Familiares y amigos de Dani Viñals durante la concentración llevada a cabo el pasado martes | DANIEL ESPINOSA

Pido perdón por parecer cargado de «autoodio e ignorancia». Por los ‘borrones y tachaduras’ de la semana pasada, donde felicito a la gente de Prou! porque a base de irse a la playa a comer tortilla pallesa y sin ser casi nunca más de 15 o 20 personas, han conseguido hacer creer que representan a la gran mayoría de la sociedad ibicenca, me han llovido las críticas. Por decir que muchos trabajadores, en lugar de ser contratados a finales de mayo, lo han sido a finales de junio, cotizando 30 días menos, con la falta que a muchos les hace.

Les felicité por su eficacia y por haber convencido a algunos alcaldes que hay que poner trabas a toda actividad turística, que ellos demonizan sistemáticamente porque tienen la gran suerte de no vivir de ello. Yo pensé que me agradecerían el reconocimiento, pero me he llevado una tunda en las redes sociales que casi parezco una alfombra sacada a airear. Pero dado que las descalificaciones son muchas y las contraargumentaciones escasas, insistiré en la idea de que unos pocos están causando un gran daño a la imagen turística de Ibiza. Y en eso y miren que lo lamento, contribuye en su justa medida Prou! y otras entidades que muestran una acuciante turismofobia.

Defendí en el pasado y defiendo ahora la importancia del tejido asociativo para vertebrar cambios sociales, pero eso no significa que no se pueda criticar a determinadas entidades de esa misma «sociedad civil» cuando uno piensa que se equivocan y que con sus actuaciones, a veces desafortunadas, perjudican a muchos otros.

¿Acaso han ido los combativos y hastiados ciudadanos de Prou! ha denunciar la peste hedionda que se respira en las inmediaciones de Santa Eulària? ¿Acaso no les parece grave? Pero este asunto carece del componente requerido para este colectivo minúsculo: la turismofobia. Y por eso no se involucran en él como si hacen en algunos otros. Es mi opinión y puedo estar equivocado, pero oyendo a algunos hamaqueros juraría que no lo estoy y por eso lo escribo, ustedes perdonen el atrevimiento de romper el pensamiento único que parecen querer imponer.

Sacrosanta ecotasa

Porque en estas islas se te ocurre ir contracorriente y criticar determinados asuntos como el impuesto por dormir fuera de casa (también conocido como impuesto de turismo sostenible o ecotasa) y te llevas una catarata de insultos en las redes sociales de padre y muy señor mío. Como también lo hacen Fomento del Turismo y la Federación Hotelera de las Pitiusas, inmediatamente quedas señalado como alguien que escribe al dictado de estas entidades.

Pues nada, tendré que procurar escribir de cosas intrascendentes y opinar según crean los gurús de Facebook y así me ahorro dolores de cabeza y disgustos. Aunque bien pensado, llevo ya tantos años con críticas por pensar libremente que no creo que fuera capaz ahora de someterme al dictado de nadie.

Temporada difícil

Las cosas no van bien desde el punto de vista del turismo, principal -y único- motor económico de las Pitiusas. Hay quien prefiere negar la evidencia y hay quien se alegra de que eso sea así, como si esta realidad no fuera a traducirse en menor recaudación de impuestos, reducción de contrataciones y en una menor actividad económica.

Cuando en cualquier orden de la vida, ya no digo nada en la economía y en los negocios, se ve que algo va mal o peor de lo esperado, se procura actuar para minimizar los daños cuando aparecen los primeros síntomas. Aquí hay quien los ignora de forma irresponsable y así se facilita que se vaya de mal a peor. Los avisos ya son insistentes y las alertas provienen de muchas partes. Seguir como si nada es una barbaridad que pagaremos cara. Por más que nos creamos el centro del universo, hay competencia y nuestros competidores no lo hacen mal.

Endurecer las penas

Dada la elevada siniestralidad vial en las Pitiusas y que en muchos accidentes concurre la conducción bajo la influencia del alcohol y/o las drogas, es natural que haya quien piense que lo que debe de hacerse es endurecer las penas por los delitos contra la seguridad del tráfico.

Es posible que sea así. Pero quisiera hacer una reflexión. Hace solo una década, prácticamente nadie iba a prisión por causar un accidente yendo borracho o drogado, ni aún dándose a la fuga. Sé de lo que hablo. Las cosas han cambiado y ahora muchos acaban entre rejas.

Pero ahora, dado que saben lo que les puede suceder si les hacen las pruebas de detección, muchos son los que con un comportamiento criminal y deleznable, deciden ausentarse y huir del lugar sin auxiliar siquiera a la persona que ellos mismos han herido. Y esto sí que debiera castigarse con mucha mayor severidad, porque lo que antes sucedía muy de vez en cuando, ahora ya es la tónica general. Por esto, toda mi solidaridad con los familiares y amigos de Dani Viñals.

Feliz domingo.