Los más pequeños conocen los ingredientes y la realidad de lo que comen y aprenden a ser auténticos payeses. | Marcelo Sastre

La finca y granja Can Muson lleva a cabo gran variedad de actividades participativas dedicadas a la agricultura ecológica, entre otros proyectos.

Uno de ellos, es la elaboración de pan payés, que cumple cada jueves con una cita para todos los públicos y que lleva realizándose desde hace casi una década. Aunque la actividad está diseñada especialmente para los niños y niñas de la particular escoleta de Can Muson, S’al.lot Verd, a la finca vienen muchos interesados en realizar el taller, a través de la iniciativa de turismo creativo y experiencial, Ibiza Creativa, o llegan personas aconsejadas a través del Consell d’Eivissa.

Piden cita a través de la web de Ibiza Creativa o mediante contacto directo con la finca y si vienen grupos grandes, como de 10 personas, elaboran también el pan desde el principio, la masa base.

Para las personas y niños que frecuentan la finca la masa está preparada, como cada jueves, y los pequeños se llevan su propio pan a casa y se comen sus propias pizzas, cocinadas el mismo día.

Entre otros valores, esta actividad enseña a tomarse las cosas con calma, «requieren tiempo», afirma la propietaria María Marí, que señala que el perfil de cliente suele ser extranjero «porque están más mentalizados con este tipo de forma de vida y con lo que es el producto ecológico» y que cuenta con la presencia de muchos blogueros de todo el mundo.

Educación ambiental

El programa educativo S’al.lot verd está destinado a niños de entre tres y seis años y se imparte en inglés y español. En la actualidad, cuenta con unos 16 o 17 alumnos que asisten cada día por la mañana.

Las actividades de la escoleta cuentan con actividad física o creativa, educación emocional y en valores, como la autonomía y desarrollo, conciencia ecológica, intercambio de idiomas, trato con animales, como dar de comer a las cabras, huerto, tradiciones, taller de cocina y almuerzo y comida ecológica incluidas.

Otras de la actividades habituales para niños son las clases extraescolares o la ‘mañana granjera’ de fin de semana. «El objetivo es que lo niños de hoy en día tengan contacto con la realidad de lo que comen. Y qué mejor forma que hacer de payeses», apunta María Marí, que recuerda cómo este proyecto cambió su vida por completo.

«Yo soy decoradora y tenía negocios, imagínate. Cuando mi marido murió hace 20 años esta finca estaba hecha un desastre. Y siempre pensaba que algún día conseguiría cuidar de ella. Fue entonces que un amigo me animó a formarme en agricultura ecológica, y la gente que encontré allí me pareció tan diferente a la que yo estaba acostumbrada a tratar en mis negocios que pedí a mi hija que se ocupara de ellos para dedicarme a esto», relata la propietaria.

Cinco generaciones preceden a María, que explica cómo la riqueza de una familia entonces se medía por el número de pajares que albergaba la finca. Empezó con pocos productos para vender y, al final, los clientes no volvían por la falta de variedad, por lo que decidieron diversificar y hoy Can Muson dispone de un pequeño mercado y envían a domicilio.

«O te dedicas de lleno o cierras, no hay opciones intermedias. Es una rueda que ha ido creciendo y las sugerencias han venido dadas por parte de los clientes. Yo no quería tener niños y los padres me lo pidieron por favor que lo creara», apunta la dueña de Can Muson, que a día de hoy dispone de dos profesoras y 11 trabajadores en total para este proyecto.