La psiquiatra Magdalena Valverde atiende los miércoles por la tarde a los pacientes con TEA en Can Misses.

La consulta del Trastorno del Espectro Autista (TEA) para adultos del Área de Salud ha ampliado su atención para atender toda la demanda de este recurso que cumple dos años de su puesta en funcionamiento.

El número de pacientes en tratamiento son 65, de lo que 13 son pacientes nuevos de este año que se han derivado a la consulta de adultos. De estos 13, nueve han sido diagnosticados con TEA. Así, estos nueve nuevos casos se suman a los 56 que había en el inicio del tratamiento con lo que hacen el total de 65 pacientes atendidos. La psiquiatra Magdalena Valverde, que está a cargo de la consulta de TEA que compagina con su trabajo con la consulta de desarrollo de la unidad de salud mental infantil y juvenil y de la consulta TEA, explicó que ha habido un aumento de la frecuencia, ya que empezó con un miércoles quincenal, dos días al mes, y ahora es cada semana, de dos a cuatro, que atribuyó a «la demanda, en junio se amplió la consulta porque el volumen de pacientes exigía un seguimiento mucho más continuado».

Valverde explicó que el aumento se detecta cuando hay un seguimiento. «Desde que empezamos hasta ahora he visto por parte de los compañeros, la mayoría de Psiquiatría tanto de la Unidad de Salud Mental como de la planta de hospitalización, que hay derivaciones y eso me parece muy positivo, pero también hay alguna derivación de Primaria que están hechas a petición del propio paciente, bien porque tienen un familiar diagnosticado, un hijo, o se han informado y piden la derivación porque piensan que tienen un TEA; eso es muy positivo, que haya esta visibilización y concienciación por parte de los compañeros».

La consulta, que se encuentra en el hospital Can Misses, es de evaluación e intervención. Este recurso atiende tanto las nuevas derivaciones que se pueden hacer desde cualquier servicio cuando se sospecha que puedan tener TEA y se derivan para evaluación, así como el seguimiento de personas ya diagnosticadas y son mayores de edad que se pasan a esta consulta específica para seguir con su atención.

Un software diferente
Hay que distinguir el TEA de la enfermedad mental en el que el paciente presenta unos síntomas. «El TEA es un software. Nuestro cerebro tiene una forma de funcionar, viene genéticamente determinado para entender y procesar las cosas. Nos ayuda a entender el mundo en el que nos movemos y a relacionarnos en el que estamos en el 97% de las personas», explica Valverde. Sin embargo, añade que «hay un tres por ciento de personas que tienen una programación diferente, otra forma de percibir, procesar, aprender y de forma diferente porque su funcionamiento mental está programado de una manera distinta, esto es un TEA».

Las personas con TEA son mas vulnerables y tienen más prevalencia de cormobilidad psiquiátrica, es decir, de patología asociada psiquiatra como ansiedad o trastornos depresivos, obsesivos. «Atiendo a pacientes de la unidad de salud mental con patología psiquiátrica, ansiedad o depresión, que tienen unas características y al hacer su historia clínica se ve que son pacientes que desde siempre presentan peculiaridades en su desarrollo madurativo», precisa.

Para los especialistas es muy importante conocer cómo era su infancia y su conducta. «Son personas que desde siempre, al hacer su historia evolutiva, han tenido dificultades en las relaciones sociales, en las habilidades comunicativas, en la conducta, en el procesamiento sensorial, le molestaba los ruidos, cierta ropa, manias, conductas repetitivas; eso se mantiene y luego aparecen los síntomas más determinados de la patología psiquiátrica». La responsable de la consulta destaca que «hay que prestar atención al desarrollo madurativo de cómo ha sido de esa persona a lo largo de su vida».

El tratamiento se realiza dependiendo del paciente. En las consultas de evaluación hay que pasar una serie de pruebas estandarizadas diagnósticas. En cuanto a las consultas de intervención se dividen en dos tipos, dependiendo si se trata de pacientes diagnosticados de TEA pero sin sintomatología psiquiátrica asociada y aquellos con patología asociada grave, que ya tienen síntomas, con los que se trabaja con tratamiento farmacológico y psicoterapéutico.

Aún queda mucho por investigar y trabajar sobre el TEA, como reconoce la doctora Valverde. «Las estrategias terapéuticas para adultos no son muy especificas y se trabaja con las que se realiza con los adolescentes, porque tampoco ha habido muchas investigaciones», apunta.

Los profesionales trabajan desde la perspectiva conductual, el manejo de mejora de habilidades sociales y cognitivas, resolución de conflictos, mejora de habilidades de autonomía e independencia para hacer frente a este trastorno aún muy desconocido.