Elena Bustamante Munguira, vallisoletana de nacimiento, estudió en su ciudad natal la carrera de Medicina y allí se formó como residente en cuidados intensivos. Nada más terminar la formación comenzó a trabajar en la Unidad de Cuidados Intensivos de Can Misses en 2004, concretamente el 1 de julio. Desde enero de este año ocupa la dirección médica del Hospital Can Misses, un cargo que compagina con su colaboración con la Unidad de Seguridad del Paciente.

—¿Le costó decidirse aceptar el cargo?
—Tuve mis dudas, porque es un cambio muy grande. De estar viendo a tus pacientes a tener una vida más o menos tranquila pasé a un puesto totalmente distinto, a la gestión clínica, una situación en la que sí o sí vas a tener más problemas que en la asistencia sanitaria. Pero si es verdad que me llevo menos preocupaciones a casa cuando es mi paciente el que no va bien. En ese sentido, estoy más relajada, llevaba peor cuando tenía un paciente en la UVI que no va bien, que mejora, empeora; con eso lo pasaba peor.

—Pero como directora médica tiene que hacer frente a otro tipo de situaciones como las listas de espera. ¿Cómo están ahora?
—Están mejor este trimestre en comparación que hace un año. La mayor parte de los facultativos están haciendo un esfuerzo aumentando su jornada laboral, haciendo actividad extraordinaria y eso se ha notado.

—¿Siguen con las peonadas?
—Sí, en consultas externas y quirófano, en las especialidades de Otorrino, Traumatología y Cirugía. Son medidas puntuales. Son servicios que su mañana está cubierta y por eso se recurre a las tardes. Una vez que se mejoren las cifras esa actividad extraordinaria desaparecerá.

—Can Misses siempre tiene dificultades para encontrar médicos. ¿Cómo se encuentran las nuevas contrataciones para servicios como Urgencias ahora que llega el verano?
—Desde que llevo en la isla siempre hay gente que va y viene. Hay especialidades que son más deficitarias que otras. Con Urgencias trabajamos conjuntamente con María Ángeles Leciñena. Hemos hecho varios anuncios en los colegios de médicos, las unidades de docencia y otros hospitales. Estamos recibiendo bastantes curriculums. Las previsiones son bastantes buenas para cubrir las bajas de los médicos que se han ido y ofertar los cuatro refuerzos de cara al verano para evitar el colapso del servicio de urgencias y que no se demore la atención a los pacientes.

—¿Qué necesidades hay en Urgencias?
—La incorporación está siendo progresiva. Ahora han empezado dos. Hay entre seis o siete personas que se han ido, contando con las bajas, y los cuatro que se ponen de refuerzos del verano, serían diez u once contratos.

—¿Cómo es posible que un servicio como Urgencias se quede sin seis médicos?
—Es un servicio con mucho movimiento. No es una especialidad reconocida como tal. Los facultativos que van a trabajar allí son médicos de familias, internistas. Son servicios con mucho estrés, en las que guardias son muy malas y más en Can Misses, que se trabaja mucho. No había trabajado tanto hasta que vine a este hospital, ni en la residencia. Hay mucho recambio, las guardias estresan mucho, mala calidad de vida y mucha gente. Por motivos personales están una época de su vida y deciden irse a un centro de salud o al 061. No es solo un problema de esta isla sino de los servicios de urgencia, en los que se quema mucho la gente.

—¿A estas nuevas contrataciones se le exigirá el catalán?
—No se está exigiendo de entrada para ningún contrato.

—¿Le preguntan los médicos que se van a incorporar si se necesita el catalán?
—Algunos sí, pero los últimos días he estado hablando por teléfono con varios para Urgencias y ninguno me ha preguntado por el catalán. Tampoco una radióloga interesada en venir me ha preguntado. No creo que sea un problema, a ningún contrato se le exige.

—¿Que pasa con los profesionales que no han superado las pruebas realizada de catalán realizadas hace dos semanas en Can Misses? ¿No podrán presentarse a las oposiciones?
—Sí, se pueden presentar. Tienen un plazo de dos años para acreditar el nivel y se ha bajado la exigencia. Nadie te va a quitar tu plaza.

—¿La exigencia del catalán influye a la hora de que los médicos de la península se lo piensen más a la hora de venir a Ibiza?
—Son muchas las cosas que hacen que vengan, principalmente si tienes o no trabajo, si te merece la pena el traslado porque no deja de ser venir a una isla. El catalán puede ser un factor pero también son muchas más cosas y, sobre todo, motivos personales.

—También afecta la carestía de la vida.
—El problema de la vivienda es un handicap.

—¿Sigue completa la residencia para profesionales?
—Ahora se ha liberado. Varios profesionales han encontrado casa y hay otros que van a venir y hay varias habitaciones reservadas para ellos.

—Usted expresó públicamente su rechazo a la imposición del catalán hace unos años. ¿Ha cambiado de idea?
—No, sigo pensando igual.

—¿Le ha supuesto algún problema en su cargo?
—No, mi opinión personal es que el catalán tiene que ser un mérito y no un requisito. Las cosas impuestas siempre entran peor.

—Ahora que usted está en un cargo público le ha transmitido lo que piensa a la Conselleria de Salut.
—Ellos también son conscientes. El nivel de exigencia se ha rebajado, antes pedían el B2 y ahora el B1. La situación ha cambiado desde el principio y no es un problema grande como se quiere ver.

—¿Tiene el nivel de catalán?
—No y aquí estoy trabajando.

—Respecto a los nuevos servicios, ¿Cómo está el proyecto de hemodinámica?
—Está en Palma, lo están revisando y una vez acabado entrará en periodo de licitación. La idea es que la hemodinámica esté operativa en el primer trimestre de 2019, si no se retrasa.

—¿Y la Unidad de Dolor?
—Es un tema pendiente, pero Anestesia no está al completo. Es una especialidad en la que se colocan muy bien los facultativos y no tienen paro. La plantilla ha mejorado y en junio vendrán dos más pero, aún así, por la demanda de quirófanos y guardias, no son suficientes para llegar a ofrecer algo más. El servicio está haciendo un esfuerzo para intentar sacar su actividad del día a día porque les falta personal. No es el momento ahora, sí en un futuro cuando la plantilla sea completa se puede plantear ofertar otras cosas más.

—¿Se ha cubierto la vacante de neuropediatría?
—Se están reubicando las agendas. El doctor Covarrubias está asumiendo esa patología y se está haciendo una búsqueda activa de otro neuropediatra. No está cubierta aún, estamos en ello. Estamos reorganizando la agenda de la anterior neuropediatra y el doctor Covarrubias está asumiendo estos pacientes.

—¿Y Radiología?
—Urgencias, Anestesia y Rayos siempre han sido deficitarios. Los facultativos de Radiología se colocan muy bien y cuesta encontrar profesionales. La plantilla de aquí son cuatro. Ahora estamos trabajando con la Ley de Extranjería para que venga una profesional, formada en España pero que está en el extranjero, muy interesada en venir. Seguimos también en búsqueda activa para contar con más profesionales.

—¿Cuales son sus prioridades?
—Mi foco de atención está en Urgencias, Anestesia y Rayos, son servicios centrales de un hospital que son importantes y su funcionamiento tiene que estar bien para que el hospital funcione correctamente. También con el proyecto de hemodinámica. Estamos teniendo reuniones periódicas con los servicios implicados y el jefe de Cardiología de Son Espases porque hay muchos aspectos que se tocan, desde que el paciente es recogido por el 061 hasta que se le da de alta en el hospital. También el día a día, los problemas que puedan tener los facultativos y cosas que van surgiendo.

—¿Qué se puede hacer para atraer a más facultativos a Can Misses?
—Este es un hospital comarca inusual porque tiene muchas prestaciones a diferencia de otros comarcales, como cirugía vascular y van a empezar hacer unas pruebas digestivas que se derivaban a Palma. Este hospital aunque es un comarcal tiene una complejidad superior que cada año va creciendo y eso hace atractivo al profesional.

—¿Cómo pueden divulgar entonces que Can Misses tiene atractivo y no sólo hay problemas?
—Hay que cambiar eso porque puede generar alarma social e ir por la calle y que te diga alguien que no quiere enfermar porque en Can Misses no lo va a atender nadie. Eso no es. En Can Misses se trabaja mucho y muy bien, ha ido aumentando su complejidad con más servicios y dotación de tecnología. Es importante que el ciudadano ibicenco esté tranquilo que va a estar muy bien atendido con mucha categoría humana que no he visto en otros hospitales.

—Después de casi cinco meses en el cargo, ¿cómo valora la situación ahora que la conoce más a fondo?
—Positivamente. Es muy distinto a lo que hacía antes. Desde aquí tienes una visión más global. Me da la sensación de que se trabaja mucho, muy bien y algunos servicios a más del cien por cien. Hay que estar ahí, apoyarles, no siempre son cosas bonitas lo que puedes decir, pero mi balance es positivo. Estoy contenta con la gente que tengo que tratar y el trabajo.

—¿Considera que en Palma son receptivos a las peculiaridades de Ibiza?
—Yo creo que sí. A Palma le pasará lo mismo que a mí cuando oyes a todos: cada uno piensa que lo suyo es lo más importante. Los recursos son limitados y hay que distribuirlos, por eso también hay que estar ahí y pelearlo porque hacen faltan cosas.

—¿Qué hace falta?
—Siempre hacen faltan recursos humanos y tecnología.