Hamacas sobre la arena de uno de los chiringuitos de la playa de ses Salines. | DANIEL ESPINOSA

La obligación de tener limitadores de sonido que no permitan emitir música a un volumen superior de 65 decibelios tanto en restaurantes de playa como en beach clubs y el incremento en el montante de las sanciones aprobado el año pasado y que ha entrado en vigor este verano ha provocado un descenso en las quejas por ruido en el municipio de Sant Josep. Así lo constatan desde el Ayuntamiento, que consideran que se está cumpliendo su objetivo de mejorar la convivencia. «Nosotros llegamos al gobierno con unos compromisos e intentamos cumplirlos para conseguir una convivencia que antes no había.

Con las normativas hemos conseguido mejorar la convivencia, que era nuestro objetivo; no hay las quejas que había antes, hay bastantes menos. Algo habrá mejorado», apunta la primera teniente de alcalde de Sant Josep, Paquita Ribas.

No obstante, las molestias por fiestas ilegales en casas de campo sigue siendo la asignatura pendiente del Ayuntamiento de Sant Josep, aunque «también son más fáciles de parar ahora que antes».

Ocio de Ibiza

En cuanto a la petición de la asociación Ocio de Ibiza a las instituciones para que «no se dejen enredar por aquellos que hablan de erradicar todos los ruidos de las playas sea cual sea su origen», en referencia a las exigencias de la plataforma Prou!, Ribas explica que «si en algún momento tomamos una decisión intentamos que mejoren el interés general, sin pensar si afectan a unos o a otros. No me gusta cuando nos dicen que nos ponemos al lado de los empresarios ni cuando dicen lo contrario. Nosotros nos ponemos del lado de la mayoría de la gente, que es lo que tenemos que hacer».

Paquita Ribas destaca que, a los empresarios, las últimas modificaciones en la ordenanza de ruidos «les gustará más o menos pero al final se acaban adhiriendo», y pone como ejemplo la normativa sobre horarios de apertura y cierre: «Raramente se abre ahora un expediente de horarios porque todos entienden que a la hora de cerrar se cierra. Históricamente parecía que se acababa el mundo con la normativa de horarios y pasará lo mismo con los otros temas».