Los niños del colegio de Santa Gertrudis viajaron durante unas horas al pasado con las actividades que se organizaron en los alrededores del colegio, la plaza o el antiguo campo de fútbol. | Marcelo Sastre

El colegio público de Santa Gertrudis celebró ayer una jornada festiva para todos su alumnos incluida dentro del programa de fiestas de la localidad. Sin embargo, no fue una jornada más. Más bien supuso un viaje al pasado, a esos tiempos en los que para divertirse no era necesario una consola, un teléfono móvil, un ordenador o una tablet. Aquellos tiempos que parece que están muy lejanos pero que, sin embargo, los que tenemos cerca de cuarenta años los hemos vivido en primera persona.

Por ello, muchos de los que ayer pasaron por la calle que lleva al colegio, la plaza de la localidad junto a la iglesia o el antiguo campo de fútbol de tierra, sintieron una punzada de nostalgia viendo lo que allí se había preparado. Y es que los pequeños jugaron a las chapas en el suelo, hicieron carreras de sacos y de cañas, jugaron a los bolos y al pañuelo, tiraron amb bassetja, brullaron el corn y saltaron a la comba y a la rayuela. Y todo con una gran sonrisa demostrando que se puede ser feliz con muy poco.

Además, en las instalaciones del colegio también hubo actividades relacionadas con las tradiciones. En este caso se organizó una muestra de artesanía en la que estudiantes de Infantil y Primaria, desde los 3 a los 12 años, aprendieron a realizar pequeñas pulseras de esparto, espardenyes y hasta los trajes tradicionales pageses. Incluso la jornada se completó con una demostración de rondallas para estos mismos ciclos que llevaron a cabo Maite y Ángels y con una exhibición de ball pagès en la que participaron padres y alumnos.

Según explicó ayer a Periódico de Ibiza y Formentera la secretaria del colegio público de Santa Gertrudis, Laura Funes, con la jornada que se llevó a cabo se ha vuelto a recuperar la tradición tras varios años en los que no se había realizado. La intención es «que nuestros estudiantes conozcan de primera mano las tradiciones y los juegos con los que disfrutaban sus padres y abuelos y que se den cuenta que se puede ser feliz con otro tipo de motivaciones». Y viendo la cara de los pequeños se cumplió el objetivo con creces. Ayer hubo más de 400 alumnos de Infantil y Primaria que no dejaron de reír con juegos de toda la vida.