Ángeles Nogales posa en el interior del complejo Ibiza Sun Apartments. | DANIEL ESPINOSA

Ángeles Nogales es la gerente de Fomento del turismo, pero también es una ciudadana cabreada. Consciente de que en Ibiza existe un modelo turístico que hay que cambiar. Dice que Ibiza le enseñó muchas cosas de ética social y medioambiental, que considera que la sociedad pitiüsa ha perdido.

-Se habla ahora mucho en los medios de ‘turismofobia’, hay gente que está cansada de un “exceso” de turistas.
-“Turismofobia”. No me gusta. Lo que tenemos es ciudadanos cabreados, ciudadanos incómodos en su realidad diaria ciudadanao que trabajan en el sector turístico y viven del turismo directa o indirectamente. Y eso no quita que estemos incómodos. Y lo estamos, porque a un territorio limitado no se le ha puesto inteligencia de gestión, porque la globalización de la información turística ha sido un arma de doble filo, extraor dinaria para las empresas para darse a conocer y competir en los mercados globales. Y tiene que haber una administración pública, a mi no me gusta hablar de colores políticos; empleados públicos delegados por la sociedad que resuelvan o se anticipen a los problemas de la sociedad.

Formentera propone fijar su techo turístico en 20.000 plazas.
Ellos han comprobado que a nivel hotelero, y del posible crecimiento hotelero que pudieran llegar a tener a nivel de territorio, hay un número claro. Hay que pensar que el número de plazas hoteleras en Baleares las tenemos congeladas desde hace 25 años.

-¿Podemos fijar un techo turístico en Ibiza?
-Nosotros tenemos 80.000 plazas turísticas hoteleras desde hace muchos años. Se ha abierto capacidad a las viviendas vacacionales. Ese debate nos llevó tiempo y consenso social, y decidimos que vivienda vacacional era aquella casa que cumpliera unos requisitos: que no fuera una casa especulativa, equilibrada, de tantas habitaciones, con “x” baños por plaza; que estuviera aislada en el campo, con unas licencias y unos requisitos de calidad y servicio, que no pudiera molestar a vecinos… en aquel debate ya quedó claro, en 2012, que no queríamos conflictos de usos en zonas residenciales, que no queríamos que el turismo invadiera la vida social del ciudadano.

-¿Qué relación véis entre turismo y protección del medio ambiente?
-Nosotros vendemos una marca que se llama “un paraíso cercano en el Mediterráneo”, y eso está totalmente en contra con degradar nuestras aguas o playas. El modelo de sociedad que tenemos, basado en el turismo que es disfrutar de aguas limpias, de playas limpias, de entornos naturales conservados… el sector turístico es el primero interesado económicamente, no filosóficamente, en la conservación. A mi me toca defender a las familias que necesitan tener trabajo en esta isla, a los hijos de estas familias que necesitan tener un futuro personal sin necesidad de tener que irse de aquí, y eso se llama ecosistema humano. Y el ecosistema urbano basado en la economía del turismo hemos demostrado que no está tan mal.

-Un ecosistema que actualmente está un poco complicado en cuanto a la vivienda
-Al año siguiente de empezar en Alianza Mar Blava tuve que verme participando en mesas de exclusión social. Me da muchísima pena. He tenido trabajadores viviendo en situaciones infrahumanas, he tenido hijos de amigos estafados. Tengo muchos problemas para encontrar trabajadores, porque tenemos una isla que produce trabajo pero que no produce calidad de vida. No tenemos viviendas. Cuando nos dimos cuenta de que teníamos trabajadores, familias residentes durante más de 20 años, con hijos escolarizados yéndose en pleno verano a la calle y teniendo que ir a Caritas y Cruz Roja diciendo “¿Dónde meto mi vida, que en esta isla no cabe, salvo que me meta en mi coche?”, nos dijimos ¿a qué estamos esperando para arreglar esto?

-Y ¿qué se está haciendo?
-Pues me dieron opciones como convertir ‘Sa Coma’ en un centro para trabajadores. Yo no seré la persona que hable por Ibiza si somos un destino que crea un campos de concentración para sus empleados. Construir más viviendas sociales. No señores, no necesitamos poner ni un gramo más de cemento en esta isla. Devuelvan a la vivienda residencial lo que desaprensivos y egoistas han sacado hacia un negocio turístico que nunca debió estar. El ciudadano cabreado tiene un hijo que no tiene vivienda, tiene que plantearse salir una hora antes de su casa, tiene un agua malísima, los profesores de sus hijos están más inestables, no tenemos policías, los policías que se van los sustituyen con becarios. Los empresarios pagamos las viviendas de los refuerzos policiales que vienen en verano. Formo parte de la asociación de comerciantes de playa d’en Bossa. La factura de los Guardias Civiles que pedimos de refuerzo el año pasado nos costó cerca de 9.000 euros.

-¿Los empresarios pagan el alojamiento?
-Claro, porque no hay alojamiento, y ellos de lo que ganan no pueden pagar los precios del verano. Por lo que nos encargamos de buscar alojamiento y pagarlo. ¿Crees que eso es justo para el Guardia Civil que vive aquí todo el año? ¿Que a él no se le ayuda a pagar su vivienda en esta carestía? Pero si no lo hacemos así no tenemos policías. Cuando lees que los policías que se van de las comisarías serán sustituidos por chicos en prácticas, yo estaría encantada de que vinieran los chicos en prácticas además. No en vez de. Hablas con la Guardia Civil y está extraordinariamente limitada. Eso lo saben los cuatreros de la economía.

-Y ¿cómo hemos llegado a esta situación?
-Pues este boom tiene 10 años como máximo. Coincide con la crisis económica. En algunos países la economía naufragó. En Baleares no tanto. Y en Ibiza casi nada. Por lo tanto se nos incorporó mucha inteligencia del atajo. Esa inteligencia va a donde puede hacer pingües beneficios y les importa tres pepinos la legalidad, el entorno, el pasado o el futuro. Todo eso se nos ha ido incorporando, son empresarios sin escrúpulos, aventureros, yo les llamo cuatreros. Es gente que viene a hacer negocio sobre, y contra el tejido empresarial real de la isla que paga sus impuestos, que se preocupa por la vida de las familias de sus empleados, que se preocupa del patrimonio para dejarlo a generaciones futuras. Este cuatrerismo en el que vivimos considera que es lícito hacer una industria turística en el 3ºB de cualquiera de nuestras calles, que tu coche privado puede ser un autobús, que con tu teléfono móvil puedes ser una inmobiliaria. Y así infinito.

-¿Se puede hacer algo contra este cuatrerismo?
-Ética. Cerrar los caminos a la ilegalidad. Yo en la empresa que dirijo, ningún servicio que entre dentro de esta empresa lo hace sin haberme presentado su documentación y haciendo las respectivas facturas. Y yo, particular, no uso esos servicios. La gente dice ¿voy a ser el último tonto? Me voy a mantener dentro de una estructura lega y justa? Me sumo al viento de la bonanza que abrieron estos cuatreros y ancha es Castilla. Tenemos una competencia ilegal enorme. Las VTC, las inmobiliarias, los taxistas, están desesperados. Si por ejemplo decidimos poner un techo de visitantes, fijamos la cifra y a partir de ahí cojo esas plazas y me encargo de que sean estupendas, que cumplan la legalidad, y todo lo que no esté dentro de ese cesto me lo cargo. Creo que en agosto estamos en torno a las 400 y pico mil personas en la isla. ¿Dónde está la gente que no ocupa plazas legales? ¿Duermen colgados de los árboles? Esa es la búsqueda real que tenemos que hacer como sociedad. No trasladarle a la opinión pública que no existe solución.

-¿Qué opinión tiene de la subida del Impuesto de Turismo Sostenible?
-La imagen yo la tengo clara. Encontrar una fuente de dinero para seguir inflando presupuestos que no resuelven los problemas de la gente, sino que simplemente dan vueltas en círculo sobre problemas estructurales para los que existen partidas presupuestarias. A mi que la ecotasa se use para arreglar una depuradora no me parece lógico. Porque pago un canon de agua. No estoy en desacuerdo con que haya una ecotasa, que sea equilibrada con el momento en el que estamos viviendo. La hemos subido al doble en 2018, cuando en 2018 no es que estemos viéndole las orejas al lobo. El lobo está ya encima. Y le subimos al cliente un 100% la ecotasa y no le puedo explicar por qué del aeropuerto a mi hotel las avenidas están sin arreglar, por qué el agua corriente hasta hace dos días era salada, por qué tenemos vallas publicitarias que nos afean el paisaje.

-¿Qué significa sostenibilidad?
-La sostenibilidad me molesta muchísimo escucharla cada vez más en titulares de periódicos que sólo buscan plazos cortos. La sostenibilidad es un compromiso con nuestro territorio y con nuestro hijos. No es una palabra, son hechos. Y ¿qué estamos haciendo ahora mismo de cara a la sostenibilidad? Nada. Porque a corto plazo volveremos a entrar otra vez en derivas. ¿Crees que es casual que cuando más mensajes manda Ibiza de alergia al turismo, de incomodidad con el turismo, renazcan los destinos competidores? Ya no existe la acogida Balear. Eramos la cuna de la ilusión por el visitante y nos hemos convertido en gente enfadada. Estamos teniendo una climatología que no es fantástica, pero en otros tiempos eso se resolvía con un recepcionista super simpático, un camarero súper simpático, un taxista súper simpático.

-Eso nos hizo famosos
Eramos la cuna del convivir, de la inclusión. En Ibiza en cualquier restaurante, en cualquier fiesta, a cualquier hora tenías a la mega estrella y al ciudadano en el mismo lugar sin ninguna diferencia aparente. Por eso desde fomento estamos constantemente reclamando inclusión. Ética social. Orgullo de lo propio.

-¿Se puede recuperar esa Ibiza?
-Estoy absolutamente convencida de que sí. Aquí hubo un plan de marketing que se hizo desde las empresas con estudios rigurosos de la escuela de turismo, y se retrató la Ibiza que éramos y la Ibiza a la que queríamos ir. Ese plan de marketing se desarrolló y se tuvo vigente de 2005 a 2010. Queremos recuperar el espíritu colaborativo de esa hoja de ruta. No podemos controlar los factores externos como la economía, la situación socio-política de nuestra competencia... pero sí los internos. Nuestros servicios, nuestra formación, nuestra capacidad como destino. Si todo eso lo tenemos estupendo, ese mercado complejo nos elegirá por coherente, bonitos y amables. Y no nos analizarán el precio. ¿Imaginas una marca que deje sus avatares en manos de la competencia o de las opiniones del público? ¿Dónde está nuestra oficina de la marca ‘Ibiza’. Compuesta por ciudadanos, empresarios y administración pública. Que debe tener unas reglas del juego tan claras que no perjudique a ningún ciudadano ni a ningún turista. Esta sobre explotación de nuestra casa escuece, pero cuando no regulas a tiempo, prohibes. Y prohibir es el recurso fácil de la administración ineficaz.

-Para terminar, ¿cómo va la temporada?
La temporada va de milagro. Ventas por debajo que otros años. Muchas empresas en Ibiza nos hemos esforzado en abrir más meses, para atraer a trabajadores. Si yo ofrezco cinco meses no vienen, si ofrezco siete sí que trabajará conmigo. Abril muy mal de resultados. Mayo flojo. Julio y agosto está sin vender. Está muy mal vendido a fecha de hoy.

-¿Y la previsión?
-La venta de este año va lenta. Este año va a haber huecos. Ya los hubo el verano pasado, no es una novedad. El año pasado, en julio y agosto, no tuvimos una temporada buena. Este año no mejorará.