Imagen de un taxi en el sistema de control de entrada a la fachada marítima. | Arguiñe Escandón

«La reacción de la APB sobre lo que pasó el lunes nos parece excesiva porque era el primer día», señaló ayer Alejandro Cardell, presidente de la Federación Insular del Taxi.

En este sentido, explicó que el colectivo del taxi no ha negociado las condiciones del reglamento ni con el Ayuntamiento de Vila ni con la APB. «Es una decisión unilateral. El convenio lo han escrito ellos y han dicho que es así».

Así, niegan que el reglamento haya sido consensuado por todas las partes, aunque reconocen que lo sucedido el lunes en la fachada marítima fue un «descontrol». «Los taxis tenían ganas de estar dentro y no entendieron bien las condiciones. Se les han explicado y parece que ya está bien», matizó Cardell.

De hecho, la segunda jornada de acceso controlado al puerto transcurrió bajo lo pactado. «Ellos nos han advertido y sabemos que hay que hacerlo bien», añadió el presidente.

Aún así, remarcó que falta voluntad por parte de las instituciones para conocer el funcionamiento y la labor que desempeña este servicio público. «Evidentemente aceptas el convenio porque antes no entrabas y ahora sí, pero no abandonamos la postura de que, en un futuro, se haga una parada pequeña para volver a estar dentro del puerto», puntualizó Cardell.

Para argumentar la necesidad que los taxistas ven en la creación de una parada en la zona portuaria, dijo que la ya existente en Bartomeu de Roselló no responde a la demanda «ni de taxistas, ni de clientes». A su juicio, esta situación hace que se creen dos colas y el hecho de una parada más permitiría «descongestionar» el centro de la ciudad.

El presidente de la Federación Insular de Taxis también quiso recordar que el sistema de control de entrada a la fachada marítima está en pruebas y «no hay que confiarse». Por ello, expresó su deseo de que todo funcione bajo lo establecido para poder «dar servicio» de continuo a los usuarios y no solo en época estival.

Servicio de ‘boogies’

Son muchos los usuarios, además de taxistas, que critican el servicio que ofrecen los boogies en la zona. Según dicen, aunque el servicio sea gratuito muchos transportan a los clientes previo pago de una propina. «No hay tarifas ni nada, pero sabemos que se hace porque lo hemos visto», relataron algunos comerciantes.

Sin duda, una situación que causa crispación en el sector ya que «a ellos nadie les controla y nosotros siempre estamos en el punto de mira», argumentaron algunos taxistas.