Alonso Caparrós, Pepón Nieto y Jordi Mollá protagonistas de la comedia ‘Perdona bonita, pero Lucas me quería a mí’.

La película Perdona bonita, pero Lucas me quería a mí, dirigida por Dunia Ayaso y Félix Sabroso y estrenada en 1997, es una de las películas españolas más taquilleras y emblemáticas de la cultura queer. Tanto éxito cosechó y la gente disfrutó tanto con la hilarante historia que fue llevada al teatro en una versión musical que entonces recorrió España entera. A nadie le pareció nunca que Pepón Nieto estuviese soltando una expresión con connotaciones machistas por decir la frase que dio título a la comedia, porque deducir eso de la palabra «bonita», es deducir mucho y deducir mal.

Pobre de mí, que se me escapó sin ninguna mala intención durante una tertulia radiofónica, en tono absolutamente coloquial y sin aludir en ningún momento a nadie, la maldita palabra «bonita». Pudo escapárseme un «coño», que a veces pasa, y no sé la que se hubiese montado.

Un exabrupto que salió sin el menor ánimo de ofender, pero que por lo visto ofendió mucho, lo que me obligó a pedir disculpas porque no tuve nunca esa intención.

Me inquirió la ofendida en Twitter, la concejala de Urbanismo de Eivissa, Elena López, tras acusarme de faltarle al respeto por llamarla «tramposa» y «bonita», y me preguntó si en caso de ser concejal, le hubiese llamado «bonito». Las respuesta es que sí, absolutamente, sin la más mínima duda. O quizás «guapo» o «monada». Los gais lo hacemos muy a menudo y también esto de llamarnos en femenino y nadie se ofende. Y, por supuesto, nadie piensa que al hacerlo se incurre en una falta de respeto y menos aún en machismo, del que me acusan ilustres feministas como Milena Herrera, Silvia Cano, Aída Alcaraz, Montserrat García o Joan Ribas, entre otros.

Siguiendo su torcida argumentación, yo podría acusarlas a ellas de homofobia, porque dudo que si yo fuera heterosexual ellas lanzasen este viernes el ‘pim, pam, pum’ que organizaron en Twitter a mi costa, donde el PSOE de Sant Antoni en su perfil de Twitter incluso no solo vio machismo, sino algo peor que no se atrevieron a especificar porque no son tan imprudentes. ¿Podría yo deducir eso en buena lógica? En buena lógica no, pero si tuviera mala intención, podría. Pero yo no puedo seguir nunca ese proceso ilógico por el cual quien me critica lo hace porque soy homosexual. Ellas, por lo visto, sí deducen que quien las critica lo hace movido por el machismo, aunque sea con la ridícula prueba de utilizar la palabra «bonita».

¡Quién me iba a decir a mí que algún día concejalas del PSOE me acusarían de machismo! A mí, que debo ser a partes iguales feminista y gay. Me pueden acusar de tantas cosas con razón que me decepciona que lo hagan de machista porque es como si me acusan de homófobo, aunque cosas peores se habrán visto. Pero, en fin, que pido perdón si ofendí a alguien porque nunca quise hacerlo. De hecho, ninguno de los otros tertulianos presentes me recriminó la coloquial y quizás desafortunada expresión de ‘bonita’, porque a nadie debió parecerle un acto tan abyecto y criminal como algunos han visto, con evidente sobreactuación tuitera a la que son tan proclives.

Elena López se molestó más porque la llamase «bonita» que «tramposa», cuando lo segundo es objetivamente más grave, pero que no te sirve para encalomar el sambenito de machista a una marica confesa como yo.

Como me voy quedando sin espacio y el asunto no se despacha con cuatro borrones, les explicaré otro día las trampas a las que hice alusión en el programa de radio, porque son relativas al Parador de Ibiza, que no será cosa que se solucione pronto y podremos analizarlas otro día con más tranquilidad.

Aperturas y cierres

El Ayuntamiento de Sant Antoni ha decidido no conceder una autorización extraordinaria para alargar los horarios de las fiestas de apertura de dos discotecas que están en su término municipal. Ambas habían pedido que en lugar de parar la actividad a las 6 de la mañana, atendiendo a la excepcionalidad de dichas fiestas, que atraen a Ibiza a miles de amantes de la música electrónica para ver la actuación de los artistas más importantes de ámbito mundial, pudieran cerrar a las 12 del mediodía. El equipo de gobierno ha denegado la autorización fundamentándolo en que se originan problemas de seguridad. Obviamente toda aglomeración de gente los causa, pero para eso están los gestores políticos, para resolverlos. Bien pudieron autorizarlas hasta las 8, con lo que hubiera sido un ‘ni para ti ni para mí’, pero no se buscaba eso. Porque en Ibiza se comienza por omitir en los vídeos de promoción turística toda alusión al ocio nocturno, como si no existiese, como si no fuera conocida Ibiza en el mundo entero por ser el centro neurálgico de la música electrónica y de las macrodiscotecas entre mayo y septiembre, y se termina por sabotear acontecimientos extraordinarios, tratándolos como si fuesen una noche cualquiera.

Con una miopía más que preocupante, se intenta demonizar a las discotecas y se dice, como se ha oído en la sala de plenos de Sant Antoni, que como ganan mucho dinero, que se sacrifiquen un poco por el bien de todos. Pero resulta que quizás se está causando un mal a todos, porque el mensaje que se lanza es muy claro: no os queremos. Los miles de clubbers que vienen a Ibiza para unos eventos extraordinarios no son tenidos en cuenta, como si ningún otro lugar del mundo tuviese discotecas. ¿Acaso un partido del Real Madrid o del Barça no causa incomodidades a los vecinos? ¿Acaso no lo hace cualquier manifestación o cualquier verbena de las fiestas patronales? Pero en Sant Antoni se decide tratar a estos grandes eventos como si fuera algo intrascendente, sin importancia, que mejor sería que no ocurriera. Y si hace falta incumplir un acuerdo alcanzado en su día por el Consell d’Alcaldes, pues cosas peores se han hecho y nada ha pasado. Si algo sucede en Ibiza que merezca una vez al año un trato distinto, son los openings y los closings. No por las discotecas, sino por la gente que va a ver actuar a sus dj’s favoritos y a bailar su música. No entender esto es de una cerrazón alarmante porque decisiones como estas, tan trivialmente despachadas, tienen consecuencias sobre mucha gente y sobre la industria sobre la que descansan muchos puestos de trabajo en la isla, guste o no.

Feliz domingo.