Xisco Sobrado, Marià Marí y Juan Calvo en rueda de prensa. | Marcelo Sastre

El estudio elaborado por el grupo ecologista GEN-GOB junto con la Alianza por la Gestión Sostenible del Agua alerta del grave problema que hay en las Pitiusas respecto al agua depurada. Según los datos que se presentaron ayer en rueda de prensa, el 40% del total de las aguas depuradas de Ibiza y Formentera que se vierten al mar están «contaminadas».

El estudio muestra que, cada año, se vierten al mar un promedio de 5,5 millones de m3 de agua mal depurada; una situación que, según explicó Juan Calvo, coordinador de la Alianza, lleva produciéndose más de cuatro años.

Los datos analizados por el GEN -de 2013 a 2016- respecto a las 11 depuradoras que hay en la isla gestionadas por Abaqua señalan que las infraestructuras de Eivissa y Can Bossa son las que mayor deficiencias presentan. De hecho, 22 de los 55 millones de m3 vertidos en este periodo pertenecen a la depuradora de Vila.

En este sentido, Calvo indicó que la baliza está obsoleta y la solución estaría en la futura planta de sa Coma. «La depuradora de sa Coma, que se programó hace 10 años, nos preocupa porque está en una cota muy elevada y requiere de unas conducciones que, todavía, no se están construyendo. Si se queda la planta como está no funcionará; ya tenemos el precedente de la de Santa Eulària que estuvo cuatro años parada sin funcionar», matizó.

A juicio del coordinador de la Alianza por la Gestión Sostenible del Agua, con la nueva depuradora se resolverán los problemas actuales, pero «lo importante es que las obras se pongan en marcha se finalicen correctamente».

En cuanto a la depuradora de Can Bossa, Xisco Sobrado, técnico del área marina del GEN, subrayó que el caudal que recibió la depuradora durante los cuatro años analizados estaba, «casi siempre», por debajo de su capacidad de tratamiento, excepto durante la época estival. «Está diseñada para tratar 179.500 m3 , pero ha alcanzado 185.000 en verano».

Asimismo, recordó los «numerosos» vertidos de aguas fecales que ha habido este año en diferentes partes de la isla. En concreto, Sobrado precisó que los análisis de agua llevados a cabo por la Alianza respecto al emisario de Platja d’en Bossa, el 22 de agosto y el 21 de septiembre, confirman que «se vierten aguas contaminadas al medio marino con valores por encima de los permitidos por la normativa vigente».

Además, insistió en que, en la última inspección, se confirmó la elevada carga de aguas fecales vertidas al mar con la presencia de bacterias fecales «casi 10 veces por encima del límite establecido por el Decreto 49/2003 de zonas sensibles de Balears».

Escasa reutilización

El estudio también destaca que, aunque el 60 % de las aguas residuales están sometidas a un tratamiento terciario -que elimina la presencia de virus y gérmenes- solo el 7 % se reutiliza y el resto se vierte al mar. «Las aguas depuradas hay que aprovecharlas porque son un recurso muy valioso en una isla en la que hay escasez. Desalamos y la tiramos al mar cuando tienen un coste muy elevado; lo lógico es reutilizarla», sostuvo Calvo.

Sin embargo, el estudio desprende que la reutilización de las aguas residuales nunca será posible si las depuradoras no se adaptan a las necesidades de la población que tienen que atender y se mejoran sus niveles de depuración. Y es que los datos son claros: entre los años 2001 y 2016 el número de turistas se ha duplicado, alcanzando los 3,94 millones y, concretamente en agosto de 2016, la isla tuvo una población ‘flotante’ de 374.151 personas, un 162 % superior a la población residente (142.065 personas).

«Con estas cifras no es de extrañar que muchas infraestructuras, como las EDAR, se vean colapsadas y no estén preparadas para atender el incremento del volumen de aguas residuales en los meses de verano», se desprende del estudio. Como consecuencia, se deterioran las praderas de posidonia y de la fauna asociada, como ha pasado en la zona de la depuradora de Santa Eulària en la que se ven «praderas desgastadas», destacó Marià Marí, representante del GEN.

Propuestas de mejora

En el estudio solo se han analizado las 11 depuradoras gestionadas por Abaqua, pero hay muchas otras de ámbito privado sobre las que no hay información actualizada de cuántos vertidos se hacen al mar de manera no controlada.

Por todo ello, desde la organización ecologista proponen realizar las inversiones necesarias para adaptar la capacidad de depuración de las infraestructuras a la población, priorizar la reutilización del agua depurada para uso agrícola, evaluar el estado de los emisarios para reparar las posibles pérdidas y separar las pluviales en las redes de saneamiento.