Miquel Vericad, entre David Ribas y Viviana de Sans, durante la asamblea de Podemos Ibiza | Archivo

La continuidad de Miquel Vericad en el equipo de gobierno del Consell d’Eivissa está en el aire después del terremoto político que provocó –con la inestimable ayuda de los consellers del PP– al saltarse el pasado viernes la disciplina de voto y el equipo de gobierno no pudiera aprobar la zonificación de las viviendas turísticas.

Los socialistas han dado cierto margen a Podem para que «asuma sus responsabilidades», es decir, que echen a Vericad, pero si deciden pasar por alto la actuación del conseller de Medi Ambient en el pleno del viernes es muy posible que Vicent Torres tome la decisión de cesarlo. Así se desprende del comunicado que la Federació Socialista d’Eivissa (FSE) envió a los medios apoyando a Torres «en sus decisiones para asegurar la estabilidad, la credibilidad y el cumplimiento de los acuerdos y de los compromisos con la ciudadanía de Ibiza».

Si el cese de Vericad se hace efectivo en las próximas jornadas, no sería la primera vez que un equipo de gobierno del Consell se queda en minoría. En el año 2000, la presidenta socialista Pilar Costa cesó al también conseller de Medi Ambient, Joan Boades, por «deslealtad, falta de confianza y mal ambiente» tras haberla criticado públicamente por su política territorial y de disciplina urbanística. El de Els Verds no abandonó su acta de conseller y el Pacte Progressista se quedó en minoría con más de tres años de legislatura por delante y tan solo pudo aprobar en una ocasión sus presupuestos.

En 2010, Miquel Ramon, conseller de Política Territorial con el socialista Xico Tarrés de presidente, renunció a su cargo una semana después de que Tarrés retirara su propuesta de Plan Territorial d’Eivissa (PTE) ante las críticas ciudadanas. Ramon, que no era conseller electo, pactó con Tarrés que su dimisión figurase oficialmente como un cese para poder cobrar el paro.

Si Vericad es cesado, habrá que ver si renuncia a su acta a menos de un año para las elecciones o prefiere pasar al grupo mixto y dejar a sus todavía compañeros en minoría, lo que supondría un auténtico hándicap para el equipo de gobierno en los meses que faltan para las elecciones. En el PP ya se frotan las manos.