La titular del juzgado de lo Penal número 2 de Ibiza, Martina Rodríguez, ha dictado una sentencia absolutoria para el joven de 19 años que se enfrentaba a una multa de 3.240 euros acusado de un delito de abusos sexuales tras ser denunciado por una menor de edad en Sant Antoni.
En el auto de absolución se indica que «no han quedado acreditados» los hechos denunciados y el «ánimo libidinoso».

La defensa solicitó la libre absolución del joven ya que, según expuso en sus conclusiones, «de la declaración de los testigos no ha quedado acreditado que el chico le tocase los pechos a la denunciante». Por su parte, la representante del Ministerio Fiscal retiró la responsabilidad civil y avanzó que no recurriría la sentencia en el caso de que esta fuese absolutoria, ya que de las testificales se desprende «una confusión, sin quedar claro el ánimo libidinoso».

En el juicio celebrado el pasado 20 de febrero, la sala escuchó el relato del acusado, la víctima y varios testigos de los hechos ocurridos la madrugada del 28 de enero en la calle de la Mar de Sant Antoni, junto a la entrada del pub Chicago.

Negó las acusaciones

El acusado negó los hechos y advirtió que él no le tocó los pechos, sino que se dirigió a ella para recriminarle que estaba gritando. El joven añadió que tras el incidente se dirigió a la plaza de España y poco después, en torno a las 04.00 horas, fue detenido por dos policías locales que le advirtieron el motivo de su arresto.
Posteriormente declaró la denunciante, que lo hizo protegida tras un biombo. La joven indicó que cuando se encontraban junto a la puerta del local para saludar a un amigo, escuchó gritos y al darse la vuelta se topó con el acusado. A la pregunta de si, tal y como figura en la denuncia, el joven le «cogió los pechos, apretó y dijo: ‘chúpamela, guarra’», la chica relató que ella notó que le tocaba y apretaba los pechos: «no puedo saber si su intención era empujarme. Estaba en shock», señaló la chica ante el tribunal.

Tras ella declararon cuatro testigos, tres amigas de la denunciante y una cuarta joven, amiga del acusado. De sus testimonios se desprende que hubo un careo entre los dos jóvenes, que se empujaron y acabaron en el suelo, pero ninguna ratificó que el joven apretase con sus dos manos los pechos de la chica. Una de ellas apuntó que el chico gritó palabras como «puta y guarra», pero no pudo precisar que estas fueran dirigidas a su amiga.