El aeropuerto de Ibiza no presentó grandes aglomeraciones durante la mañana del primer día de agosto. | MARCELO SASTRE

Existe una percepción generalizada de que en Ibiza y Formentera ha habido un bajón en el número de turistas que han visitado las islas durante los últimos meses, percepción equivocada según los datos aportados hasta ahora por Aena, y que se debe a la caída en los ingresos y las ventas de la pequeña y mediana empresa respecto a la temporada pasada, impresiones que son reales «pero que hay que valorar en su justa medida», explican desde Petita i Mitjana Empresa d’Eivissa i Formentera (Pimeef), pues las Pitiüses registraron cifras de récord durante los años 2016 y 2017. A falta de que se den a conocer los datos del mes de julio, el aeropuerto de Ibiza registró 1.163.990 millones de pasajeros durante el mes de junio, según datos de Aena, lo que supone un 2,9 por ciento más que los que se registraron el año pasado. Entonces, ¿por qué el comercio no está notando esta subida registrada? «La clientela está dividida por el aumento de la oferta», responde Alfonso Rojo, presidente de Pimeef. Al final de la temporada habrá datos más concretos, pero la oferta de restauración, ocio, locales reformados y hoteles con más servicios está aumentando, «por lo que es posible que los clientes se repartan mucho más como consecuencia de este aumento de la oferta», señaló Rojo.

Varios factores

Pese al aumento de pasajeros en el aeropuerto se ha registrado «una disminución en las reservas hoteleras», lo que para Rojo se explica por varios factores. Por un lado, el cambio de hábitos y es que «hay gente que puede venir a Ibiza los cuatro meses del verano y prefiere escaparse dos o tres veces en espacios cortos que permanecer una vez durante una estancia más larga». Por otro lado, mucha gente se está alojando en apartamentos no reglados (es decir, pisos o apartamentos turísticos), lo que está afectando al sector hotelero. También hay que tener en cuenta que los precios de los hoteles en la costa peninsular son un 40% más bajos que en Ibiza durante el mes de agosto, un factor que unido a la recuperación y la moda de otros destinos del Mediterráneo también hay que tener en cuenta. Es el caso de Turquía, país gobernado «con mano de hierro» por Erdogan, fuente de inestabilidad política y conflictos violentos en los últimos años; de Egipto, país que está recuperando gran parte del flujo de turistas que había perdido como consecuencia de la primavera árabe fallida con el golpe de Estado de julio de 2013, y Túnez, que está poniendo fin a sus tres años de crisis después de los atentados que tuvieron lugar en la ciudad turística de Susa en 2015. Los ingresos del turismo crecieron un 40% durante los seis primeros meses de 2018 en el país tunecino, como consecuencia del regreso paulatino de viajeros extranjeros, principalmente europeos, y de la recuperación de la estabilidad política. Además, países como Croacia o Grecia se han puesto de moda y compiten con Ibiza en el mar Mediterráneo como destino turístico privilegiado. Aun así, las previsiones son que «el nivel de ocupación durante el mes de agosto sea buena teniendo en cuenta que estamos en temporada alta. Sí que es verdad que no hablamos ahora mismo de un 80 o 90 por ciento de reservas (se está manejando mucho la contratación de última hora) y además el nivel de reservas para el mes de agosto está en un 50 o 60 por ciento» afirmó Rojo. Así, pese al leve descenso, «la temporada se está moviendo dentro de los márgenes normales».

Aumento de la oferta

Además, la diversificación conlleva a que la oferta de ocio nocturno empiece antes, lo que está afectando a zonas de Platja d’en Bossa y Sant Antoni, «donde se están notando mayores descensos». En cuanto al sector de la restauración, la temporada está siendo «relativamente normal» subrayan desde Pimeef, aunque «los números no se pueden comparar con respecto a los de la temporada pasada», que fueron de récord. «Es verdad que hay una ligera percepción de que las terrazas están menos llenas y que no hay ese ambiente de saturación, la demanda baja por el aumento de la oferta», destacó Rojo.

Pese a que acabamos de entrar en el mes de agosto, el aeropuerto de Ibiza no presentó grandes colas ayer a primera hora de la mañana, días típicos en que algunos turistas abandonan la isla y otros aterrizan a ella. Tampoco hubo grandes flujos de personas en la salida del recinto donde se producen las aglomeraciones para coger taxis o autobuses. Pese a que desde Aena no pueden dar datos oficiales del mes de julio, el aeropuerto a fecha de junio seguía batiendo récords en llegadas y la percepción de menor volumen de gente puede estar distorsionada.

Es el mismo panorama que se percibía en el barrio de La Marina, al lado del puerto de Vila. Sobre las 10 de la mañana tanto las calles como los establecimientos estaban prácticamente vacíos, igual que en Vara de Rey, donde la mayoría de las terrazas no estaban ni medio llenas. También puede ser una percepción errónea debido a una cuestión horaria, ya que estas zonas suelen estar plagadas de gente a partir del mediodía y sobre todo a media tarde y noche. Según explicaron varios comerciantes de la zona, la sensación es de menor saturación pero la temporada aunque más floja que la pasada está yendo bien. Caso distinto es el de la mayoría de las tiendas de ropa en las que se ha producido una caída entre un 15 y un 30 por ciento en ventas, dependiendo del establecimiento, siempre en comparación con las cifras registradas durante los dos últimos años. Ni siquiera los visitantes que traen los cruceros a la isla contribuyen al aumento de las ventas. «Solo se paran a mirar», aseguró la dueña de una tienda de fotografía.

Mientras tanto, la vida en el puerto sigue igual. Los ferris de Baleària y otras empresas de la industria marítima siguen llenando sus barcos con visitantes rumbo a Formentera y otros destinos. En este sentido, el encargado del bar Estación Marítima aseguró que «aquí hay muchísima gente, como todos los años, siempre tenemos mucho trabajo». No es la tónica habitual en toda la isla, sin embargo, los comerciantes esperan «un agosto bueno» en el contexto de una temporada turística que se desarrolla de forma irregular y que desde todo el sector se mira con preocupación. Tanto es así que en agosto, igual que en julio, los hoteles aplicarán descuentos de un 40% ante el descenso de la ocupación, mientras que sobre los meses de septiembre y octubre la mayoría prefieren no opinar.