Imagen de uno de los tres sacos de boxeo cargados con paquetes de cocaína hallados en Formentera.

Penas que van de cinco a nueve años de prisión para un global de 87 años y una multa conjunta que ronda los 330 millones de euros. Es la petición fiscal para las once personas que el próximo jueves serán juzgadas en la Audiencia Provincial, acusadas de integrar una banda internacional de tráfico de drogas, una organización que fue desarticulada tras el hallazgo de un saco de boxeo cargado con 83 paquetes de cocaína en la playa de es Mitjorn de Formentera.

Los once acusados, ocho colombianos, dos españoles y un ecuatoriano, se sentarán en la banqueta para responder por los delitos de pertenencia a grupo criminal y contra la salud pública.

Según el escrito de acusación, los acusados habían acordado introducir por vía marítima un cargamento de 139 kilos de cocaína que entre el 25 y el 28 de febrero de 2016 habían arrojado al mar en un punto indeterminado.

Localizadores GPS

El cargamento estaba provisto de dos dispositivos GPS de la marca Tracker de seguimiento y localización para controlar su ubicación a través de los teléfonos móviles de cuatro de los encausados.

Por causas desconocidas, los dispositivos GPS empezaron a fallar el 28 de febrero y dejaron de emitir, quedando el cargamento de cocaína a la deriva. El cargamento acabó fraccionándose y llegó a varias puntos. Así, el grueso del alijo fue hallado por un vecino en la playa de es Migjorn. Las primeras investigaciones apuntaron que la mercancía fue abandonada como ‘muertos’ en el mar y que la corriente los arrastró hasta la orilla, donde quedaron semicubiertos por la posidonia.

Días después, otros paquetes sueltos llegaron hasta diferentes playas de Menorca y Mallorca.

Según señala el escrito de acusación, el valor total del cargamento de cocaína hubiera alcanzado en el mercado negro un precio de 16.476.233 euros.

Las investigaciones realizadas por la Guardia Civil fue atando cabos y permitió la desarticulación del entramado, en diciembre de 2016, en el marco de la denominada ‘operación Posidonia’.

Tras estas intervenciones, el Grupo de Drogas de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil estableció un operativo que comprobó que la droga era lanzada al agua por barcos comerciales que realizaban la ruta Colombia España-Italia.

Paralelamente, los investigadores localizaron un piso en Valencia que la red utilizaba para ocultar la droga y también como laboratorio para adulterar y cortar la cocaína que recibían desde Sudamérica.

La red trasladaba parte de la cocaína a las islas utilizando mulas, personas que viajaban desde Valencia a Menorca con la droga escondida en su organismo.

Durante la fase de explotación de la operación ‘Posidonia’ la Guardia Civil realizó 6 registros domiciliarios, cinco en Valencia y uno en Menorca, en los que los agentes intervinieron 1,5 kilos de cocaína, gran cantidad de productos químicos y de laboratorio, prensas, moldes, logos y básculas de precisión.