José Guach en su empresa Gráficas Pitiusas. | ARGUIÑE ESCANDÓN

José Guasch (Eivissa, 1952) empezó como aprendiz de impresor cuando era solo un adolescente en Imprenta Isla, pero pronto supo que quería montar su propia empresa. En 1977 fundó Gráficas Pitiusas, donde ha establecido la premisa de reinvertir continuamente los beneficios para seguir creciendo.

¿Cuándo nació Gráficas Pitiusas y cómo surgió la idea de fundarla?

— Yo empecé de aprendiz y después de diez años en el sector como profesional, hubo un momento que vi que necesitaba algo propio. Entonces en 1977 empecé a trabajar por mi cuenta. Fundé la empresa con un amigo pero más adelante seguimos cada uno nuestro camino.

¿Empezaron en este mismo local?

— No, estaba en la calle Menorca en Ibiza. En 1982 fue cuando nos trasladamos a esta nave, donde hemos hecho hasta tres ampliaciones.

¿Cómo fueron los inicios de la empresa?

— Muy agradables. Yo soñaba con poder trabajar para mí mismo y hacer lo que me gustaba. Pienso que como me gusta mucho el oficio he sido un afortunado.

Cuando empezó, ¿esperaba este crecimiento del negocio?

— No soy envidioso, pero soy ambicioso, así que sí. ¿Por qué no?

¿Siempre supo que se dedicaría a este oficio?

— No, porque empecé con 15 o 16 años. No quería estudiar pero me quería formar para tener un oficio o una empresa propia.

¿Cómo empezó su relación con el mundo de la imprenta?

— Fue en el año 1967 con Joan Suñer en Imprenta Isla. Tenía ganas de aprender y me gustó, aunque era un oficio que desconocía. Incluso ahora es un oficio que no se sabe bien hacia dónde va.

¿Qué es lo que más le atrae de este trabajo?

— La variedad. Siempre haces cosas diferentes y es más emocionante.

¿Recuerda quiénes fueron los primeros clientes de Gráficas Pitiusas?

— Por sectores, empezamos a trabajar con empresas de alquiler de coches, náuticas, mayoristas o talleres mecánicos. Muchos de estos clientes continúan viniendo.

¿Qué ofrece la empresa para ganarse la fidelidad de los clientes?

— Primero, que somos fieles a la empresa y, segundo, que para que crean en nuestro proyecto se les trata lo mejor posible.

¿Cómo han evolucionado las formas de impresión desde que empezó a trabajar en este sector?

— Todos los sectores técnicos han variado mucho. Hoy en día, la impresión que se hacía antes ya no se hace. Actualmente podemos hacer más sistemas de impresión y puedes hacer mil historias y mil soportes. Antes se seguían muchos más pasos que ahora y, hoy en día, todo se hace prácticamente directamente. La parte digital sigue mejorando a pasos lentos pero importantes y creemos que en cinco o diez años ya no sabremos con qué imprimiremos.

¿Qué servicios ofrece Gráficas Pitiusas?

— Realmente lo hacemos casi todo, incluso decoración de habitaciones de hoteles. Hemos ampliado la impresión digital, que es donde más ha aumentado el volumen de facturación, porque la imprenta sobre papel está más limitado.

¿Con cuántos trabajadores empezaron y cuántos son ahora?

— Empezamos con cuatro y ahora somos una media de 20 trabajadores.

¿Hay algún trabajo que le haya gustado hacer en especial o que le haya marcado más?

— Realmente me gusta todo, pero en especial me gusta ser competitivo. Para ser competitivo hay que hacer las cosas de una manera diferente, pensar que la competencia lo va a hacer de una manera y tú lo tienes que superar. Es un reto en estrategia y es donde puedes ganar un presupuesto. Hubo una época a finales de los años 80, que era cuando más trabajábamos con carteles, que teníamos un diseñador muy alocado y hacíamos cosas súper diferentes. Como había pocos medios, eran casi todos artesanales, hacer un cartel era un reto y es lo que al final nos gusta más a todos.

¿Cuál ha sido la mejor época que recuerdas de la empresa?

— Entre 1985 y 1990. Era más divertido. Ahora todo el mundo mira el reloj y lo que gana y entonces no se miraba. Es un oficio para divertirte y en estos años teníamos tiempo para todo.

¿Qué diferencia Gráficas Pitiusas de otras empresas del sector?

— Desconozco lo que hacen otras empresas, pero nosotros ponemos mucha ilusión en todo lo que hacemos. Nos gusta nuestro trabajo.

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En su caso, ¿en qué área de la imprenta ha trabajado?

— Yo soy impresor, pero también he sido montador y he pasado por todas las facetas. El diseñador hacía los diseños y yo hacía el acabado. Él tenía la mano y yo la técnica.

¿Creen que hay mucha competencia o intrusismo en el sector?

— Lo que vemos es que hay una falta de apoyo por parte de las instituciones, que solo miran el precio en el sector de las imprentas de Ibiza. Se puede mirar el precio, pero se tiene que comparar los precios con empresas que estén en la isla, no que estén fuera. También que valoren que estamos abiertos todo el año y que nuestros trabajadores viven aquí todo el año. Por otra parte, hay que destacar que hay muchos empresarios que valoran el trabajo que hacemos y que seamos una industria de la isla, y nos apoyan todas las iniciativas que tenemos. También nos exigen mucho en todos los aspectos, pero nos compran. Que la gente piense en la isla o en el conjunto de empresarios es la única forma que tenemos para erradicar la competencia desleal y el intrusismo. Lógicamente tiene que haber una diferencia de precio porque no es lo mismo tener una recepción con personal que hacerlo por Internet. Las empresas de fuera e Internet han hecho daño, pero nuestra lucha es ser competitivo y especializarnos en cosas que no puedan hacer los otros.

¿Cuál es el secreto para que una empresa dure tantos años?

— Es muy fácil: un buen trato con el cliente y, sobre todo, hacer buen uso de los beneficios. Esto quiere decir reinvertir el dinero que ganas en la empresa.

¿Tienen que invertir mucho para seguir siendo competitivos?

— Prácticamente, después de comer es Gráficas Pitiusas. Hemos invertido, sobre todo, en acabados y trabajos especiales. Cada año compramos máquinas porque van mejorando y se nota la diferencia en la calidad de impresión y en la calidad de la misma máquina.

¿Intentan estar siempre a la última?

— No tenemos otro remedio. Nos gustaría invertir los beneficios en vacaciones, pero se tienen que invertir en la empresa si quieres continuar.

¿Cuánto papel y tinta gastan al año?

— Aproximadamente gastamos 140 toneladas de papel y unos 3.000 kilos de tinta.

¿Cree que aún le queda vida al papel?

— Sí, le queda bastante vida porque hoy en día están cambiando bastante las cosas. Los trabajos que se hagan con papel impreso serán trabajos especiales, por lo que hay un mercado. Por otra parte, la legislación prohibirá todo el plástico en envases, por lo que los envases irán hacia este sector del papel. La gente compra mucho papel en blanco para imprimir en las empresas, así que cuando se mira las toneladas de papel por habitante el consumo no ha disminuido, lo que pasa es que se ha diversificado más.

¿Han pasado dificultades durante la trayectoria de la empresa?

— Las principales dificultades es que las entidades financieras lo que no financian son ideas, así como sí hacen en Estados Unidos, lo que complica mucho ser emprendedor. No obstante, como nuestra política ha sido siempre reinvertir la parte de beneficios, no hemos tenido muchos problemas financieros.

¿Cuántos clientes pasan al año, más o menos, por Gráficas Pitiusas?

— Entre 600 y 700 clientes. Fundamentalmente trabajamos con empresas, sobre todo, de hostelería o relacionadas con el turismo.

¿Tienen algún proyecto de futuro?

— Yo tengo uno que es que me quiero jubilar (risas). Los que se quedan, supongo que tienen muchos. Dicen que las empresas duran 25 años de media y ya lo hemos superado. Tengo tres hijos, dos ya trabajan aquí y están bastante preparados, pero tendrán que poner entusiasmo, imaginación, seguir formándose y continuar invirtiendo para mejorar la empresa. Espero que tengan la misma suerte que yo y que los clientes siempre les respondan.

De esta forma, ¿la empresa tendrá un relevo generacional?

— En principio, sí. Hay que ser justos y realistas y la situación no es la más idónea. Los inmuebles son de propiedad, no tienen cargas, no tienen deudas y pueden seguir, pero el mercado es quién lo dirá.

¿Cómo ve este mercado en un futuro?

— Muy complicado. De mis amigos de la Península, la mitad han cerrado. La impresión a nivel mundial ha disminuido a la mitad, las máquinas son más rápidas y es para preocuparse. Por eso creo que hay que reinvertir y fidelizar a los clientes. Empezamos haciendo impresión y, a lo mejor, acabamos haciendo decoración de habitaciones.

¿En Ibiza han notado este descenso?

— Sí, pero aquí lo hemos complementado. No es por ser pesimista porque soy optimista, pero la impresión sobre papel tiene un tope. Afortunadamente en Ibiza ha habido una evolución de inversiones por parte de empresarios, como hoteleros, que es muy interesante para nosotros. Los hoteles con categoría necesitan papel y ofrecer algo para leer. Es positivo que tu entorno mejore, porque de alguna forma, si estás al tanto, podrás seguir el carro.

Si alguien quisiera montar ahora una imprenta en la isla y le pidiera consejo. ¿Qué le diría?

— Que comprara esta que ya está montada (risas). Creo que tiene que ser más imaginativo que montar una imprenta. Todo el mundo es libre, pero le diría que se lo pensara antes y si me preguntara no se lo aconsejaría. He sido un afortunado porque he disfrutado, he venido fines de semana o hecho 14 horas sin problemas. Al principio puede ser por necesidad económica pero, una vez que estás, es por necesidad de superación de uno mismo.

¿Qué dificultades hay en Ibiza para ser empresario?

— Depende del negocio que vayas a poner. En la época de los supermercados, todo el mundo ponía un supermercado. Hay que ser imaginativos y no copiar. El principal problema que hay en Ibiza es que cada año empiezas y eso cansa mucho. No sabes que te pedirá el cliente y tienes que buscar personal por temporada. Si necesitas más gente porque sobra trabajo, no lo puedes hacer porque no puedes traer gente de la Península y, entonces, está el problema que tienen todos los empresarios y es que cuando hay puntas de trabajo es difícil contratar y ya hablaríamos de los precios de las viviendas.

¿Volvería a ser empresario?

— Sí, yo me formé para ser empresario. Me gustaba, tenía muchas oportunidades y ya de muy joven tenía ofertas. Tengo libros de artes gráficas de 1967 que antes nadie tenía porque era una odisea encontrarlos. Dicen que para hacer lo que quieres tienes que pagar y yo he tenido la suerte de que he hecho lo que he querido desde que era aprendiz. Repetiría pero la repetición no podría ser nunca igual.