Javier Maroto posa en los jardines del Hotel Los Molinos. | MOHAMED CHENDRI

Javier Maroto (Vitoria, 6 de enero de 1972) ha venido a Ibiza a trabajar, y tiene una agenda apretada. Muestra sus muñecas y sus tobillos sin aspecto de que hayan recibido el contacto solar. Aún así indica que es mucho más fácil trabajar cuando uno se encuentra en un «paraiso» como considera que es Ibiza. Esta entrevista se realizó el día después del encuentro del vicesecretario general de Política Social del PP con Nuevas Generaciones del partido y una hora antes del acto de clausura de la Conferencia Política anual del PP en la isla.

Tuvo ayer un encuentro con Nuevas Generaciones del PP ¿qué ideas salieron de este encuentro y cómo vió el ánimo de estos jóvenes?
—Pusimos en valor la necesidad de la política cercana, la política de la transparencia y la política de la humildad. Son los tres valores que representan los jóvenes, y los jóvenes del PP quieren una política que cumpla estos tres requisitos. Yo añadiría otro: la honestidad. Y son valores que cuando se comparten y se comprenden también generan motivación. Los jóvenes del partido popular están motivados, están ilusionados, y sólo necesitan que se les dé la oportunidad.

Rajoy ha dejado su escaño justo antes de que se inicie el proceso de sucesión, ¿qué significa este gesto?
—Es un gesto,sin duda poco habitual en la política nacional, porque la mayoría de políticos no saben tomar la última decisión, que es precisamente la de dejar la política. Cuando se hace como lo ha hecho el presidente Rajoy, sin duda hay una lección para todo el mundo de cómo estas decisiones difíciles se afrontan con grandeza, con lealtad y con generosidad. Pero quizás la pregunta ahora es ¿podemos hacer algo más que lamentar lo que ha sucedido y hacer una oposición rigurosa? Yo digo que sí, y lo digo desde la ilusión. Tenemos una oportunidad, y es una poportunidad que debemos usar para renovar nuestro liderazgo, renovar nuestros equipos y desde la unidad. Presentar para España una propuesta regeneradora, ilusionante, potente y que permita recuperar o ganar la confianza de muchos españoles. Eso sólo depende de nosotros. Lo tenemos que hacer bien.

¿Cómo se enfrenta el PP a esta labor de oposición que ahora le toca realizar?
—De momento Sánchez sólo nos ha dejado gestos y fotos. Pero los pensionistas no resuelven sus necesidades sólo con fotos bonitas, ni los desempleados encuentran trabajo sólo con gestos simpáticos. Los gestos solos no sirven. Son necesarios los hechos y a los gobiernos se les conoce por los hechos. Nosotros queremos proponer desde la oposición los hechos y las políticas que han ido funcionando. Con errores. Los admitimos. Con fallos. También los admitimos. Pero son políticas que han funcionado. Han creado empleo han dado estabilidad, han garantizado servicios públicos y también hay espacio de mejora, seguro que sí, pero hechos. Hechos y no palabras.

¿Quién es la persona indicada para liderar esta etapa?
—Nosotros tenemos que pensar en que esto es una oportunidad y que el liderazgo debe estar basado en una palabra, que es la palabra unidad. En el PP no somos todos iguales ni pensamos todos lo mismo. Afortunadamente. Pero aquí no sobra nadie, es necesario aunar sensibilidades y ganar un proyecto con una persona que tenga un equipo, la clave es persona más equipo, que estén a la altura de las circunstancias. Que puedan devolver la ilusión, la motivación y las ganas a un partido que tiene potencial. Que recupere la confianza de mucha gente que quizá se ha desilusionado, y quizá lo ha hecho con razones, y que devuelva a España un Gobierno de hechos efectivos y no sólo de gestos.

Unos gestos, o hechos, que han cambiado con el nuevo gobierno respecto a la forma de afrontar la situación en Cataluña.
—Vamos a ver, el gobierno de Sánchez ayer pidió respeto para la reapertura de las embajadas. Nosotros pedimos respeto a los españoles que no queremos que con el dinero de todos se vuelvan a abrir unas embajadas que sirven sólo para la propaganda de acoso y derribo contra la unidad de España. Esa es la diferencia. Cuando uno actúa de la manera que está actuando Sánchez empieza a generar demasiadas dudas. La aplicación del 155 fue un momento para permitir que los líderes de la oposición cambiasen su parecer. Albert Rivera estaba diciendo que el 155 nunca, porque era matar moscas a cañonazos. Afortunadamente cambió de idea y pasó a pensar como el presidente Rajoy. Pero Sánchez ha dado muchas vueltas con este asunto. Después del 155 creo que tenemos delante al Sánchez que piensa que la península ibérica además de Portugal, está formada por otras naciones que son Galicia, Pais Vasco, España y Cataluña. Esa frase no es mía, es de él, la dijo hace unos meses y creo que estamos ante ese Sánchez otra vez.

En Balears nos estamos encontrando con un déficit de especialistas de la sanidad y los propios especialistas se quejan de unos requisitos lingüísticos demasiado exigentes. ¿Es necesario exigir un nivel de catalán a los profesionales de la sanidad?
—Yo les diría a los gobernantes de Baleares que no cometieran el error que ya cometieron los gobernantes de mi tierra en Euskadi, donde a un médico se le puntuaba más por saber euskera que por todas las especialidades, experiencia, artículos publicados y docencia que hubiese tenido. Y eso ha llevado a un déficit, importante y contrastado ya, de buenos especialistas en la sanidad vasca. Porque cuando para operarte de un infarto hace falta saber más euskera que de corazón, tenemos un problema. Cuando para operar a un ibicenco hace falta hablar mejor catalán que saber de corazón, tenéis un problema. Y yo creo que eso no sólo no se entiende, sino que no es razonable. Creo que decir esto es completamente compatible con sentir con pasión, como hago yo y como hace el partido popular, que la diversidad cultural y lingüística en nuestro país es una fortuna, una maravilla y una riqueza. Pero creo que una cosa es defender la pluralidad, la diversidad y el respeto lingüístico y a las identidades culturales, y otra cometer errores como ese: el pedir a un cirujano quirúrgico que te opere hablando catalán mientras estás anestesiado.

Esta conveción trata sobre el futuro de la isla, que pasa por el modelo turístico que tenemos, ¿qué piensa del modelo turístico que está aplicando el actual Gobierno de Balears? ¿Cómo se ve desde fuera?
—El turismo no es malo o bueno, el turismo es un potencial. Es malo no saber aprovecharlo en condiciones, y es bueno permitir que la riqueza que genera el turismo deje riqueza en la población que acoge ese turismo y en el conjunto del país. España sin turismo sería un país más pobre, pero no todo el turismo es de calidad ni todas las formas de turismo valen. Por tanto el debate sobre el turismo es mucho más complejo que el sí o el no, pero yo creo que el gobierno de Baleares se equivoca en una cosa. Los gobiernos no son conocidos por decir no, por prohibir o por impedir, sino que son conocidos por proponer y por acertar. Hay un Gobierno en Baleares que se basa en la prohibición y en la imposición, y yo creo que la oportunidad del turismo requiere pensar en positivo. El turismo debe ser una oportunidad y hay que buscar la fórmula para limitar las desventajas del turismo y aprovechar todas las oportunidades.

Un futuro del turismo que pasa por la sostenibilidad, usted fue alcalde de Vitoria cuando la ciudad se convirtió en Capital Verde Europea en 2012, ¿cómo se pueden sacar adelante este tipo de políticas para la isla?
—Sin duda la sostenibilidad es un valor europeo, moderno y que genera oportunidades. Para poder hacer de la sostenibilidad una política autonómica y local hay un requisito fundamental: la unidad política. Nunca funciona sin ese requisito. Es decir, para poder hacer del medio ambiente una seña de identidad de la forma de actuar de una administración no se puede hacer en 4 años. Requiere de una proyección a medio y largo plazo, y eso significa alternancia muchas veces de gobiernos. Por tanto el plan original tiene que ser consensuado a priori. Tiene que haber un esfuerzo entre la oposición y el gobierno de consenso. Dicho de otra manera, los políticos que en el año 2018 no entiendan que aquí hay que consensuar y pactar entre personas que piensan distinto no valen para la política. Eso afecta también a la sostenibilidad. En Vitoria hicimos precisamente eso. Partidos muy diferentes ideológicamente hablando, con asociaciones del ámbito de medio ambiente diseñásemos juntos un plan que gustó en Europa no sólo porque era un buen plan técnico, sino porque tenía el respaldo de la unidad política, y eso significaba que se iba a desarrollar independientemente de los cambios en la alcaldía. Y hubo cambios en la alcaldía, y el plan siguió vivo. Esos son los planes que funcionan, a nivel nacional se llaman pactos de estado, pero en la política autonómica son acuerdos transversales de todos los partidos. Si Baleares quiere ser una comunidad autónoma basada en la sostenibilidad tiene que hacer ese esfuerzo de consenso, que los ciudadanos lo vean como algo propio y entonces saldrá adelante.

¿Ve al Partido Popular con posibilidades de volver al gobierno en la isla y en la comunidad autónoma y liderar ese consenso?
—Sin duda. La seña del medio ambiente es una seña muy ligada al PP. Muchos de los cambios necesarios que se han hecho desde Europa en materia medioambiental han sido impulsados por comisarios del grupo popular o por gobiernos del Partido Popular. El PP entiende que el medio ambiente es una pieza fundamental en todo el engranaje de creación económica. No vale cualquier crecimiento económico. No vale el crecimiento económico que no sea sostenible. Por tanto nosotros creemos en esos valores. Y creo que en Baleares, especialmente, ese cambio puede venir del PP sin duda.