Algunos afortunados aún conservan sombreros realizados por Juan Bonet que abrió la reconocida Sombrerería Bonet en 1916. Desde hace 30 años su nieta, Virginia Bonet (Eivissa, 1967), está al frente de este mítico negocio ubicado en el barrio de la Marina donde cada año pasan clientes fijos de la isla y de todas partes del mundo para adquirir este complemento que desde hace unos años vuelve a vivir un momento dulce.

¿Cuando nació esta mítica sombrerería de Ibiza?
— La sombrerería se fundó en 1916 por lo que ahora cumpliremos 102 años. La abrieron mis abuelos y hasta el día de hoy ha funcionado. Sigue en manos de la familia y prácticamente todo sigue igual, aquí dentro parece que no ha pasado el tiempo.

¿El local se mantiene igual que en los inicios?
— No ha cambiado nada, lo único es que antes la tienda era aún un poco más pequeña; había una pared y mis abuelos tenían un baño y una especie de cocina, así que aquí comían y hacían la vida dentro de la tienda. De esta forma, lo único que ha evolucionado es que se quitó la cocina e hicieron la tienda un poco más grande, pero conservando el mobiliario y todo tal como estaba.

¿Cómo tuvieron esta idea de abrir una sombrerería en Ibiza?
— No sé como se les ocurrió. Lo que tengo entendido por lo que me contó mi padre es que mi abuelo se fue a América un tiempo y allí trabajó en una sombrerería. Estaba de dependiente, ahorró dinero y cuando volvió a la isla tuvo la idea de poner la sombrerería con mi abuela, que también aprendió el oficio y empezó a hacer tocados y velos.

¿Al principio confeccionaban ellos los sombreros o los adquirían en fábricas?
— En los inicios ellos hacían los sombreros, pero con el tiempo evolucionó más y empezaron a ponerse en contacto con fábricas y a comprar sombreros fuera.

¿Qué tipo de sombreros se vendían cuando abrieron en 1916?
— Ahora ha evolucionado más en tema de colores y diseños, pero antes se llevaba en invierno el típico sombrero negro y en verano, un sombrero blanco o de paja. Las mujeres cuando se casaban llevaban un tocado o se les ponía un velo en el sombrero.

¿Que le impulsó a seguir con el negocio familiar?
— Después de mis abuelos, el negocio lo continuó llevando mi padre. Él era maestro en Sa Graduada y a la vez llevaba el negocio. Después empezó a trabajar de cara al turismo con otro tipo de negocios de playa y dejó el trabajo de maestro. Yo le ayudaba hasta que un día me dijo que me encargara yo de la sombrerería, que la arreglara e hiciera lo que quisiera con ella.

¿La gente se sorprendía al principio que quisiera seguir con la tienda?
— Al principio mis amigas me decían que si estaba segura de llevar esta tienda tan antigua. Parece que no me pegaba estar aquí dentro, pero mi padre confió en mí. Al principio también veía la sombrerería como una tienda muy antigua, porque en aquella época me gustaban cosas más modernas, pero pensé en devolver la confianza de mi padre y llevarla lo mejor que pudiera y ya llevo 30 años aquí.

¿Qué edad tenía cuando empezó a dirigirla?
— Tenía 20 años. Fue cuando mi padre me dijo que la arreglara y buscara cosas bonitas. Entonces tuve dos opciones: o dejarla como estaba o cambiarla completamente y hacerla moderna. Como siempre me han gustado las cosas antiguas, he cambiado lo mínimo y he intentado mantener su esencia.

¿Qué le ha animado a mantenerla?
— Le tengo mucha estima. Estoy más aquí que en mi casa. Me gusta y el público responde muy bien, a la gente le gusta venir y muchos vienen a hacerse fotos en la tienda. Todo el mundo me dice que es muy bonito haber seguido con esta tradición familiar y no haber cerrado la tienda. Siempre me he sentido muy arropada y muy reconocida en este sentido. Hace dos años nos dieron la Medalla de Oro de la ciudad de Ibiza y te sirve para pensar que tal vez no lo he hecho tan mal.

Cuando abrió la tienda se llevaban mucho los sombreros. ¿Ahora ha pasado de moda o va por épocas?
— Antes todo el mundo llevaba siempre sombrero, después justo en los años que empecé estaba más flojo el negocio, estaba un poco de capa caída. Pero ahora no, ahora el sombrero ha resurgido mucho. Está en todas las pasarelas de moda y tenemos clientes que vienen de todas las partes del mundo a comprar y saben que la sombrerería está aquí y vienen adrede a por sombreros. A la gente le gusta, está de moda y es un complemento muy necesario porque en verano te protege del sol y en invierno, del frío. Además, es un complemento de vestir que luce mucho.

¿Usted suele llevar sombrero?
— Sí, en verano siempre. En invierno reconozco que no, pero en verano ya es una costumbre.

¿Cuáles han sido las mejores épocas de la sombrerería?
— En los tiempos de los abuelos, porque era la época del sombrero. Si ves fotos antiguas todo el mundo llevaba sombrero y después ha ido por etapas con altibajos. Ahora desde hace un par de años también funciona muy bien la tienda y veo que está muy reconocida. Tiene muy buena crítica y ahora es un momento bueno.

¿Quiénes son los clientes habituales? ¿Son de aquí o de fuera?
— Tenemos de todo, de Ibiza, clientes fijos de fuera y gente que está de paso. Para el ball pagès también vienen mucho a comprar sombreros.

¿Tienen clientes de toda la vida?
— Sí, que conozcan a los abuelos ya no tanto, pero que conocían a mi padre, sí. Hay una señora ibicenca que ahora vive en Finlandia y siempre que viene a Ibiza viene a comprarse gorros, sombreros, guantes y se lleva todo el equipamiento porque dice que allí no tiene donde comprar.

¿Conservan sombreros de la época hechos por su abuelo?
— Un cura de Sant Agustí nos dijo este invierno que tenía un sombrero de esta sombrerería de 1916, del principio de la tienda, y ya le dijimos que lo tendría que haber traído para la exposición que hicimos en el centenario con sombreros antiguos de gente que nos los cedió para este día. Es una pena porque nosotros no conservamos ningún sombrero de aquella época. Ahora empezamos a tener alguno como algún sombrero de gonella. La mujer que los hacía falleció y cuando nos quedaba solo uno ya no lo vendimos porque sino no nos quedamos nada. Un vecino de aquí también nos trajo un sombrero de su abuelo hecho por el mío y estaba firmado por Juan Bonet y nos lo dejó. Lo que conservamos son las hormas que utilizaban para hacerlos más grandes o el medidor antiguo para medir las cabezas.

¿Cada vez es más complicado encontrar sombrererías?
— Se encuentran pocas y normalmente en cascos antiguos de las ciudades. También son tiendas pequeñas y antiguas. Hay sitios que aún encuentras pero no es habitual, no es como una zapatería que hay miles.

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¿Cuales son los sombreros que ahora tienen más salida?
— Tenemos los sombreros de paja que están muy de moda y que los llevan mucho los músicos. También la pamela en verano tiene mucha salida o el panamá. No obstante, todos van teniendo salida porque después hay gente que viene a buscar algo más clásico y también se vende.

¿Ahora compran todo en fábrica o también personalizan algún sombrero?
— Viene todo de fábrica, pero personalizamos algunos sombreros sobre todo para bodas. Te piden cambiar la cinta o añadir flores.

¿También han pasado dificultades hasta el punto de pensar en cerrar?
— Hasta el punto de cerrar no, aunque es verdad que ha habido temporadas más flojas, pero esperas que lleguen más buenas. Buscas lo que el público te pide y calidad. El 90% de los sombreros que tenemos están hechos a mano y casi todo es fabricación española. A la gente que le gusta el sombrero nota la diferencia.

¿Vienen famosos a comprar?
— Sí, en verano vienen muchos. De los últimos que recuerdo que han pasado han sido Zinedine Zidane, Kike Sarasola, Tita Cervera, Paris Hilton o Jesús Vázquez. Creo que la mayoría de famosos que vienen a Ibiza en verano pasan por la sombrerería. Siempre pienso que si me hiciera una foto con cada uno que viene tendría una gran colección para el recuerdo, pero soy muy discreta y prefiero no molestar.

El local está muy bien ubicado, ¿ha tenido ofertas para comprarlo?
— Sí, muchas. A veces tienes alguna tentación porque te hacen ofertas buenas, pero a mí que no me quiten mi sombrerería. Mis hijos no sé que harán pero yo estaré aquí hasta que el cuerpo aguante.

¿Cuál es el secreto para mantener un negocio tan antiguo?
— No tengo ningún secreto. Todos los sombreros que vendo parece que son el primero que vendo en mi vida. Me hace tanta ilusión siempre que a lo mejor este es el secreto.

¿Tiene alguna idea de cambio o de ampliar oferta de productos?
— Aquí se puede hacer poca cosa. Si piensas en cambiar las vitrinas te preguntas donde vas a encontrar algo más bonito. Cuando empecé con la tienda trabajaba una señora que estuvo 45 años con nosotros y me propuso vender santos, los puse y funcionan muy bien. También puse bastones, abanicos en verano y senellons creo que hemos tenido siempre. Son complementos que no ocupan mucho y dan un servicio, los he ido introduciendo pero a muy pequeña escala porque esto es una sombrerería.

¿El negocio tendrá una continuidad generacional?
— No lo sé, me gustaría que siguiera, pero mis hijos son pequeños y no sé que eran el día de mañana. Yo no cerraré.

¿Volvería a ser empresaria?
— Sí, no me arrepiento de nada. Estoy contenta y es un trabajo que está muy reconocido y la gente de Ibiza viene a contarte que lleva toda la vida comprando sombreros aquí y gente de fuera que viene año tras año. Todo el mundo me felicita porque la tienda continúa igual que siempre y creo que a ellos les debo seguir y sin cambiar.

PERFIL

•PRIMER TRABAJO: En la tienda de mis padres en es Canar

•FAMILIA: Dos hijos

•AFICIONES: Cantar

•CIUDAD PREDILECTA: Roma

•RINCÓN DE IBIZA: Dalt Vila

•PLATO: paella

•EQUIPO DE FÚTBOL: La Peña Deportiva

•DE PEQUEÑA QUERÍA SER...: Cantante