Turismo. Ingleses y españoles del imserso son el perfil propio de abril, un cliente de «calidad», según restauradores, porque «gastan más y son más tranquilos».

En la Bahía de Sant Antoni, dirección a Port des Torrent, la carretera se ve cortada por obras en la confluencia entre calle Cantabria y el comienzo de Carrer des Caló. Los establecimientos de restauración abiertos pueden contarse con los dedos de una mano, como es habitual en estas fechas, y la mayoría de hoteles todavía están en rehabilitación a la espera de su puesta a punto para comienzos de mayo. Proliferan las oficinas de alquiler de vehículos «con precios especiales para imserso». Llama la atención la cantidad de carteles de «se alquila» o «se vende» y la situación general parece de abandono conforme avanzamos y llegamos a la Oficina de Turismo de Sant Josep, todavía tapiada.

Por la calle de Cala de Bou nos encontramos a varias parejas del imserso que han venido a pasar unos días, «nos parece mal el impuesto que nos habéis puesto a los que venimos de fuera, a los jubilados habría que facilitarnos las cosas», manifiesta Marciano, un vasco que, como el resto del grupo, ha contratado una agencia privada. «Estamos haciendo excursiones por toda la isla, porque en esta zona no hay nada abierto y venimos caminando desde Sant Antonio» explican Gloria y Pedro.

Nos sorprende ver a un grupo de británicas ataviadas para pasárselo en grande en algún beach club, aunque más sorprendidas parecen ellas al comprobar que no podrán lucirse porque «está todo cerrado», declara Lola, que ha venido cinco días desde Londres con sus amigas esperando el fervor del verano. Le preguntamos por sus planes, «alquilaremos un coche para ir a Cala Bassa, iremos a un Karting y saldremos de fiesta por el centro de San Antonio, que hay algo más de ambiente».

Efectivamente, en el centro de Sant Antoni se palpa más ambiente. Las terrazas ya se presentan abarrotadas en el centro, sobre todo aquellas tocadas por el sol del mediodía, siempre bienvenido para estas fechas. En el Passeig de la Mar los establecimientos ya abrieron en Semana Santa. «Diríamos que estamos atendiendo a un turismo más de calidad, porque gastan más, son más tranquilos, permanecen más tiempo en el local y la afluencia es mayor a la del año pasado para estas fechas», explicaba Itziar, una de las empleadas de un popular bar de la zona, coincidiendo con otros restauradores.

Con respecto a nacionalidades, «ingleses y españoles en su mayoría, «aunque a nuestro local suelen venir holandeses», afirma Eduardo Duque, regente de uno de los locales de la zona predilecta para disfrutar de la puesta de sol que. Del mismo modo, manifiesta su preocupación por la reciente legislación sobre el límite de 65 decibelios y sus posibles efectos en el sector, «es fundamental el respeto a los vecinos, pero nos han metido a todos en el paquete». Sobre el ambiente, «tranquilo y familiar».