vivió fue un medio de vida para subsistir, no para montar un negocio. Supongo que alucinaría. También el cambio que ha pegado Ibiza y Formentera a nivel de población o turismo, no tiene nada que ver. Creo que estaría orgulloso de ver cómo es a día de hoy lo que él inició.

¿Cuál es el secreto del éxito de la empresa o de las bebidas Marí Mayans?
—El éxito es gracias a la experiencia que llevamos acumulada, ya que es una ventaja tremenda tener 150 años de pruebas e investigación. También hemos primado siempre el tema de la calidad, usar siempre las mejores materias primas en alcoholes y plantas, hacer una buena selección y también el equipo de trabajo que cree mucho en la marca y está muy implicado, por lo que les agradecemos que se dejen la piel en ello.

¿Cuántos empleados tiene la empresa?
—Ahora estamos en entre 25 y 30 trabajadores. Cuando empezó era solo Juan Marí Mayans. Él las hacía, las probaba y las vendía.

¿La receta de las hierbas está mejor guardada que la de la Coca-Cola?
—Siempre se habla del secreto, pero yo creo que el gran secreto de nuestra receta son los procesos más que los ingredientes porque las hierbas están pautadas por legislación europea, pero en el cómo hacer los procesos es donde está el truco.

¿Qué hierbas se utilizan?
—Cualquiera las puede ver, pero principalmente hierba luisa, naranja, limón, anís, romero o la flor de la frígola, que es muy especial. Son las que básicamente te configuran el 80% del licor. Todas las cogemos en Ibiza, nos las traen los payeses, las seleccionamos, las pesamos y las incorporamos a los procesos. Antiguamente se maceraban en anís, pero nosotros seguimos un procedimiento diferente dependiendo de la planta: algunas las maceramos, otras las destilamos, otras las infusionamos... Cada una tiene su tratamiento específico y es la clave del resultado final. No es lo mismo hacer una infusión de una planta que una destilación. Hay que saber qée proceso le conviene a cada planta. Este es el secreto.

¿Pero ponen un número impar de hierbas como marca la tradición ibicenca?
—Es un poco una leyenda. Seguramente que la gente que tenía las plantas alrededor de su casa coincidiría que sería un impar. Pues nosotros no, nosotros las hacemos con un número par.

¿Han intentado imitarles?
—Sí, hoy en día todo lo que tiene cierto éxito trata de ser imitado. La marca es reconocida, el licor es bueno, la gente lo aprecia y siempre han intentado imitarnos. Lo difícil es llegar a esta experiencia, esos recorridos y esos procesos. Puedes tener la receta pero la clave es cómo se hace cada proceso.

¿Cuánto tiempo necesitan para hacer una botella de hierbas?
—Nosotros a día de hoy 5 minutos porque es un proceso continuo y usamos cada planta por separado. Tenemos los destilados, maceraciones e infusiones por separado ya preparado. Si quieres un litro de hierbas haces la receta y lo tienes. En cambio, para llegar a eso necesitas un año natural porque cada planta tiene su fecha de cosecha, su tiempo de maceración o su tiempo de destilado. El primer litro tardaría alrededor de un año en obtenerse.

¿Cuáles son las mayores dificultades que se ha encontrado la empresa en el camino?
—En los inicios, la mayor dificultad que se encontró Juan Marí Mayans fue el tema de las aduanas. Aunque antaño no había tanto control como en la actualidad, tuvo que irse a Ibiza por el tema del control aduanero. Pertenecer a una isla tiene sus desventajas. Hace unos años toda la mercancía tenía que pasar por Palma y los costes de las botellas, las etiquetas o las cajas se disparaban. Por otra parte, es una ventaja porque llevar el nombre de Ibiza y Formentera como bandera es una cosa que te abre las puertas. Por otra parte, la fábrica se ha quemado en varias ocasiones, hemos estado mal y bien como una montaña rusa. Ahora toquemos madera porque las cosas van más o menos bien, con mentalidad de crecer.

¿Tienen algún proyecto de futuro en mente?
—Este año vamos a sacar un producto nuevo que tenemos pensado presentar en Semana Santa, que creemos que va a ser una cosa novedosa. Un poco más a largo plazo estamos proyectando unas nuevas instalaciones punteras muy ligadas a la destilería pero que también nos va a permitir un reconocimiento de marca un poco más grande de cara al exterior. También será un proyecto para la gente de aquí con la idea de hacer visitas, catas y una zona de museo.

¿Cuántos productos elabora Marí Mayans y cuál es su toque de distinción?
—Como especialidades y basándonos en las recetas de nuestros antepasados, tenemos las hierbas ibicencas, la frígola, el palo, la absenta y la ginebra. La frígola fue nuestro primer producto y con el que empezó la firma Marí Mayans, que es una destilación de tomillo y maceración de naranja. El palo es un aperitivo a base de plantas leñosas y a la absenta no le damos mucha publicidad por su alto grado de alcohol, ya que si no se usa para la coctelería son un poco peligrosas, sobre todo para la juventud. No le damos mucho bombo, pero es un producto muy premiado. También tenemos el IBZ, que es un gin premium que se basa en recetas de hace muchos años, solo que le hemos incorporado un poco de destilado de frígola y ha quedado muy mediterráneo y muy reconocible de nuestra marca.

¿Cuándo empezaron a exportar y a cuántos países exportan ahora?
—Ahora alrededor de un 30% de la producción es exportación, el resto es mercado local. El salto que tendríamos que dar es a la Península. La primera exportación fue a Filipinas y Cuba cuando eran colonias españolas entre 1930 y 1940 y ahora tenemos mercados potentes como Suiza, Estados Unidos, Alemania, Inglaterra, Italia, Holanda o Bélgica. Otros destinos menos representativos son Emiratos Árabes o Australia y ahora estamos empezando en Rusia.

¿Cómo ha evolucionado el formato de la botella tan característico de la marca?
—Antes las botellas que había eran las que eran y se hacían botellas grabadas con nuestra marca. Lo que hemos buscado en los últimos años es patentar nuestra botella para que sea reconocible desde lejos. La botella triangular está inspirada en la figura de las payesas ibicencas y es un símbolo de identificación de la empresa. Es nuestra botella.

¿Cuáles son las ventajas y desventajas de trabajar con familiares?
—Estamos al mando mi hermano y yo, pero al final es como las empresas pequeñas. Lo importante es el respeto, llevarse bien, aunque haya disparidad de criterios no pisar el uno al otro e intentar hablar las cosas. A veces el exceso de confianza puede ser peligroso. Y sobre todo, fuera del trabajo, desconectar, aunque sea difícil.

¿Alguna anécdota de la empresa para el recuerdo?
—La gran anécdota es que las hierbas ibicencas nacieron en Formentera. Como anécdotas negativas, las veces que se ha quemado la fábrica. Y como anécdota reciente es un viaje a Miami en el que alucinamos. Fuimos al Miami Beach y estaba todo forrado de Marí Mayans, era increíble. Es curioso porque llegas de pardillo y ves todo con tus logos.

¿El negocio tendrá una continuidad generacional?
—Nosotros somos jóvenes, tenemos una generación futura pero evidentemente se dedicarán a lo que les guste. Nosotros no vamos a imponer nada. Si continúan, perfecto, y si no, habrá que ver qué hacemos.

¿Volvería a ser empresario?
—Sí, tiene cosas positivas y negativas, pero sí, está bien. Nuestra ventaja es el recorrido que tenemos detrás, cuando empiezas de cero es otra cosa porque tienes más dificultades, pero sí volvería a ser empresario.

Datos

•PRIMER TRABAJO: Analista de datos en Spanair

•FAMILIA: Dos hijas

•AFICIONES: Deportes, en especial, la vela

•CIUDAD PREDILECTA: París y Londres

•RINCÓN DE IBIZA: Cala d’Hort y sus vistas a es Vedrà.

•PLATO: Huevos fritos

•EQUIPO DE FÚTBOL: Real Madrid

DE PEQUEÑO QUERÍA SER...: Profesor de Matemáticas