José Verdera está, junto a su hermano Damián Verdera, al frente del Obe Ibiza Beach Club. | DANIEL ESPINOSA

Los hermanos José y Damián Verdera invirtieron un total de ocho millones de euros en reconvertir el antiguo complejo Mar y Playa II en 86 habitaciones de lujo en pleno paseo marítimo de ses Figueretes. Con una oferta diferenciada y un trato familiar, estos hermanos han conseguido que One Ibiza Suites sea un referente en la zona. Ambos se han criado en un hotel y la dinámica empresarial ha corrido por sus venas, prácticamente, desde que nacieron. Apostaron por dar un toque lujoso y diferenciado a la zona y, con el tiempo, lo han conseguido. Todo a base de esfuerzo, ganas y mucho cariño y trabajo.

¿Cuándo nace este hotel?
— Ses Figueretes, como ya se sabe, es una de las primeras zonas turísticas de Ibiza en consolidarse. Ses Figueretes formaba parte de la ciudad de Ibiza y siempre ha sido un poco la playa de los ibicencos. Entonces, en el año 58 mi abuelo fue pionero en abrir el primer hotel de la zona, que es el Hotel Figueretes. Al cabo de unos años construyeron ya el Ibiza Playa en el 64 y ya en el 81 mi padre, que en paz descanse, abrió el complejo turístico Mar y Playa I y tres años después el Mar y Playa II.

¿Cuándo empiezan los hermanos, Damián y usted, a jugar un papel importante en el sector turístico de la zona?
— En el año 2000 ya entramos nosotros, que somos la tercera generación, y decidimos poner toda la carne en el asador y apostar por esto. Gracias a Dios ahora tenemos un producto que distingue la zona y que es un referente porque tenemos incluso a mucha gente que está empezando a repetir y estamos creando una marca, se puede decir. El objetivo es seguir en esta línea.

Eran muy jovencitos cuando eso pasó. ¿Sintieron miedo en algún momento por si la idea no cuajaba?
— En la vida yo creo que el riesgo implica una desconfianza porque el resultado nunca se sabe. Nosotros pusimos todo nuestro cariño e ilusión en el proyecto y el resultado ha superado nuestras expectativas.

Hace apenas tres años apostaron por hacer una reforma integral del complejo turístico Mar y Playa, lo que ahora se conoce como One Ibiza Suites.
— Exacto. Pensamos que lo que teníamos no solo había que explotarlo, sino también renovarlo.

¿De dónde surge la idea de abrir un hotel de lujo totalmente diferente a la oferta existente en la zona?
— Es un riesgo, pero pusimos toda la carne en el asador como he dicho antes. Mi hermano y yo pensamos que la industria turística de Platja d’en Bossa empezaba a cambiar y dar frutos por lo que decidimos impulsar esta zona y crear un precedente. Este precedente partía de la base de hacer un hotel de lujo en una zona en la que la gente nos tildaba de locos y es que era un riesgo muy alto. Ahora, que lo vemos con perspectiva y la gente repite, comprobamos que es muy satisfactorio recibir esta respuesta.

¿Cómo se dieron a conocer?
— Hoy en día es fundamental el tema de los community manager. Tienen mucha fuerza porque todo el mundo tiene un móvil y con él acceso a las redes sociales; por eso apostamos por ello. También apostamos por la publicidad 2.0 y, lógicamente, por la publicidad local más que nada porque la gente local también tiene que conocernos para recomendarnos a sus familiares o amigos.

El hotel vive su tercera temporada, ¿la ocupación ha ido en aumento?
— Este año hemos notado que, por ejemplo, los meses más flojos de temporada como pueden ser abril, mayo, incluso junio tenemos una ocupación superior al 20% respecto al año pasado. Sin embargo, julio y agosto por lo que hemos visto se ha quedado estancado; se puede hablar de un pequeño retroceso. Tenemos claro que superarse siempre es difícil y, bueno, mientras nos vayamos manteniendo… Septiembre por lo visto también muy bien y octubre, si las condiciones meteorológicas nos acompañan, lógicamente vendrá bastante gente. Hoy en día, la gente reserva a última hora según las previsiones y no sabemos lo que puede pasar en los próximos días. Lo que sí que hemos notado es que las estancias hace años eran semanales, ahora deciden a última hora y vienen de jueves a domingo que es cuando tenemos más ocupación que lunes, martes y miércoles.

Hay reservas, pero ¿tienen datos de ocupación para el próximo mes?
— Estaremos rondando el 60% en lo que es su totalidad. Normalmente para hacer una previsión lo que hacemos es contar con la primera quincena, que en este caso ronda el 70% que es una buena línea y creo que seguiremos en la misma línea del año pasado, incluso un poco más.

¿Cómo ha cambiado el tipo de turismo que se acerca a Figueretes en los últimos años?
— El turista que visita ses Figueretes es un turista que está encantado con la zona. Es un turista que, incluso, es repetidor. Esta es una noticia muy buena y estamos en una zona que ofrece servicio de barco que va a Formentera sin necesidad de ir a Vila, que te permite ir andando a Dalt Vila que es Patrimonio de la Humanidad y a Platja d’en Bossa, una de las zonas más lúdicas de la isla. Eso también lo agradecen los turistas. Aquí se mezcla que tienes todo cerca y que, además, es una zona muy tranquila; no hay discotecas, ni beach clubs. El perfil quizás aquí no sea tan joven como en otras partes de la isla. Si no recuerdo mal, estamos en una media de edad de 34 años y creo que subirá.

En su caso concreto, ¿qué tipo de turista reciben?
— Quizás lo que más ingleses, sobre todo de Londres. También viene gente de todo el mundo; tenemos a muchos holandeses, americanos, canadienses, japoneses, chinos, indios… un poco de todo. El holandés es un cliente que está muy consolidado en esta zona a diferencia de otros hoteles que tenemos en la familia y es que ocupan casi el 20% de la ocupación. De hecho, hay muchos bares, restaurantes y tiendas de souvenirs que son prácticamente holandeses.

¿Adaptan la oferta a los gustos del turista?
— Hay un poco de todo. Nosotros mantenemos reminiscencias ibicencas. En la entrada principal tenemos un podenco, que es nuestro emblema y nuestra imagen, todo es muy blanco y muy mediterráneo y si miras la carta del restaurante predominan los arroces y peixos.

Arraigados a sus raíces en la decoración y en la carta del restaurante, pero también en la reforma del complejo turístico.
— Todos los que participaron en la reforma son ibicencos. Puedo decir orgullosamente que todos son ibicencos y que el arquitecto Adrián Bedoya que fue quien hizo el paseo también hizo este hotel. Además, gente muy joven y arraigada a la isla. La constructora también era de Ibiza y todo venía de aquí. Nosotros nos sentimos muy identificados con la isla y qué menos que generar riqueza aquí.

¿Alguna anécdota que les haya dejado este hotel en los tres años? O algo que recuerde y diga: ¡qué bien, hemos hecho un buen trabajo!
— Hemos tenido de todo. Desde gente que ha venido y nos ha dicho que nos querían comprar el hotel hasta gente que nos ha ofrecido iniciar proyectos en otras partes del mundo. De momento, estamos focalizados en lo que tenemos y la idea es, en unos años, hacer crecer esta marca. Lo que no sabemos es hasta dónde llegaremos.

¿Se han planteado instaurar la marca fuera de Ibiza?
— Primero consolidarla aquí porque aquí está nuestra base y estamos muy agradecidos de lo que hemos conseguido, pero quién sabe... la vida da muchas vueltas.

Quizás Formentera…
— Formentera sería una buena opción para poder ampliar la marca, claro que sí. Nuestra filosofía de negocio la estudiaremos y si tenemos posibilidades, las explotaremos.

Habla de filosofía de negocio, ¿está relacionada con el éxito?
— Evidentemente. Yo creo que nuestra filosofía pasa por ser un negocio familiar y si no está aquí mi hermano, estoy yo. Aquí también tenemos a gente trabajando que lleva casi 30 años con nosotros y que han pasado de un hotel a otro, etc. Básicamente formamos una familia, somos lo que se dice una piña.

¿Cuántos trabajadores hay?
— Ahora tenemos 92. Hemos pasado de los 20 que tenía el Mar y Playa II a los 92 de ahora. El cambio del tres estrellas de antes a lo que tenemos ahora es muy grande y por eso ha motivado muchos cambios significativos. Además, formar personal hoy en día es tan difícil como encontrar personal cualificado para los diferentes puestos.

De cara a la próxima temporada, ¿tienen pensado hacer algún cambio?
— Bueno, siempre se hacen cambios y se introducen mejoras. A nosotros nos gusta escuchar a nuestros clientes que, al fin y al cabo, son los que están en nuestras instalaciones. La idea es, si no es este año el que viene, hacer un spa con gimnasio ya que nos lo han demandado bastante. Esto sería ya la guinda del pastel.

Respecto a la reforma del paseo marítimo, ¿qué opina cómo empresario?
— Tuvimos una reunión hace más o menos dos semanas y nos confirmaron que casi 100% el día 15 de octubre se empezaría con las obras. Los hoteles de la zona están bastante preocupados; si se inician en octubre falta casi un mes para acabar la temporada siendo la zona de la isla que más plazas turísticas tiene en esas fechas abiertas en la ciudad. Aún así, creo que irán ‘a saco’ porque se trata de una obra de gran magnitud y querrán acabarla para principios de la temporada que viene.

Hablan de seis meses...
— La obra es compleja. No solo hay que cambiar lo que se ve, también el tema de pluviales, fecales, iluminación y servicios. Por ello, consideramos que lo ideal sería empezar a partir del mes de noviembre, pero en la vida lo ideal no existe. Es lo que hay y cada uno se adapta. Yo entiendo que el Ayuntamiento tiene unas prisas por acabar de cara al año que viene y poder comenzar la temporada con ello terminado, pero sabemos que la zona de ses Figueretes alberga cada año un evento deportivo muy importante, que es el Triatlón que trae a más de 1.500 personas, y la reforma va a suponer molestias. Entonces, se puede decir que para los hoteles de la zona no ha sido una buena noticia, pero la aceptamos porque sabemos que a la larga nos va a beneficiar y es lo que llevamos pidiendo desde hace mucho tiempo. La realidad es que este paseo es único; se puede decir que el paseo de La Manga es buen paseo, pero que albergue los servicios que alberga este, pocos. Debería ser la joya de la Corona de Vila para que la gente pueda disfrutar no solo de los servicios que ofrecemos, sino también de la ubicación en la que estamos.

Para acabar, ¿qué le diría a la gente que quiere emprender y no se atreve a dar el paso?
— Les diría que toda inversión implica un riesgo y todo riesgo implica una tensión. Aún así, puedo decir que es súper gratificante y muy ambicioso porque te obliga a ponerte a prueba y eso a mí, personalmente, me gusta porque la vida solo pasa una vez.