Manuel Palomino, Juli Fuster y Carmen Santos, en el centro, intervinieron en la rueda de prensa de ayer.

El director general del Servei de Salut, Juli Fuster, anunció ayer que los seis quirófanos de Can Misses cerrados desde el pasado 6 de junio por la presencia de moscas, estarán operativos a partir de hoy. Según detalló, se ha procedido al sellado de los espacios por los que podrían haber entrado los insectos y, tras los resultados negativos de los análisis microbiológicos, estos quirófanos se podrán poner a disposición de los profesionales.

«La prioridad era arreglarlo de forma definitiva y no con prisas», recalcó Fuster, que volvió a pedir disculpas a los profesionales y a los pacientes por los retrasos ocasionados.

Actividad

La directora gerente de Can Misses, Carmen Santos, explicó que ayer por la tarde estaba previsto el traslado de material para que hoy «ya se pueda asumir tanto la urgencia vital como la urgencia diferida», mientras que a partir del lunes 25 se iniciará la actividad programada habitual. También anunció que se ha ofrecido a los profesionales la posibilidad de realizar una actividad extraordinaria, por lo que tendrían disponibles los quirófanos por las tardes dependiendo de la disponibilidad del personal.

Según dijo, el objetivo es «aminorar el impacto del cierre de los quirófanos», que ha provocado la suspensión de un total de 137 intervenciones, para ayudar a que las personas que se han quedado sin intervenir puedan ser operadas «lo antes posible». En este sentido, ya avanzó que algunos facultativos han decidido anular o retrasar sus vacaciones y aclaró que la programación de las intervenciones la marcarán los clínicos «en función de la patología y la prioridad».

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Santos también detalló que durante el cierre de los quirófanos se han remitido a nueve personas a Son Espases (Mallorca) y otras cinco a la Policlínica del Rosario.

El secretario general del Servei de Salut, Manuel Palomino, explicó que además de los «errores estructurales», los técnicos encontraron el viernes deficiencias en las extracciones de aire, lo que ha obligado a cambiar las 64 embocaduras de los quirófanos al detectar que tenían unos acabados «bastante mejorables».

Cuatro fases

Una vez solventados estos problemas se ha concluido con la primera fase, en la que también se han aislado conductos, estanqueizado todas las zonas y revisado y sellado cualquier foco susceptible de generar una entrada desde el exterior. En cuanto estén en marcha los seis quirófanos afectados, se iniciará la segunda fase con las mismas actuaciones de diagnóstico en los quirófanos de urgencias y de cirugía mayor ambulatoria, que son los que se han empleado hasta ahora y que se quieren revisar «por si acaso».

En una tercera y cuarta fase se realizará un cambio en los accesos a los quirófanos a solicitud de los profesionales, con la creación de un nuevo vestuario de acceso y la inclusión de puertas automáticas con controles de acceso. «No es necesario, pero se mejorará. Ya no se puede sacar un 9, hay que sacar un 10», aseguró Palomino, que avanzó que paralelamente se quitará el jardín de la terraza del quirófano y se hará una auditoría de todas las fachadas del hospital «para evitar posibles riesgos del exterior» y para asegurar «que no se reproduce este problema en otra parte del hospital».

Palomino informó que desde el día 7 de junio, cuando el Ib-Salut asumió la gestión del servicio de mantenimiento de los quirófanos, han estado trabajando 30 profesionales, así como un equipo de dirección, técnicos del Govern y especialistas externos.