Imagen de Nacho García en las instalaciones.

Nacho García, profesor de Primaria del Colegio Venda d’Arabí de Santa Eulària, acaba de regresar de Perú tras participar activamente durante un mes en el proyecto social Corazón de los Apus en la zona de Collana, un pueblo del Departamento de Cusco de este país andino. Una experiencia que le ha cambiado la vida y que pretende compartir cuando empiece el curso con sus alumnos ibicencos «para que aprendan lo que es la solidaridad y que hay otros lugares del mundo donde hay niños que son felices sin apenas tener nada».

García explicó a Periódico de Ibiza y Formentera que la posibilidad de viajar a Perú le surgió gracias a un amigo. «Desde que estudié la carrera para ser maestro infantil siempre había querido ser voluntario y ayudar a otras personas de otros países, y por eso cuando un amigo que es sanitario me habló de la posibilidad de viajar hasta allí no me lo pensé ni un solo segundo».

Sin embargo, cuando llegó a Collana se encontró con una sorpresa. «Agradable» pero sorpresa. «Al ver mi curriculum y las ganas que tenía de ayudar me asignaron dos proyectos, uno en un colegio tradicional de 08.00 a 13.30 horas de la mañana, y otro en una iniciativa social que dos tardes por semana intenta ayudar a aquellos que no tienen nada aportándoles comidas y juegos para hacerles más felices».

En el primero de ellos dió clase a niños de lo que allí equivale a Primaria, entre 6 y 7 años. Allí, García se encontró con el handicap del atraso educativo que arrastraban sus pequeños alumnos con respecto a lo que estaba acostumbrado en Santa Eulària. «En Perú es todo muy diferente, es como si tuvieran los proyectos educativos de la época de Franco, y por eso tuve que cambiar el chip y empezar casi desde cero con proyectos que aquí corresponderían a otros cursos de niños más pequeños».

A pesar de este retraso educativo, el profesor se quedó «gratamente sorprendido» con otro tipo de avance, en este caso el del respeto hacia la figura del docente. «En Collana todos los niños nos dicen ‘señor profesor’, nos piden perdón si consideran que han cometido un error y piden permiso con un ‘por favor’ para cualquier cosa que hacen».

El segundo de los proyectos fue completamente diferente. Según Nacho García tenía lugar de 15.00 a 20.00 horas y allí la experiencia fue muy dura, «sobre todo las dos primeras semanas». «Cuando entré la primera tarde me impactó como aquellos niños de entre 2 y 14 años se lavan los dientes en una alcantarilla, juegan en un árbol con una tela o cómo convierten una piedra en su mejor juguete, pero enseguida con sus sonrisas y su felicidad con las cosas más pequeñas me ganaron para siempre», confirma el profesor de Sant Eulària.

«Me ha enriquecido aún mucho más»

Por todo ello, Nacho García asegura que el mes que ha pasado en Perú le ha enriquecido como persona. Se confiesa una persona «anti materialista», pero a partir de este viaje lo será mucho más. «No suelo vivir con mucho pero tras mi viaje a Perú me he dado cuenta que se puede ser feliz con mucho menos que todo lo que tenemos aquí, como por ejemplo, unos erizos construidos con harina y macarrones o unas pinturas que les permitan dejar sus manos en unas cartulinas».

Además, el profesor de Santa Eulària recaudó algo de dinero entre los padres de sus alumnos en el Venda d’Arabí para, junto al que llevó él mismo, invertirlo en mejorar las instalaciones de la escuela. Gracias a ello, desde el pasado mes este colegio de Collana cuentan con mejores baños y una cocina nueva.

Ahora, dentro de unos días todo esto lo verán sus pequeños alumnos y todos los que quieran cuando empiece el colegio. «Me parece una magnífica idea que los niños de Ibiza comprendan que son unos afortunados en comparación con otros niños de otros países porque al final mi clase de Los delfines son el futuro y la buena o mala marcha del planeta está en sus manos».